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En busca del equilibrio entre libertad y salud

Esta ejecutiva de Chiletabacos advierte que los efectos a largo plazo, en cuanto a inhibir la conducta de fumar, que pueda tener la ley del tabaco no se pueden aventurar, pero sí cree que será importante en los menores de 18 años. Segura hace los descargos de la industria.

01 de Marzo de 2007 | 09:39 |
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De todo se especuló días antes de que entrara en vigencia la ley del tabaco en agosto pasado. Que no se iba a cumplir la prohibición de fumar en los lugares públicos, que los chilenos se iban a impactar con la foto de un enfermo en la cajetilla y suma y sigue.

En la práctica, los cambios todavía no se pueden establecer, pero hay una sensación térmica en el ambiente: sí se están respetando las prohibiciones y los que fumaban, lo siguen haciendo.

Verónica Pérez, la gerenta de comunicaciones corporativas de Chiletabacos, cree que esos datos no se alejan mucho de la realidad, pero plantea que hay que esperar que pase un poco más de tiempo para establecer qué efectos tuvo la ley en los chilenos.

Según cifras el Ministerio de Salud, en Chile, el 42% de la población fuma y, de ellos, un porcentaje importante es menores de edad. Por eso, la norma que entró en vigencia hace expresa prohibición de venta de cigarrillos a menores de 18 años.

Verónica explica que como compañía siempre han tenido dentro de sus normas no promover ni incentivar bajo ningún aspecto el consumo de tabaco en los menores, pero tiene claro que la sociabilización a través de los medios de comunicación, los pares y otros factores hacen que este tipo de conductas sea cada vez más precoz, al igual como lo es el inicio en el consumo de alcohol, idas a fiestas y relaciones amorosas.

-¿Cuál ha sido la tendencia del consumo de tabaco en Chile los últimos años?
“La industria del tabaco, desde hace muchísimos años, es una industria madura y su crecimiento va a la par con el crecimiento vegetativo de la población, es decir no es exponencial”.

-¿No es que hayamos tenido una explosión?
“No, se trata de una industria estable”.

-Ustedes se preocupan de que los adultos que fuman estén informados. ¿Han desarrollado políticas destinadas a impedir que los menores fumen?
“Históricamente nunca hemos realizados campañas dirigidas a menores de edad, precisamente porque podía ser mal interpretadas. Existe una experiencia de una filial nuestra en Estados Unidos; ellos iniciaron una campaña para desincentivar el consumo en menores de edad en los colegios y fueron súper atacados y tuvieron que eliminarla. “Una de las grandes acusaciones que se le hace a la industria del tabaco es que se dirige a menores de edad, pero precisamente en Chile no se ha hecho una campaña dirigida al desincentivo o educación de los menores por una particular situación del país que es que hasta agosto, éramos uno de los pocos países del mundo donde no había prohibición de venta a menores de 18 años.
“Por lo menos esta industria venía pidiendo desde hace 10, 15 años, que existiera esa prohibición y me acuerdo que cuando se discutió la última modificación a la ley, anterior a la actual, en 1995, se trató de incluir la prohibición y los legisladores no lo acogieron porque dijeron que eso lo iba a convertir en un producto atractivo para los menores”.

-Un doble estándar particular, porque existe la prohibición de alcohol para los menores hace muchos años.
“Eso lo dices tú. Yo creo que era una situación que había que corregir; esta vez los legisladores tomaron el punto.
“En ese entendido, y dado que hoy día es una regulación, nosotros estamos analizando la posibilidad de realizar, efectivamente, campañas de desincentivo, pero más que eso, de educación en relación a la venta de tabaco, al acceso de los menores al cigarrillo”.

-O sea, una campaña dirigida a sus clientes, el vendedor.
“Sí, de hecho, nosotros ya hicimos un apoyo entre nuestra red de clientes –tenemos 30 mil puntos de ventas- en la no venta a menores. Creo que se ha tomado mucha conciencia respecto del tema, pero igual hay áreas que hemos llamado ‘poco sensatas’ de la ley como es la prohibición de venta total a menos de 100 metros de los accesos a los colegios. Algunos se pueden sentir afectados y quién te dice que no se va a producir contrabando o una venta ilegal de cigarrillos”.

-¿Ese capítulo especial de la ley puede derivar en venta ilegal?
“Hagamos historia. En 1999 esta industria sufrió una de las alzas de impuestos más grande y nosotros dijimos que uno de los efectos más grave que iba a tener era el contrabando por una razón muy simple; nosotros estamos dentro de los cinco impuestos más altos del mundo, es decir, el 76,4% del precio de venta total a público es impuesto lo que significa que de una cajetilla de 20 cigarrillos, 16 0 17 son sólo impuesto. Entonces es un negocio redondo vender cigarrillos de forma ilegal”.

-¿Cuánto ha crecido el contrabando?
“En 1999 el nivel de contrabando histórico controlado en el país era de 1 y el 2%; se puso el impuesto y en dos o tres años el contrabando subió a 8%.
“No sabemos cuánto va a crecer con la ley. Nosotros en esa época (1999) hicimos un esfuerzo mancomunado con la autoridad -Hacienda, SII, Aduanas y Carabineros- para tratar de reducir el contrabando. Hasta antes de la entrada en vigencia de la nueva ley (en agosto) habíamos logramos reducirlo a niveles históricos.
“Una de las características del contrabando en Chile es que tiene penas bajísimas, lo único que se hace es un decomiso del producto, salvo que existan mafias muy grandes que se logren identificar y llevar a los tribunales. Pero al bandejero que está en la calle lo único que se le hace es decomisar el producto, por lo tanto el riesgo es mínimo; si no se modifica esa legislación, por mucho esfuerzo que hagas a nivel país, es difícil que se tenga un efecto.
“El gran temor hoy día, y se lo hemos manifestado a las autoridades, es que dada está restricción de los 100 metros, el alto impuesto y una región donde hay contrabando –mira el caso de Paraguay- puede haber venta ilegal; el riesgo existe y por primera vez no sólo va a haber contrabando, sino que venta ilícita de un producto que si pagó impuestos pero que se ofrece en áreas donde no debería ser. Esto genera un comercio ilegal mucho más amplio”.

