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La inteligencia maternal

Tuvo a su primer hijo recién a los 38 años porque creía que la maternidad le impediría seguir con su fulminante carrera de periodista de investigación. La marcaron los clichés que dicen que las embarazadas se ponen tontas y que las madres sólo andan preocupadas de mamaderas y pañales. Sin embargo, una vez que nacieron sus dos hijos, decidió derribar mitos y publicó el año pasado el libro "Inteligencia maternal". Allí demuestra, con base científica, que la maternidad lleva al cerebro a desarrollar nuevas habilidades que favorecen a las mujeres en todas las áreas de su vida.

27 de Febrero de 2007 | 12:40 |
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Pocas semanas después del nacimiento de su primer hijo, la periodista estadounidense Katherine Ellison (48), ganadora de un premio Pulitzer, tuvo una pesadilla. "Era septiembre de 1995 y yo estaba en posnatal de mi trabajo como corresponsal extranjera en Río de Janeiro. En mi sueño, unos extraterrestres aterrizaban en Brasilia, la capital del país, pero yo me quedaba en la casa, incapaz de decidir si el acontecimiento merecía cobertura periodística o no. Esa pesadilla reflejaba a la perfección mi miedo de haber cambiado mi inteligencia por un hijo. Era justamente ese temor, que me había hecho esperar para tener guagua hasta el momento en que casi habíamos perdido la posibilidad de optar por ello", cuenta la autora de "The Mommy Brain: How motherhood makes us smarter" (Traducido al español como "Inteligencia Maternal"), un libro publicado el año 2005 en Estados Unidos, que ya ha generado interés en todo el mundo. Ha sido traducido al chino, al francés, al japonés, al portugués, al alemán y al español, entre otros.

¿La razón de tal éxito? En su obra, Ellison alivia los temores de muchas madres primerizas o futuras madres, derrumbando los mitos que sindican la maternidad como un factor de regresión intelectual. Y lo hace refiriéndose a investigación científica seria. "Ser una madre hoy es un trabajo mucho más cerebral que antes. Estamos en una sociedad de información en la que se espera que seamos analistas de datos. Ser responsable de otro ser humano presenta hoy muchos más desafíos", comenta la reportera.

"La maternidad es un regalo que permite evolucionar, porque cuando uno es responsable de la sobrevida de otro ser; tiene que volverse más inteligente. Uno lo ve también en el mundo animal: el animal con cachorros aprende más rápido, memoriza mejor, y esto sucede porque tiene más desafíos en su vida. Así ocurre también con las mujeres", asegura.

Ellison cuenta que por el ambiente en el que creció y se desarrolló profesionalmente, ella misma se demoró en darse cuenta de los beneficios de la maternidad. La menor de cuatro hermanos, se crió en San Mateo, California, con una madre totalmente dedicada a la casa y a sus hijos, quienes la apodaban "La geisha" o "La mártir", nada que diera muchas ganas de seguir su camino. Durante mucho tiempo, se enfocó casi exclusivamente en su carrera.

Reporteó en América del Sur y Central, en Asia y en África para publicaciones tan destacadas como Time, Fortune y The Atlantic Monthly. Luego fue corresponsal extranjera para el San José Mercury News y el Miami Herald y se ganó un premio Pulitzer. En esos años, la maternidad le parecía sólo un obstáculo para su profesión y la discriminación ambiente contra las madres no le era indiferente. "Junto con las várices y una cintura más gruesa, el tener una capacidad cerebral disminuida parecía ser el riesgo inherente al destino reproductivo de las mujeres. Así es como muchas personas que no tienen hijos perciben (en Estados Unidos) a las embarazadas y a las nuevas madres. Cuando investigadores le muestran a una audiencia videos de una mujer en distintas situaciones laborales - la misma mujer en el mismo trabajo, pero en algunas escenas usando una prótesis que la hace parecer embarazada- la "embarazada" es juzgada menos competente y menos calificada para una promoción. Nosotras las madres también perpetuamos esta visión. Alegamos que tenemos un "cerebro de madre" cuando queremos justificarnos por haber dicho algo tonto. Y tengo una amiga que me advirtió una vez que una parte de tu cerebro sale con la placenta", cuenta Ellison.

A los 38 años, sin embargo, la escritora periodista decidió ser madre y eso le cambió las perspectivas de vida. Sus temores se fueron atenuando. De su segundo y último embarazo, a los 41 años, cuenta: "Al tiempo que observaba mi cuerpo transformarse, me preparé para cambios más permanentes. Sospechaba que la maternidad tendría muchos costos. Y tenía razón. Pero, en esa época, era imposible imaginarme también todo lo que ganaría con ella".

