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Trabajando para que las mujeres más pobres den el salto

La directora de Prodemu explica porque es tan importante generar estrategias de generación de ingresos entre mujeres de escasos recursos y asegura que el tema de la calidad del servicio público es importante para el éxito de las políticas sociales.

19 de Octubre de 2006 | 09:03 |
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Cien mil son las mujeres de escasos recursos que ayuda anualmente la Fundación para la Promoción y Desarrollo de la Mujer, Prodemu. Cien mil mujeres a las cuales la mano que se les extiende les cambia profundamente la vida y la de su familia.

Programas como “Sonrisa de mujer”, cursos de capacitación en oficios y de generación de ingresos, apoyo en la dinámica familiar y desarrollo cultural han demostrado tener gran impacto en los estratos de extrema pobreza y pobreza.

La joven orientadora Manuela Saavedra, directora ejecutiva de Prodemu, es quien vela hoy porque los proyectos de la fundación se expandan a más rincones de Chile ya que se ha demostrado que el trabajo realizado ha permitido a familias enteras dar un salto.

Concentrada este año y el próximo en crear estrategias destinadas a que esas mujeres logren generar el segundo ingreso familiar, la fundación se sumará a la campaña “Un niño, una cama” que ejecutarán también otras dos instituciones pertenecientes al área sociocultural de la Presidencia, Integra y la Fundación de la Familia.

“Vamos a colaborar en un tema que está focalizado en la infancia, pero que, sin duda, a las mujeres afecta e importa mucho”, señala.

El Prodemu, con sus 56 oficinas provinciales, llega a esas cien mil mujeres a través de las redes sociales, ya sea las juntas de vecinos u otras organizaciones sociales o laborales y aquéllas que no lo están, son introducidas en esta malla para que puedan optar a los beneficios del Estado.

“Como somos la red con más oficinas, las mujeres llegan naturalmente a ellas y nosotros las vinculamos, por eso ejecutamos programas del ‘Chile Solidario’”, dice.

-No se puede hacer generalidades, pero ¿cuáles son las cualidades de este grupo?
“Trabajamos con mujeres que viven en ciudades y en el campo y como grupo etario, el rango es de 40 a 45 años mayoritariamente.
“Tenemos tres áreas de intervención: desarrollo personal y cultura, que se vincula con mujeres mayores y que están en su casa; en participación, organizaciones y liderazgo son mujeres que ya salieron de sus casas; y en área generación de ingreso, son mujeres que ya están trabajando, donde un grupo importante son jefas de hogar”.

-¿Y cuál es su mayor vulnerabilidad?
“Primero, están en condiciones de pobreza o extrema pobreza. Su nivel de escolaridad es muy bajo; hemos avanzando en nivelación de estudios, pero hay un déficit. También desconocen la información sobre el acceso a otras redes, es decir, son mujeres que no han salido de sus casas y están muy desvinculadas. El gran aporte que hacemos es acercarles la oferta.
“En el caso de las mujeres jóvenes es diferente, porque tienen una escolaridad mayor y tienes aspiraciones. Las mayores, están en una situación de rezago”.

- En este estrato temas como paridad y discriminación no son tema en su vida. ¿Las dificultades que tienen para poder salir al mundo del trabajo son por falta de estudios, cuidado de los hijos o negativa del marido?
“La negativa del marido se da, pero también ellas mismas no se dejan. Son factores culturales presentes, pero las mujeres que están en etapa de hijos mayores, empiezan a querer salir de la casa a generarse su ingreso, porque éste no sólo es aporte complementario para la familia, si no que también les da más autonomía.
“Las mujeres que no han trabajado fuera del hogar tienen que habilitarse para hacerlo; no sólo se trata de nivelar estudios, es prepararse para tener una relación de trabajo, permanente y sostenida en el tiempo y eso cuesta. Nosotros trabajamos mucho eso, o sea, que no al primer problema familiar abandonen el trabajo y éste es uno de los factores que cuesta lograr.
“Cuesta la reacción de la pareja o marido, al principio hay resistencia, pero cuando empiezan a ver que la mujer hace un aporte, las defensas bajan”.

-¿Sólo cuando se ha logrado lo anterior en este grupo, las salas cunas empiezan a tener importancia?
“Van en paralelo. Si bien lo anterior es de un grupo etario donde los hijos están el colegio y la crianza no es tan absorbente, en el caso de las mujeres jóvenes, para que puedan capacitarse en cualquier cosa tienen que tener un programa de sala cuna para dejar a sus hijos”.

