Mujeres: ¿Por qué estamos siempre comparándonos con los hombres, sintiéndonos discriminadas por sueldos o por cargos y buscando competir con las variables masculinas que han hecho que los hombres estén a la delantera?
Creo que ha llegado el momento de cambiar el switch y buscar nuestras ventajas comparativas antes que iniciar una competencia desenfrenada.
Es conocido que las mujeres tenemos dos atributos importantes: la capacidad para pensar y hacer varias cosas a la vez y la de profundizar en los detalles.
Estas cualidades pueden aportar diferenciación e incluso superioridad en el mundo laboral.
Hoy los cargos demandan una fuerte capacidad para manejar e integrar temas en forma paralela. Por ejemplo: Si se trabaja en el mundo comercial del retail, los ejecutivos deben pensar simultáneamente en la negociación con los proveedores en China, en cómo adecuar los productos al gusto local, evaluar los diseños que se compran en Nueva York o Milán, desarrollar el lanzamiento de determinada marca y decidir el destino de los saldos de temporada, entre otros temas.
En concreto, nos encontramos con que paralelamente se desarrollan muchas situaciones que requieren estar pensando en distintos planos y donde las mujeres sobresalen.
No pretendo insinuar que los hombres sean deficientes en este ámbito, solamente quiero destacar que para las mujeres esta característica es más bien innata y, por lo tanto, le resulta más fácil y menos estresante desarrollarla con excelencia.
Por otra parte, el profundizar en el detalle, aspecto tan propio de las mujeres, es absolutamente afín con los tiempos actuales. Como las estructuras son más horizontales, los ejecutivos están más cercanos a los procesos y, por lo tanto, para medir directamente cómo están desempeñándose sus subordinados, deben ser capaces de entender en detalle las variables relevantes y estratégicas de la gestión de cada uno de los que trabajan con ellos.
En mi trayectoria como headhunter me he dado cuenta que a pesar de que la discriminación por género en Chile ha ido disminuyendo, podría descender a una curva aún menor, si efectivamente creyéramos que las cualidades propias de nuestra naturaleza son importantes y diferenciadoras, tanto en la vida laboral como en la familiar.
