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“Tengo todas mis melodías dentro de mí”

01 de Marzo de 2006 | 13:44 |
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Como folklorista Margot interpreta, baila, escribe, investiga, aprende y enseña. El campo lo lleva dentro y lo deja en cada escenario y en cada palabra. Su entonación es rural, a veces habla despacito como si no quisiera romper el silencio de la madrugada en que una mujer se levanta a amasar pan; en otros momentos, levanta la voz como si estuviera en medio de un potrero.

Sin embargo, ella no se ha pasado la vida entre gallinas y chanchos. Su estudio lo llevó a las aulas universitarias, desde donde el conocimiento volvió a salir porque creó los primeros conjuntos folklóricos del país.

-¿Cómo llegó a estudiar metódicamente el folklore?
“Creo que cuando llegué a la universidad, para poder enseñar, empecé a pensar en lo que vi, lo que oí y lo que estaba viviendo. Iba yo enseñando y a la vez aprendiendo de mis discípulos. Entonces primero era la emoción, porque soy una empírica. En el canto y en todo esto, soy primero campesina. De la tierra traigo yo la fuerza, del paisaje, de los árboles. Estoy llena de paisajes por dentro, llena de rostros campesinos”.

-¿Pensó en componer?
“Sí, tengo algunas cositas, pero no me considero compositora. Pero hay algunas cosas que se cantan, incluso como tradicionales, y son mías. No se sabe, yo me quedo calladita”.

- ¿Muy autocrítica con lo que hace?
“Yo ¡buh! me mato. Nunca quedo conforme, me reto todo el tiempo. No quedo conforme. Idiota, pudiste hacerlo mejor,digo”.

-¿Qué significan los premios para usted?
“No me importan mucho, fíjese. Me dan tanto susto, porque digo que me iré a morir luego que me dan tantos premios. Yo no lo hago por eso, ni por los reconocimientos; sino porque es vida para mí, es una necesidad capital”.

-¿Le costó entrar al inexplorado campo del folklore?
“Todo lo contrario, eso fue mejor porque ahora hay mucha gente. Está lleno de problemas: hay más profesores que alumnos, todos escriben libros cada semana ¡Por favor! Yo llevo este libro cinco años y la tonada la llevo en mí sesenta”.

- Entonces falta rigor.
“Rigor, profundidad, estudios, respeto, conocimiento, modestia. Lentitud para hacer las cosas, porque una persona que cante una tonada y baile una cueca no es un folklorista. Un folklorista se hace en años”.

-¿La han discriminado por la edad?
“Hasta hoy no, gracias a Dios. Habrá algunos que dirán hasta cuándo esta vieja porque les puede molestar, pero la mayoría de los chilenos quiere que yo siga en la ruta, que no muera”.

-¿Le asusta el momento de la muerte?
“Sí, así es. Pero amanezco cantando. Yo sueño cantando. Tengo todas mis melodías dentro de mí y las siento en cada momento. Todo va dentro, junto con los paisajes, todo eso está en mí”.

- Realmente va a llegar a la tumba cantando.
“Sí, así va a ser. Y enojada, porque no me quiero morir”.

-¿Por qué no?
“Porque me gusta la vida, porque he tomado de ella lo mejor, todo lo bello que tiene, todo lo lindo: las personas que nos ayudan y que nos quieren, hogares a través de todo el país, lo que me ha dado el público de Chile, mis maestros y mis alumnos.
“Debo ser muy materialista porque quiero esta carne que nos hace sufrir, pero que me hace tomar mi guitarra, tener una voz, mirar a mi marido, verlo ahí sentadito precioso, también acostado (se ríe a carcajadas)”.

A pesar de su confesado interés por la vida y lo corpóreo, hace un tiempo Margot comenzó a cuestionarse sobre lo trascendente. “El espíritu para mi nace de la materia, creo que no hay espíritu sin materia. A esas alturas llego yo soñando ahora. Antes lo hacía con la cueca, el zapateo de punta y taco y ahí estaba re contenta, pero cuando comencé a ver estas cosas de la otra vida, me complicó”.

También se complicó buscando respuestas sobre la existencia de Dios. Aunque todavía sus dudas superan a las certezas, la folklorista sacó algunas conclusiones. “Para mi Dios es sobre todo energía, es intangible, eso es. Y en este momento estoy muy preocupada por él”.

- ¿Por qué?
“Porque la tierra va a estallar. ¿Usted ve lo que está pasando en la tierra? Es para pensar. Estamos en el aire y dentro hay puro fuego. En este momento hay calores salvajes, un día nos vamos a quemar por abajo y el sol por arriba. Así la tierra va a terminar, indudablemente que va a acabar. Entonces, para qué me voy a preocupar de la otra vida, si vamos a cagar toditos”.

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