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Loco por Renatito

16 de Octubre de 2006 | 13:12 |
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Casado por segunda vez con una economista limeña, Verónica, que conoció en 1998 mientras grababa una teleserie en el vecino país, Renato Munster tiene un hijo de dos años, "Renatito", que fue su preocupación máxima mientras estuvo en el reality. "Mi casa se convirtió en una fortaleza mientras me fui; mis hermanas, mis suegros, todo un sistema que se empezó a mover para que mi guatón no sintiera el desapego".

La primera semana, las hermanas del actor pasaban toda la tarde con el pequeño; luego, sus suegros viajaron de Perú para estar con él y a la semana siguiente todos se devolvieron a Lima, donde Renatito es rey y señor. "Lo más difícil fue pensar cómo estaría él y qué pasaría cuando volviera de estar con sus abuelos", cuenta.

Está claro que su hijo menor (tiene otro de 23 años, Andrés, que también estudia teatro, hijo de su primer matrimonio) es su preocupación máxima. Tal vez se deba a que Munster tuvo una infancia muy distinta a la del pequeño. Nació el 28 de diciembre de 1962 en San Miguel, hijo de una familia humilde y se esforzó mucho para llegar a ser profesional.

A sus padres les “dolió un poquito” que se dedicara a la actuación, porque como le iba muy bien en el colegio, esperaban que estudiara ingeniería u otra carrera mejor remunerada. “Lo que yo lamento, dice, es que no tuvieron la oportunidad de verme bien, porque murieron cuando yo estaba en la escuela. Bueno, seguramente me están viendo desde arriba”.

-Te tocó una vida bien dura.
“Sí, pero, bueno, al lado de otras que uno ve, ha sido bien dulce, porque tuve una infancia muy sencilla, pero muy feliz”.

De niño estudió en la escuela Marcial Martínez de San Bernardo (la familia se trasladó de comuna) y cursó la educación media en el “combativo Liceo de Aplicación”, así que viajaba diariamente a Santiago.

Es el quinto de los hermanos Munster, el menor y ahora el único hombre, pues su hermano murió hace dos años.

Cuando empieza a hablar de su familia y de cómo conoció a su actual mujer, se para y va a buscar fotografías, muestra a sus tres hermanas a las que adora, a Verónica, a sus suegros y a su hijo menor.

-¡Estás chocho!
“Él es una exquisitez, muy mimado; lo adoramos, es una enfermedad casi”.

Hoy están en campaña para tener otro hijo y esperan que sea una niñita, porque Renato quiere que sean sólo dos, pero su mujer insiste en que de ser otro hombrecito, seguirá buscando una hija.

Llevan cuatro años de matrimonio. Renato cuenta que él no pensaba casarse de nuevo, pero después de bastante tiempo de viajar entre Chile y Perú, Verónica le dio un ultimátum; al principio, él se asustó, pero a los dos meses viajó a Lima con anillo de compromiso en mano.

Le brillan los ojos cuando habla de su mujer y también manifiesta un gran afecto por sus suegros. Explica que ella es hija única y muy mimada, pero también muy independiente. Admira la cultura de los peruanos, su respeto por las tradiciones y su propio pasado y dice que jamás ha tenido un problema por ser chileno; al contrario, lo quieren mucho.
Además de padre y marido feliz, Renato siente una gran atracción por los deportes: esquía, juega tenis y fútbol, hace enduro ecuestre, nada, va al gimnasio; también fue atleta cuando chico y voleibolista. “Me encantan los deportes, todos, menos los que implican mucho riesgo como el automovilismo o las carreras en moto”.

También el reality influyó negativamente en esta afición, porque, producto del esfuerzo desplegado en “Expedición Robinson”, tuvo que operarse de los meniscos llegando a Chile y todavía está en período de recuperación.

-¿Algún fracaso que recordar?
“Un matrimonio, que no es menor, porque uno siempre quiere casarse para toda la vida y es doloroso cuando no resulta. Y otros fracasos menores como obras que no resultan, pero da lo mismo, es parte de la vida.
“Lo que sí ha sido fuerte para mí en la vida es la pérdida de gente; yo he perdido amigos desde que era chico, han sido golpes muy duros. Mis padres, fue tremendo; mi amigo por las drogas y, lo peor, la muerte de mi hermano por el cáncer”. (Mientras habla, se emociona y los ojos le brillan, conteniendo las lágrimas).

-Hablemos de algo que te guste para pasar la pena, ¿qué es lo que te provoca más placer, tu vicio privado?
“De verdad lo que me provoca mucho placer son los deportes; soy capaz de dejar de hacer cualquier cosa para ir a jugar una pichanga”.

-¡¿También a Renatito?!
“No, no, a mi guatón no lo cambio por nada y soy un tipo que está mucho tiempo con él. Desde la mañana, lo mudo, lo paso a mi cama, nos quedamos remoloneado, lo lleno de besos. Él es mi vicio privado, jajaja”.
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