En 1999, Ellison regresó a California, junto a su marido y sus dos pequeños hijos, hoy de 11 y 8 años. Allí, sus obligaciones de madre, la llevaron a cambiar de foco de interés: se dedicó a escribir un libro sobre conservación del medio ambiente y retomó una carrera de colaboradora independiente, al tiempo que se hacía cargo de sus niños. Y un día se maravilló. A pesar de lo estresante que era la tarea de madre, ella se sentía más tranquila e inteligente: desarrolló otros intereses, aprendió a organizar su vida profesional de manera más flexible y descubrió que tenía nuevas capacidades. "Ser una buena madre ayuda a ser una persona más inteligente. Cuando uno le está ayudando a otro ser a sobrevivir, está aprendiendo cosas fundamentales que puede aplicar a otras situaciones, en el trabajo o en las relaciones sociales. Todo lo que aprendemos ocupándonos de nuestros hijos puede ayudarnos en la vida", explica.

Ese fue el punto de partida de una investigación de dos años que la llevó a entrevistar a neurocientíficos en laboratorios de todo el mundo, hablar con sicólogos y estudiar los efectos de la maternidad sobre el cerebro. "Descubrí cosas fascinantes. Por ejemplo, el rol de la hormona oxitocina. Siempre había escuchado que las hormonas de la maternidad hacían a las mujeres más olvidadizas, pero existe nueva evidencia científica que demuestra que la oxitocina beneficia la memoria. Es una hormona que está muy presente durante el parto y la lactancia. Es una de las herramientas de sobrevida que reciben las madres. Otra cosa que me pareció interesante es que hay estudios que demuestran que cuando padres y madres escuchan a su guagua llorar, a las madres se les activa un área del cerebro que tiene que ver con los centros emocionales. A los padres no les pasa. Eso ayuda a explicar por qué las madres generalmente están más motivadas para levantarse en la mitad de la noche, y por qué puede que escuchen llorar a sus hijos antes que el resto. Tienen una motivación muy básica para cuidar a los hijos, estar a la altura de los desafíos que eso significa y seguir trabajando en su propio crecimiento como persona", asegura.

En su libro, la periodista identifica diez maneras en que la maternidad mejora la mente de las mujeres. Entre ellas, destacan cinco:

- La percepción: el mundo sensorial de la mujer se enriquece durante el embarazo y con la llegada del recién nacido, aumentando su capacidad de interpretar nueva información. Un grupo de investigadores, dirigido por el doctor Craig Kinsley, de la Universidad de Richmond en Virginia, estudió este aspecto en ratas de laboratorio. Descubrió que la estimulación mental que implica el cuidar a un recién nacido produce que las células nerviosas se conecten nuevamente de manera más efectiva y que se potencie el cerebro. Así se responde mejor a las exigencias de la crianza.

- La eficiencia: según Ellison, el embarazo y la maternidad enriquecen el cerebro, mejorando la memoria y preparando a la mujer para una vida en que deberá cumplir con muchas tareas simultáneamente (multitasking).

- La resiliencia: este aspecto tiene que ver con la ya mencionada oxitocina, abundante en las madres, y que según los estudios, no sólo mejora la memoria sino que combate el estrés, permitiendo una mejor capacidad de aprendizaje. Esta hormona es tan potente que está siendo estudiada para su potencial uso como antidepresivo o como terapia contra el Alzheimer.

- La motivación: según la investigación, la urgencia biológica de defender a los hijos, estimulada por hormonas que influyen en la actividad cerebral, ayuda a las madres a ponerse más creativas y más competitivas.

- La inteligencia emocional: instintivamente, las madres desarrollan una capacidad incrementada para empatizar.

Ellison asegura que estas señales de inteligencia maternal son herramientas que una mujer puede usar en todos los aspectos de su vida. Cuenta que ha hablado con una variedad de representantes del mundo laboral - desde la jefa de los bomberos de San Francisco hasta ejecutivos de empresas informáticas- , y que muchos consideran que las madres, más allá de ser mujeres, tienen un plus. Entre sus ventajas están, por ejemplo, su capacidad de hacer varias cosas a la vez, de cuidar a otros, de manejar una agenda exigente de manera disciplinada y de adaptarse a todo tipo de situaciones. Ellison recuerda además que las madres tienen que aprender a negociar y a desarrollar buenas relaciones sociales con la gente para poder contar con su apoyo con los niños, trátese de profesores o de otras madres. Y eso es un beneficio en otras áreas de la vida también.

"Lo más importante es no considerarse una víctima de la maternidad, sino que estar consciente de todo lo que se puede aprender y de cómo su cerebro puede mejorar si saca provecho de esta experiencia. Ser madres es increíblemente estresante y uno puede elegir ser una víctima pasiva o enfrentarlo activamente y aprender de la maternidad. Si uno se aventura en la maternidad con la actitud de que va a ser una madre realmente inteligente, entonces se volverá más inteligente en el proceso", concluye.
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