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“Los actores no tenemos edad, no deberíamos tener edad”

02 de Octubre de 2006 | 15:32 |
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Nació en Valparaíso, en el antiguo Hospital Deformes, donde hoy se levanta el Congreso Nacional. “Ahora hay otros enfermitos allí, los que se alimentan de dietas”, dice riéndose.

A los cinco años se vino a Santiago. El menor de dos hermanos, estudió en el Instituto Nacional y luego actuación en la Universidad de Chile.

Cuenta que para sus padres “no fue tan tremendo” que decidiera seguir esta carrera, porque su madre era una mujer muy liberal y su padre “era un hombre que no tenía muchas ganas de hacerse mala sangre”.

-¿No te puso obstáculos?
“No le pareció muy bien al comienzo, pero después se convirtió en un gran hincha mío, muy solidario; incluso creo que fue la única persona que tenía recortes guardados y todo eso”.

Jaime Vadell tiene dos hijos, uno se dedica a la publicidad y el otro quiso ser actor, pero no resultó. “No tenía carácter para esto, así que se dedicó a otras cosas, a la medicina alternativa, y es re bueno en eso, en el Chi Kum”.

-¿Qué es eso?
“Ah, son unos ejercicios canalizadores de la energía, que uno cree que no es problema hacerlos y a los 10 minutos estás todo sudado y agotado. Te mantienen la tonicidad; es fantástico. Los haces 15 o veinte minutos, tres veces a la semana y te mantienen”.

-¿Tú los haces?
“Sí, algunos, los que me ha enseñado y los que puedo".

-¿Cuáles son tus hobbies?
“No tengo muchos. A ver, me gusta ir al cine, me gusta leer, eso me entretiene. Me gusta conversar y la gente a la que le gusta conversar”.

-¿Juntarte a comer, a tomarte un traguito?
“Sí, sí, me gusta juntarme a comer”.

-Supe que te gustan los erizos y la comida peruana.
“Sí, los erizos me encantan; es un gusto al que se accede, no cualquiera disfruta de los erizos. Y la comida peruana me gusta mucho, más que la mexicana... rica. También la brasilera, la feijoada... ay, qué cosa más rica. Claro que hay que comerla temprano y meterle vinito”.

-¿Te gusta cocinar?
“Sí, pero no soy un gran cocinero ni mucho menos. De repente cocino”.

-¿Deseos no cumplidos?
“No, feliz con la vida que he vivido... imagínate, he vivido de lo que me gusta toda mi vida. Me he alimentado, he alimentado a mis hijos”.

-¿Fecha de nacimiento?
“No, eso no se da”.

-Sin el año, el día y el mes.
“Bueno ya, el 6 de octubre”.

-¿Por qué no te gusta decir la edad?
“Porque los actores no tenemos edad, no deberíamos tener edad”.

-¡Eres pretencioso!
“Sí, claro, todos lo somos, ya sean pretensiones intelectuales, físicas, de cualquier tipo”.

-¿Te cuidas? ¿Cuál es el secreto para seguir siendo galán?
“No, no me cuido mucho, pero como poco; soy frugal en general, tampoco bebo mucho. O sea, de repente unos descuadres”.

-¿Vicio privado?
“Me gusta estar en la casa leyendo”.

-¿Qué tipo de libros?
“Ah, omnívoro, claro. De teatro, de historia, de memorias, de novela, de ensayo, de filosofía... lo que me caliente en ese momento”.

-Supongo entonces que viajas a Buenos Aires constantemente a comprar libros.
“Por supuesto y, si no, encargo, porque aquí hay poco y muy caro. Allá la oferta es enorme y mucho más barata”.

-¿Será porque son más cultos que nosotros?
“Son, son, claro, y más democráticos también. Todavía la gente se sigue juntando en los cafés a conversar, a discutir, a analizar y no hay miedo a pelearse ni nada.
“Fíjate que la última vez que estuvimos allá, fuimos a ver una obra de teatro con unos amigos y después fuimos a comer y, de repente, yo me empecé a latiar, porque aquí se ha perdido la costumbre del análisis. Me dije ¿cómo puede ser esto?, ya estoy completamente mimetizado con esta falta de comunicación, de análisis, de pensamiento, de crítica”.

-Te reconoces “pequeño burgués”, ¿por qué?
“Bueno, porque no soy gran burgués, no soy proletario, ¿qué soy?, pequeño burgués”.
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