EMOLTV

Un hippie sin remedio

21 de Febrero de 2006 | 09:42 |
imagen
Su aire despreocupado y juvenil sigue siendo el mismo de siempre. De divo no tiene nada, es más, programa la entrevista para una hora después de llamarlo. Se va de viaje a Arica, porque está de cabeza en la campaña a la presidencia de su hermano Sebastián, así que la cita es en el aeropuerto.

Llega algo atrasado, pero sonriente, de la mano de su mujer, María Belén Hidalgo y un montón de maletas. La gente lo quiere y se le acerca, Miguel saluda a todo el mundo, se pone para las fotos, toma niños en brazos. Le gusta, y se le nota, que lo reconozcan.

Conversa sin apuros, siempre riéndose, sin esquivar pregunta. A ratos se acerca Belén y contesta por él o lo ayuda a recordar ciertos momentos. Se miran, se toman de las manos, hay mucha complicidad entre ellos. Atrás quedaron los días en que nadie creía que "el negro Piñera" fuera a casarse alguna vez.

Es el penúltimo de los seis Piñera Echenique, el menor de los hombres. Antes de él, Guadalupe, José, Sebastián y Pablo; después, Magdalena. Su primer colegio fue el Verbo Divino, luego vinieron siete más, debido a que su padre fue embajador en varios países durante el gobierno de Eduardo Frei padre.

-¿Por qué tan diferente a tus hermanos?
"Tuve una vida muy diferente a la de ellos. Me fui de Chile a los 10 años; ellos tuvieron que quedarse a terminar la universidad. Mi hermana chica y yo nos fuimos a Bélgica, después a Nueva York. Mi papá fue embajador allá y también en Naciones Unidas. Por eso salí un poquito cambiado (se ríe)".

-¿Cuándo empezó el cambio?
"A los 10 años me dijeron Negro te vamos a tener que cambiar tus amigos y todo, porque nos vamos a Bélgica, y tuve que aprender francés, integrarme en el colegio en Bruselas… después a otro, pasé en mi vida como por muchos colegios, porque era un chico bastante revoltoso y desordenado. Dos en Europa, tres en Estados Unidos y tres más en Chile. Era muy inquieto…

-¿Era?
(Se ríe a carcajadas) No, no, ahora estoy tranquilito... Bueno, es que me tocó vivir una vida diferente, en Europa de los '60, con toda la rebeldía de los hippies, los Beatles, los Rolling Stone y después, en Nueva York, me tocó vivir todo lo que fue Woodstock, estuve el año 69 ahí".

Sigue imparable, relatando sus experiencias de la época: Greenwich Village, al que era asiduo a los 16 años y que se consideraba "un antro hippie", la música de Bob Dylan, el Nueva York de los '70, y el darse cuenta que su pasión era la música; "mi amor", como él dice.

-Pero ¿no has dejado un poco de lado la música?
"No, yo canto todas las noches en algún lugar. Jueves, viernes y sábado recorro Chile, hago mucho recital; estoy tocando con los músicos de Charlie García, y tengo un nuevo disco".

-En homenaje al "Gato" Alquinta.
"Sí. Lo grabé con Los Jaivas, con Cecilia Echenique, Keko Yunge, Isabel Parra (la hija de la Violeta), GIT, Willy Iturri, Miguelo, Wildo y con muchos artistas.
"Es un homenaje al 'Gato', pero también hay canciones de Violeta, de Julio Zegers, algunas mías… Sigo cantando todos los días, excepto el domingo que es mi único día de descanso".

-¿Y en tus pubs?
"También he cantado en todos mis boliches, pero en este momento estoy en receso con mis negocios, dedicado a la campaña de mi hermano".

Cuenta que empezó a cantar en los coros de los colegios en Bruselas y Nueva York: "Era otra época, cantaba en las iglesias, como los niños de las películas, jajaja".

-¿Y ahora, entras a la iglesia?
"Igual, soy muy creyente, pero rezo directamente con el jefe, no quiero intermediarios y, si los necesito, recurro a mi tío, monseñor obispo Bernardino".

-¿Qué dijo la familia cuando decidiste ser cantante?
"Al principio, mi mamá me dijo que tenía que seguir los pasos de mis hermanos – los tres economistas, todos notas siete y master en Harvard-.
"Ellos se peleaban mucho por las notas, siempre sobre 6,7 y yo… ¡cuatrito pelado!, pero gracias a Dios tuve el don de la voz, un regalo".

Agrega que "cuando me arranqué a Woodstock, mis viejos se espantaron un poco. Estuve tres días con dos compañeros de curso y ahí ya le dije papá, sabís que lo mío es la música… ¡y me regalaron una guitarra!"

Empezó a tocar a los clásicos de la época, Bob Dylan, Joan Báez, Rolling Stone, Cat Stevens, James Taylor y, llegando a Chile, en 1970, formó el grupo Llaima. En 1974 se fue del país, porque "como había toque de queda, no podía tocar en ninguna parte. Es lo más fatal que me ha pasado en mi vida".

Se fue con un grupo de amigos a recorrer Latinoamérica cantando y tocando como músicos callejeros. Luego, volvió a Chile, empezó su carrera como músico, puso sus pubs, siempre con algún amigo. A principios de los ochenta sonó fuertemente su canción más conocida; ésa que dice era la luna llena , que lo hace popular hasta hoy. Hace poco participó en "Rojo Vip"; después de ser eliminado, se unió al comando de su hermano.

Se reconoce inmaduro, pero feliz: "Mi público son los pendejos, me ven como un viejo choro. Siempre he tenido mujeres buenamozas, ahora tengo una mujer espectacular", explica.

-¿Qué hizo la diferencia para que te casaras con Belén?
"Ya tengo 51 y en Venecia, el año antepasado, nos sentamos a mirar el paisaje, a tomarnos unas copitas de tinto y me bajó la pasión y el amor y le pedí matrimonio".

-No te arrepientes, supongo.
"Obvio que sí (carcajada)… Nooo, noo, le pedí matrimonio a mi niña y ya llevamos tres años viviendo juntos".

-Pero con la Carlita (Ochoa) también viviste muchos años y no le pediste matrimonio.
"No, no, jamás y jamás vivimos juntos tampoco. Ella vivía en su casa y yo en la mía, viajábamos juntos".

-¿Etapa superada?
"Eso es pasado e historia. Pasado y pisado".

-¿No te deja un sabor amargo?
Se pone serio, por primera vez en la entrevista. "En lo absoluto, totalmente superado. En un momento fue difícil, pero lo tengo superado; apareció la Belén y me cambió la vida. Encontré una mujer inteligente, buena compañera, simpática, leal… (se ríe) ¡Una super woman!
"Apenas salí de esa relación me metí en ésta. No tuve mucho tiempo, por ahí se puede haber enojado mi tía y, no sé, sacó… bueno, no quiero comentar eso, no vale ni la pena. Le deseo lo mejor, yo estoy feliz y ojalá que se case con el Pato Laguna y se dedique a buscar su felicidad, como la encontré yo.
"Francamente… ya no es tema, es historia".

"El escenario para mí es un vicio"

"Soy bien llorón"

EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?