- La ley lleva pocos meses en vigencia, pero ¿se pueden visualizar ya sus efectos? ¿Han bajado las ventas?
“No tenemos estudios hoy; nosotros no los hemos hecho y si otros los están haciendo no los conocemos. Las ventas que nosotros teníamos para este año como negocio se mantienen en las proyecciones que estimábamos y que hicimos sin tener claridad de cuando entraba en vigencia la ley.
“Hay que tener presente -y nosotros lo dijimos- que Chile estaba atrasado en términos de regulación respecto de la tendencia mundial frente a este producto, que es un producto riesgoso, que provoca daño y ciertas enfermedades; lo que hizo Chile fue ponerse al día.
“Hay un efecto probablemente muy importante que visualizamos y que es el respeto que se está produciendo entre fumadores y no fumadores, creo que está sociedad se está adecuando muy bien a esta legislación, tanto consumidores como no están respetando el marco jurídico y creemos que eso es una muy buena señal”.

-¿Qué otro efecto?
“Pienso que otro importante es, efectivamente, el tema de los menores. Para nosotros era ilógico que en este país no existiera la prohibición de venta a los menores de 18 años tal como está establecido en la mayoría de los países de Europa y Estados Unidos.
“No es que se haya tomado más conciencia -porque todos los estudios te indican que tanto la persona que fuma como la que no sabe, desde hace más de 50 años, que el cigarrillo hace mal, o sea, nadie se puede engañar-, pero la ley ha significado que la sociedad tome más conciencia de que pueden convivir fumadores con no fumadores y que los menores no deben tener acceso a este producto”.

Verónica Pérez señala que como industria estaban claros que este tipo de leyes tienen como objetivos cambios de hábitos y conductas de las personas a largo plazo y que en cuanto a ventas los efectos son nulos o arrojan un congelamiento de las mismas.

-¿Hay algún estudio que sostenga la efectividad de poner advertencias y crudas fotografías en la cajetilla? Porque se ven más fumadores molestos que se compran cigarreras.
“No tenemos experiencia empírica porque una medida por sí sola no logra efecto. El impacto de la cajetilla en un contexto regulatorio es distinto a otro en que no hay normas. En términos generales, el mayor impacto se daría si las personas estuvieran desinformadas y a través de las advertencias se enteraron de los riesgos, pero sabemos que en términos prácticos la población está informada y nadie se está encontrando con una sorpresa, razón por la que el efecto, es bastante menor. Se dice que no se busca con esto que la gente deje de fumar, pero sí, tal vez, puede tener un efecto inhibidor en los menores que están pensando iniciarse en la conducta.
“Ahora, esto es contradictorio, porque si se busca un efecto en los menores y el que compra es un mayor de 18 años, el efecto multiplicador de esa comunicación es bastante restringido”.

-Ustedes señalan que les interesa tener adultos consumidores informados. Aún así, ¿no existe un cuestionamiento ético frente a la venta de un producto que provoca daños en la salud?
“La razón por la cual esta compañía es responsable es porque parte de su esfuerzo no está sólo en vender un producto que es legal, pero que sabemos que tiene sus riesgos, sino que en destinar recursos para conseguir desarrollar, algún día, productos que sean menos riesgosos.
“La demanda existe y el tema está en quién queremos que se haga cargo de este producto; queremos gente responsable o queremos a una mafia.

-¿Pero eso no salva el tema?
“Es que al contrario, nosotros tenemos que actuar de una manera muchísimo más responsable y ética que la mayoría de las industrias precisamente por el producto que es dañino, pero que es legal.
“El tema no pasa por las industrias que son legales, este tema, definitivamente, pasa por las sociedades, por los gobiernos y la ciudadanía. Ellos son los que tienen que hacerse cargo de estos temas; nosotros somos una empresa legal que cumple con la ley y lo hacemos muchísimo más allá de lo que la propia legislación indica. Nuestra posición es que tenemos que ser doblemente responsables”.

-¿Tema de libertades?
“Exacto, cuando se pone este tema se pregunta cuál es el bien que tiene que cautelar la sociedad, las libertades o la salud, hay que optar por uno. Yo definitivamente pienso que no hay que optar por uno, pienso que el bien de la salud es tan valioso como el bien de la libertad, creo que, en justicia, el equilibrio de los valores es lo más lógico”.

-Si, pero finalmente, ustedes son un negocio, no una fundación de beneficencia. El objetivo de ustedes es vender y tener más consumidores para ser un negocio rentable.
“Nuestro objetivo es tener los consumidores, mayores de 18 años, que esta industria se permita tener. No queremos a menores de edad, en eso somos categóricos, y si nosotros tenemos que perder parte del mercado en realizar acciones para que menos personas, conscientes del riesgo, no fumen estamos dispuestos a hacerlo. Pero insisto, la sociedad tiene que hacerse cargo del tema, porque lo otro es declarar esta industria ilegal, donde el problema sería más grave.
“En esta compañía gran parte de sus esfuerzos están en desarrollo y ese es el foco del negocio; no está en que haya más fumadores, sino que en generar la rentabilidad adecuada que esperan nuestros accionistas y para eso hay variables como precios, reducción en costos de producción, mejoras en la eficiencia. No tenemos un indicador de desempeño asociado a la cantidad de consumidores”.


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