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"Cuando algo me gusta no paro hasta que me resulta"

30 de Abril de 2007 | 13:25 |
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Largo, flaco y con un timbre de voz muy bajo, igual parece un niño grande regalón. Arrastra un poco las palabras al hablar y envuelve en su conversación en la que una y otra vez se nota su vocación por el teatro y el vértigo que le produce actuar.

Ya en la escuela, participó de dos montajes, "Antígona" de Anuille, mientras estaba en segundo año y "Relato del mal, Romeo y Julieta", en cuarto. En ambos, lo dirigió Francisco Albornoz.

Al egresar de la universidad, decidió irse a Nueva York, porque le gusta mucho viajar y quería "vivir un rato en otra ciudad", cambiar de lengua, perfeccionar su inglés y cambiar de referentes.

-¿Por qué recién salido?
"Era el momento, no había nada que me atara. Cuando uno se pone a trabajar, ya se mueve menos. Tenía la energía y las ganas y me largué así (chasquea los dedos)".

Primero se fue sólo como turista; al poco andar se convirtió en estudiante en la escuela de dramaturgia "HB" y como participante de distintos talleres con grandes actores y directores. Después consiguió visa de trabajo.

-¿Qué fue lo mejor de esa experiencia?
"La ciudad. Yo quería estudiar, pero creo que la gran escuela, el mejor aprendizaje, lo que me mantuvo allá fue la ciudad. Difícil, exigente, desgastadora, pero muy entretenida, muy sorprendente y muy formadora.
"Me fui sin conocer a nadie, nunca había estado, tuve que partir de cero".

-¿Te subvencionó tu papá o te fuiste por tu cuenta?
"Al principio, mis padres me ayudaron, pero después trabajé. Trabajé como actor, como modelo, en un bar, en una tienda, en una feria de productos orgánicos –a las 5 de la mañana tenía que estar abriendo-. Fue bueno, porque en la escuela, todo es teatro y se pasa todo el rato en función de eso; yo quería tener otros roles también, y siento que eso fue muy rico".

-Estabas allá cuando te llamaron para "Se arrienda", ¿cómo se gestó?
"Ese montaje de Romeo y Julieta que te hablé, lo montamos en Lastarria 90, cuando todavía no estaba terminada (la sala de Felipe Braun y Luciano Cruz-Coke). A Luciano lo conocía desde chico, porque es amigo de uno de mis hermanos, y tengo muy buena relación con él. Me había visto actuar y, cuando estaba en Nueva York, me llamó por teléfono y me dijo que existía este proyecto y que creía que yo debía participar, que le había hablado mucho de mí a Fuguet".

Su amigo le mandó a escondidas el guión y, como a Diego le gustó, se contactó con el escritor. "Yo soy bien así, cuando algo me gusta no paro hasta que me resulta", dice entre orgulloso y avergonzado.

Hablaron y Fuguet le dijo que tenía buenas referencias suyas, pero que quería verlo actuar. Diego no tenía plata para venir a Chile, menos sólo para audicionar sin la seguridad de quedar en el papel. Así que aprovechó el bar donde trabajaba, unos amigos hicieron de camarógrafos y le mandó un monólogo. "Fue bien bonito, porque Fuguet alucinó, encontró que yo era re jugado en la actuación y quiso que hiciera otro personaje, no el menor para el que me había pensado en un principio".

Todavía no veía muchas oportunidades en Chile, así que vino sólo a hacer la película y se devolvió a Nueva York. Para el estreno de la cinta, en octubre, lo invitaron a venir; Diego estaba feliz, porque no tenía presupuestado volver ni plata para el pasaje. "Fue bien genial, porque no tenían por qué hacerlo".

Fue al Festival de Cine de Valdivia y se sorprendió tanto con la cantidad de películas chilenas nuevas, que le dieron muchas ganas de ser parte de esta escena nacional que le pareció muy cambiada. Sin embargo, retornó a Nueva York, pero antes de irse tuvo una reunión en TVN. "Les dije que me interesaba volver, pero que igual estaba bien allá. Yo creo que esa actitud mía de no apresurarme me ha abierto muchas puertas", dice.

De nuevo en los EE.UU. recibió una llamada en la que le comunicaban que Vicente Sabatini le hacía una invitación formal para integrase a la teleserie del primer semestre, "Cómplices". Así puso fin a sus dos años y medios en la cosmopolita ciudad norteamericana.

-¿Te viniste así como así?
"Estaba cómodo allá, me había hecho mi espacio, pero parece que cuando eso pasa, toca cambiarse. Así que, más que por la teleserie en sí, me vine porque tocaba y porque me llamaba mucho la atención integrarme a este elenco que es, para mí, el mejor de las teleseries chilenas. Una cosa lleva a la otra y me volví, me dieron ganas de ser parte, de estar aquí un tiempo".

Asegura que jamás se fue pensando en el "sueño americano", sólo en estar un tiempo en Nueva York, así que, siente que se cumplió un ciclo y que ahora le toca estar acá. Y parece que no se equivocó, pues participó de la teleserie de TVN; en una obra de teatro de Diego Muñiz -Querer-, junto a Javiera Díaz de Valdés; personificó a uno de los próceres nacionales y ahora está con un rol en "Corazón de María". Además de varios proyectos en carpeta.
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