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"No siempre me compraron con mis polluelos"

31 de Octubre de 2005 | 11:51 |
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Vestido con una llamativa camisa color calipso y pantalones azules, Góngora es un hombre muy cálido, que se va soltando de a poco, pese a que no le gustan las entrevistas. Sin embargo, al tocar el plano personal, se pone un poco nervioso. No le gusta ser personaje, sólo hablar de su trabajo.

-¿Fecha de nacimiento?
"Guaauuuu, mira ahí están mis hijos (muestra las fotos de dos veinteañeros y de su nieta) y calcula".

No hay más que hablar, la edad es un tema que no le acomoda, definitivamente. Pero se ríe a carcajadas al sentirse pillado en su vanidad.

Su pareja es hace varios años ya, la actriz Paulina Urrutia, la "Pauli", como la llama cariñosamente y por quien, se nota, siente una profunda admiración.

El tema de la "nueva mujer" le encanta y explica por qué: "Empecé hace rato, cuando mis hijos tenían, 8 años, Cristóbal y 10, la Javiera… y yo figuraba de soltero en una rica casita chica de ladrillo Castillo Velasco, se fueron a vivir conmigo y para mí esa fue una decisión súper importante. No fue producto de una pugna, sino acordada.
"Figuraba de soltero y refrigerador vacío y puaaahhhh se fueron a vivir conmigo, tenía una señora que me iba a ayudar, tuve que cambiar toda mi rutina, no hubo reunión de apoderado que yo me perdiera, ni visita al médico, ayudé en las tareas, poner el hombro para las penas de amor y allí descubrí, al calor de las circunstancias, mi lado femenino".

-¿Te costó mucho?
"Tenía súper claro que uno no se convierte en mamá, que a lo que más podía aspirar era a convertirme en un papá que abría su femenino… y lo hice, con la ayuda de mis hijos, con las cosas que iban ocurriendo. Uno tiene que abrirse a las zonas que habitualmente a los hombres, el machismo, nos tienen vedadas, que son las capacidades de acoger, de escuchar, de darse tiempo, de estar, de conectarse con las propias emociones, para tener un diálogo emocional con los hijos".

-¿Cuál fue tu método para lograrlo?
"Si uno piensa que los hijos son producto de las instrucciones u órdenes que uno les da…NADA; creo que cuando existe una conexión real con ellos. Eso lo aprendí caminando, es porque hay una comunicación emocional, un respeto, porque no hay censura. "Si uno se deja caer con el autoritarismo, puede que, aparentemente, funciones bien, pero generas que muchas cosas empiezan a pasar en la clandestinidad y tú no sabís. Para mí, el objetivo primordial en todos los diálogos, desde los más fáciles a los más complicados es aquí no se puede perder el punto de confianza; uno, porque yo quedo fuera de la cancha y, dos, los dejo huérfanos de padre.
"También eso desarrolló mi capacidad de acoger, escuché muchas cosa que no me gustaron, pero que ahí estaban".

-¡Súper papá!
(Se sonríe) "Nooo, no me quiero pintar del súper papá ni mucho menos, tengo una cantidad de defectos, que para qué te hago el listado.

Asegura que le encanta que las generaciones de hombres más jóvenes se estén atreviendo a desarrollar su lado femenino y que las mujeres se integren a la sociedad en todos los ámbitos, porque eso da una nueva mirada. "Que ahora esto esté ocurriendo en el país me parece top", dice.

-¿No te trajo problemas este lado femenino tan desarrollado?
"Sí, por el lado femenino fui discriminado, porque escuchaba por ahí el Góngora es un tipo que está apechugando, que vive con sus hijos, y todas las chicas, guaaauuu, quiero conocerlo, pero después cuando establecí algunas relaciones de pareja, no siempre me compraron con mis polluelos. Y yo, obviamente, me quedé con ellos, o me compraban enterito o no me compraban.
"Ellos con la Pauli se entienden la raja, tienen una súper buena relación".

Es fanático del fútbol – se declara colocolino de corazón- y estar cerca del mar, porque lo calma y "me pone en un estado más lúcido, más tranquilo". También lee harto, porque, entre otras cosas, le cuesta mucho quedarse dormido. Por supuesto va al cine con frecuencia y ve muchas películas en DVD.

-¿Cuál es la película que, lejos, más te ha gustado?
"Tendría que elegir varias, como 'Roma', de Fellini, por esa cosa voluptuosa; me encanta 'Gritos y susurros', de Bergman, porque es una película que me angustió profundamente; '2001' (La odisea del espacio) de Kubrick, porque ese monolito sigue siendo un enigma y nos sigue hablando y nadie lo entiende hasta hoy. Me gusta Tarantino; Scorsese, 'Los buenos muchachos' es notable; Leone en 'Érase una vez América'; tengo hartas".

-¿Te consideras guapo?
"No. Me considero atractivo y eso tiene que ver con la capacidad de escuchar, de establecer relaciones, de tener, también, un lado juguetón, un lado regalón, un lado masculino súper bien desarrollado, pero no machistoide.- A mí me gustan las personas que tienen distintas facetas, ¿cachai', tanto hombres como mujeres y siento que yo las tengo también, pero nunca he ido por la vida jugando al guapo, porque es una cuestión prestada (se ríe a carcajadas) que se diluye en el tiempo así (chasquea los dedos). Apostar al guapo es la peor apuesta que uno puede hacer".

-¿Vicio privado?
"Ehhh… (piensa mucho rato). Observar gente, una cosa media voyerista, quizás todos tenemos ese lado, pero yo lo ejerzo más. Me encanta observar gente que no sabe que la estoy observando. Pero no necesito observarla por el hueco de una cerradura haciendo el amor ni nada. ¿Sabís qué disfruto? Semáforo largo, empezar a mirar a la gente; habitualmente voy escuchando música, entonces empezar a relacionar el rostro de una persona, la manera de caminar, los gestos, con la música que estoy escuchando, se me ocurre una secuencia de película maravillosa. En el auto soy súper sapo.
"El taco… o sea, me da lo mismo lo largo…observar a la señora con bolsas o al que está esperando la micro (baja la voz y la arrastra y sigue, imparable).
"Hay una imagen que siempre me ha provocado una profunda tristeza, que es ver, un día domingo, a una mujer con su hijo pequeño caminando sola, siempre pienso que ahí hay un hueón que se arrancó, un padre que no está, un marido ausente. Te juro… me produce una tristeza enorme. Quizás es porque yo me veo, porque mis padres se separaron cuando tenía 6 años. Mi madre fue una guerrera, hasta el día de hoy.
"Miro ene, ene en la calle".

-Siempre la mirada detrás de la cámara.
"Sí, pero me gustan las escenas cotidianas, no un par de tipos agarrándose a combos, porque eso me complica.
Ver a dos jóvenes en un lugar, que no se conocen y están pinchando, me fascina. Mira tengo la historia de una pareja que hace dos años vi en el Normandie y que era, evidentemente la primera salida, los he seguido en el tiempo, cómo ha cambiado la gestualidad. Los he visto como siete veces, la última, en el estreno de 'Play' y, ellos llevan dos años, y es otro el comportamiento; se toman de las manos sin mirarse. Los vi desde el principio; soy testigo de su relación. El día que se separen, me va a quedar la cagá".
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