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El efecto de las hormonas en la piel

La piel es un órgano hormonodependiente, y como tal, su apariencia y textura tiene directa relación con la cantidad de hormonas que secreta el organismo. Se sabe, por ejemplo, que a los veinte años aumentan la grasitud del rostro, y que a medida que los estrógenos disminuyen se acelera el proceso de envejecimiento.

29 de Septiembre de 2006 | 08:44 |
Existe una serie de factores internos y externos que van determinando el deterioro de la piel. Y en este sentido, los cambios hormonales son decisivos. Se estima que la disminución de estrógenos incide en el grosor, hidratación y pigmentación de la piel, así como en la cantidad de grasa que ésta posee.

La doctora Ester Santander, dermatóloga de Clínica Orlandi, explica que los estrógenos favorecen la renovación de las células y estimulan la síntesis de colágeno y elastina. Y que cualquier caída en su nivel incide directamente en la apariencia y textura de la epidermis.

"Hay otras hormonas además de los estrógenos que también influyen. Cuando falta hormona tiroidea la piel se vuelve gruesa y, si se secreta en exceso, la epidermis se adelgaza y fragiliza. Asimismo, cuando hay estrés se liberan hormonas corticoides, que hacen que la piel pierda luminosidad".

La especialista advierte que este no es un tema exclusivo de las mujeres maduras, ya que existen hábitos como el consumo de alcohol y tabaco que alteran el nivel de estrógenos independiente de la edad.

"Estas sutancias hacen que los estrógenos se metabolicen más rápido, lo que podría tener los mismos efectos estéticos que la baja propia de la menopausia. Eso explica que una fumadora de 30 años se pueda ver hasta diez años mayor, ya que si bien produce un nivel normal de hormonas, éstas son eliminadas tan rápido que es lo mismo que si produjera menos".

Según la doctora el rol de las hormonas en el aspecto de la piel parte a temprana edad, cuando se inicia la pubertad, y no desaparece nunca. "De ahí la importancia de tomar conciencia de los cambios que provoca a cada edad, para reaccionar de la mejor manera".

20 años, aumento de la grasitud

Con la pubertad parte también el proceso de transformación de la piel propia de los niños, que es más delgada y limpia, a la de una persona adulta que, de por sí, es más gruesa. Además, las hormonas estimulan el funcionamiento de las glándulas sebáceas y se inician los problemas por el exceso de grasa en el rostro, con los consiguientes efectos de aparición de impurezas y brillos en el centro de la cara. Hay ocasiones en que el desbalance hormonal es mayor y se producen probelmas de acné.

Se recomienda: Aumentar la limpieza del rostro, a fin de eliminar el exceso de grasa. Para ello se necesita de fórmulas desengrasantes que no resequen la piel, es decir, que limpien sin agredir.

No se debe olvidar que en la mayoría de los casos la piel no es homogénea en todo el rostro, de ahí que se hable de cutis mixtos. En ese caso la recomendación es utilizar un producto desengrasante en la zona más grasa (frente, nariz y mentón), y un limpiador más suave en las mejillas, que suelen ser más delicadas y de otra forma podrían irritarse.

30 años, adelgazamiento de la piel

A esta edad empiezan a visualizarse los primeros signos de envejecimiento cutáneo. Es entonces cuando, por acción hormonal y por el natural paso del tiempo la piel comienza a perder grosor y turgencia. Además, el ritmo de la renovación celular empieza a hacerse algo más lento, lo que hace que las células deterioradas queden en la superficie por más tiempo. En esta etapa también se ven los efectos de la baja hormonal propia del período de posparto.

Mientras durante el embarazo las mujeres gozan de pieles suaves y lozanas, eso cambia drásticamente después del parto por la baja de estrógenos, que hace que la piel se vuelva seca, aparezcan manchas, los tejidos pierdan firmeza e incluso se caiga el pelo.

Se recomienda: Priorizar el uso de cosméticos que ayuden a prevenir el deterioro. Se requiere de una buena hidratación, preocuparse de limpiar la piel, sobre todo si se utiliza maquillaje, y usar filtros de protección solar. Es hora de empezar con cremas que contengan antioxidantes como la vitamina C o dosis moderadas de retinol. También se recomiendan las que potencian la renovación celular.

40 años, mayor sequedad

En la medida en que los estrógenos decaen, todos los tipos de piel se vuelven más secos. Por un lado, nos vamos haciendo menos eficientes para retener el agua, y por otro, el film hidrolipídico que recubre la piel se va deteriorando por la falta de lípidos. Si a eso se suman las agresiones externas, como los rayos UV, el daño se agrava aún más. La piel también pierde elasticidad, ya que empeora la síntesis de fibras de colágeno y elastina. No importa qué tan cuidadosa sea una mujer con su piel a esta edad, la piel pierde firmeza.

Se recomienda: Complementar la rutina con cremas con ácido retinoico en mayores concentraciones, las que se deben usar en la noche o bien en el día junto con filtro solar. Utilizar hidratantes profundos, ya que muchas de las líneas de expresión son por falta de humedad. Tampoco se debe dejar de insistir en la limpieza, pero en adelante hay que usar limpiadores más suaves y no desengrasantes, ya que la piel ya ha perdido suficiente cantidad de lípidos. También se recomiendan las cremas despigmentantes, y de aquellas que estimulan la formación de colágeno.

50 años, se pierde firmeza

La notoria baja de los estrógenos se traduce en una piel seca y flácida, no sólo en la cara, sino también en otras partes del cuerpo. El recambio celular que empezó a perder ritmo a los 30 años, a esta edad demora el doble del tiempo. Se estima que el déficit hormonal provoca una pérdida del 25 por ciento de los lípidos de superficie, del 25 por ciento del agua y del 30 por ciento de las fibras de sostén.

Todo el proceso de envejecimiento se acelera. La piel está menos firme porque las fibras de elastina y de colágeno se degradan. Se vuelve más frágil y las arrugas se remarcan. Asimismo, aparecen manchas como consecuencia del daño solar acumulativo.

Se recomienda: Las cremas con fitoestrógenos, que suplen a nivel tópico la baja hormonal del organismo. También las que favorecen la síntesis de colágeno y elastina, y contribuyen a redensificar la piel. Tampoco debe descuidarse la hidratación, ojalá a través de productos que, además de agua, ayuden a restablecer los lípidos de la capa más externa de la piel. En esta etapa la piel es más vulnerable, por lo que en general se deben utilizar cosméticos menos agresivos.

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