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La mujer que le dobló la mano a la pobreza

Es un hecho: desde 1987, la familia que llega a la Fundación Rodelillo en situación de pobreza, ha superado esa condición después de 3 años. Sin asistencialismo y con puro esfuerzo. La asistente social y creadora de la entidad fue premiada por "El Sábado" y Fundación Schwab, en un reconocimiento que se entrega por segundo año en nuestro país.

27 de Febrero de 2007 | 16:33 |
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Macarena Currín (49 años) viene llegando de un almuerzo al que fue con todo su equipo para celebrar el premio recibido el día anterior: el Emprendedor Social del Año, el concurso organizado por la Fundación Schwab ­con sede en Ginebra­ y revista "El Sábado" de El Mercurio para promover proyectos innovadores orientados al mercado que beneficien a los más pobres del planeta. Macarena, directora ejecutiva de Fundación Rodelillo, está radiante.

En una ceremonia el jueves 9 de noviembre, Macarena supo que era la ganadora. Tras un proceso de postulación y de rigurosa selección por parte de la Fundación Schwab, había llegado a finalista junto a Fernando Nilo, de Recycla Chile, y Sylvia Riquelme, de Fundación Carolina Labra. Los tres cumplían con los criterios que definen aun emprendedor social: innovación, alcance y expansión de su iniciativa, replicabilidad, sustentabilidad, impacto social, liderazgo y valor agregado. De manos de Agustín Edwards, director de El Mercurio, recibió este premio que este año volverá a entregarse.

Macarena integrará ahora una red mundial de emprendedores sociales destacados por la Fundación Schwab ­creada en 1998 por Klaus Schwab, fundaror y director del Foro Económico Mundial de Davos­, a través de la cual podrá establecer contactos con líderes del sector corporativo, gubernamental, académico y opinión pública. Así, podrá incrementar la legitimidad de su modelo en Rodelillo y su acceso a recursos para expandir sus acciones.

Desde 1987 la Fundación Rodelillo, creada por Macarena, mejora las condiciones de vida de familias en situación de pobreza, potenciando sus capacidades de emprendimiento. Es un proceso de tres años, período en el cual se interviene a las familias en las áreas de relaciones familiares, trabajo, vivienda, educación y salud. Ella podría hablar de cifras, como las 14 mil personas que han dejado atrás condiciones de pobreza, las mil 700 casas construidas o las 500 microempresas creadas desde 1987. Pero el impacto más importante, dice, es interno. "Rodelillo revierte esa experiencia de anulación que han vivido estas personas por generaciones. Desde que entran, les decimos 'tú no eres pobre'. La pobreza no es lo que te define, sino tu capacidad emprendedora".

Macarena Currín vivió en carne propia la falta de recursos cuando aún era una niña. A los 14 años murió su mamá y su padre no pudo hacerse cargo de ella ni de sus hermanos menores porque una enfermedad mental lo había deteriorado gravemente. Ella y sus dos hermanos se quedaron solos en su casa en Constitución, con la angustia de no tener qué comer. A pesar de todo, Macarena dice que nunca se sintieron pobres. Todavía eran una familia y les quedaba el recurso más valioso: ellos mismos.

Esa claridad la mostró cuando fue a matricular a su hermano Alberto al colegio católico en que había estudiado siempre. Cuando le dijeron que tenía que pagar, ella les respondió "¿Con qué? Si yo no tengo, soy niña". El colegio les ofreció estudiar gratis como internos. Ella fue a las Carmelitas en Melipilla.

Gracias a sus buenas notas, los tres hermanos Currín ganaron becas para ir la universidad. Macarena estudió Trabajo Social en la U. de Chile de Concepción. En 1987 regresó a Santiago para trabajar en Quinta Normal, a cargo de los programas de empleo de emergencia de la municipalidad. Tenía 27 años y ya habían quedado atrás sus años de pobreza. Hasta que la noche del 17 de agosto de 1987 visitó el albergue municipal, donde vivían hacinadas 350 familias sin casa.

"Yo entré y algo me dolió adentro. Era la misma pobreza que había vivido yo... el no tener ni siquiera un espacio para llorar, sin que se entere el del lado. Al principio salí arrancando, pero volví y les dije 'yo fui tan pobre como ustedes. Y quiero que juntos hagamos un plan para salir de aquí'". Comenzó a trabajar inmediatamente con ellos para que pudieran revertir su historia. Con su ayuda, las familias se organizaron, ahorraron y postularon exitosamente a una vivienda. Entonces, Macarena entendió que la idea podía seguir creciendo, pero que necesitaba apoyo, e invitó a empresarios a sumarse. Muchos se interesaron y, en julio de 1988, Macarena dejó la municipalidad para dedicarse 100 por ciento a Rodelillo, que ha cambiado la vida a dos mil 360 familias.

La receta para superar la pobreza es simple: metas, compromiso y los vínculos afectivos como motor de cambio. La fundación no entrega un peso a los beneficiados, son ellos los que se imponen una serie de propósitos apenas ingresan: conseguir una vivienda propia, que un miembro de la familia deje el alcohol, encontrar trabajo estable, crear una microempresa o que el hijo con problemas neuronales aprenda a leer. Es un proceso de 18 meses en los cuales Rodelillo asesora, da talleres, contacta con oportunidades.

La fundación también ha traspasado fronteras. Macarena se fue cinco años con su marido norteamericano, David Hansen, a vivir a Los Angeles, Estados Unidos, donde, utilizando el mismo modelo, ayudó a 300 familias de inmigrantes.

En 2002, Macarena volvió a hacerse cargo de Rodelillo, en Santiago. La Fundación ya ha sido modelo para dos programas de políticas públicas dirigidas a superar la pobreza: Chile Solidario y el Programa Puente. Pero ella tiene otras ideas, como crear "Rodelillos" al interior de las empresas. "Puede hacerse de Arica a Punta Arenas y es un modelo que realmente hace cambios profundos", afirma, convencida.








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