-¿Las que se capacitan, donde llegan? ¿Permanecen, se estabilizan?
“Tenemos varios programas distintos. En las zonas rurales, las mujeres generan ingreso trabajando la tierra donde viven, por lo que están en su casa y avanzan a ser microempresarias exitosamente. Las que capacitamos en oficios y en zonas urbanas, su nivel de colocación es alto y permanencia también”.
“Ahora vamos a evaluar la trayectoria, o sea, vamos a ver si tras ser capacitada en el oficio ‘a’ siguió en eso o se cambió. Sí sabemos que la que se vincula al mundo del trabajo ya no tiene vuelta atrás”.

-Ustedes se han planteado potenciar el programa de generación de ingresos. Sabemos que el segundo ingreso es muy importante en la clase media para mejorar expectativas en educación y consumo, ¿pero en los estratos bajos?
“El aporte del segundo ingreso, implica en muchos casos, la superación de la línea de la pobreza, dar ese salto y eso es absolutamente significativo. Pero también se trata un grupo grande de mujeres que son jefas de hogar y por lo tanto, no es un segundo ingreso, sino el básico.
“Este país ha avanzado mucho en temas sobre la incorporación activa de la mujer en los espacios de la sociedad y ellas piden progresivamente la generación de ingresos. En eso hemos trabajado y por eso, debemos refocalizar no sólo para que se trate de ingresos por empleos de terceros, sino que viabilizarlas en el micro emprendimiento”.

-¿Es una generación de ingresos limitado porque supongo que se trata personas que no son sujetas de crédito?
“Ojo, hay algunos que sí. Hemos trabajado en esto y hay iniciativas micro productivas que se dispararon y están en condiciones de optar a un segundo piso y en eso, la fundación no está sola, están todos los organismos de Gobierno trabajando en ese segmento.
“Para aquellas mujeres que están en condiciones de, pero que todavía no son sujetas de crédito –porque los instrumentos llegan a un nivel- debemos hacer programas que las vinculen. Son mujeres que dieron un salto, pero podrán dar uno mucho mayor, y de hecho ya están generando empleo. Tenemos otro grupo de mujeres que todavía no parte y tiene potencial y también vamos a trabajar en ese sentido.
“No todas están en las mismas condiciones. En las rurales, por la dispersión geográfica y características de entorno cultural, es difícil pensar en iniciativas exitosas de empleo por cuenta de terceros y es más viable el micro emprendimiento”.

De los diversos programas que ofrece el Prodemu, Manuela Saavedra, reconoce que los que más se demandan son los referidos a capacitación de oficios y generación de ingresos, pero en este último todavía tienen poca oferta porque es mucho más caro.

También hay mucha demanda en los programas de “Mujer y territorio” que tiene que ver con la creación de liderazgo en organizaciones de base y en eso tienen capacidad de respuesta. Entre los que se consideran en el área de desarrollo personal, como las escuelas de arte o los programas de lectura, son pedidos por mujeres pobres y de clase media que no tienen recursos para acceder a cursos y talleres de creatividad pagados.

-¿Por qué la necesidad de contar con el Prodemu y no dejar que todo esto lo haga el Sernam?
“Por varias cosas. Primero, los ministerios diseñan políticas para resolver situaciones de inequidad, están mandatados a promover esas políticas y esa es la misión del Sernam; nosotros somos una fundación que ejecutamos, no diseñamos, programas.
“Segundo, el aporte de las fundaciones que dependen de la Presidencia está en que hacemos el cable a tierra, vinculamos el diseño de la política en particular con lo que pasa en la realidad y damos ‘feedback’ para posibilitar el mejoramiento de esa política. Somos complementarios del Sernam, Economía, Mideplan, Trabajo, Vivienda. El Sernam ejecuta pilotos, nosotros no ejecutamos pilotos, sólo programas masivos”.

-¿También tienen la libertad para generar programas propios sin pasar por la burocracia estatal?
“Ése es otro plus. Tenemos mucha más flexibilidad porque somos un fundación de derecho privado, pero en esto tenemos el desafío de vincularnos mucho más con el sector privado. Hay tareas que son tareas país donde el aporte de los privados es absolutamente necesario para abordarlo. No bastan programas de gobierno, con recursos limitados; si se hacen con el sector privado se va a tener mucho mejor impacto”.

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