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“Damos exámenes todos los años y no pasamos de curso”

La destacada cantante hace un descarnado análisis de la escena musical chilena cuando cumple 40 años de carrera. Ella se mantiene vigente con producciones propias, pero ve difícil el destino de los que sueñan con hacerse un nombre.

13 de Septiembre de 2007 | 09:41 |
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Es una de las voces más privilegiadas del país y nadie lo rebate. Hace algunas semanas era miembro del jurado del programa “Cantando por un sueño”, junto a otras voces destacadas como Lucho Gatica y Patricia Maldonado.

Gloria Simonetti tiene una visión crítica de lo que pasa en la escena musical y precisamente ese programa resumía en su nombre, a la perfección, lo que ocurre hoy: jóvenes que quieren ser descubiertos como cantantes y de paso alcanzar el estrellato, aunque ello sea efímero.

Para la cantante programas como “Rojo” han permitido mantener, en parte, viva la industria nacional, deprimida desde hace muchos años por falta de interés de la industria, a su juicio.

Próxima a celebrar 40 años de carrera, se la ve entusiasmadísima con la grabación de un nuevo LP en donde hará una revisión de su carrera e incluirá un dúo con Daniel Guerrero que la tiene fascinada, porque el single “Antes de huir” ya está pegando.

“Es bastante poca la escena musical nacional hoy día y lo que hay, si no fuera por los sitios de Internet, que son los que de alguna u otra forma dan espacios, sería todo bastante complejo, porque no hay un trabajo avalado por sellos discográficos que apunten a grupos emergentes y gente que quiera salir al tapete. Es muy poco el apoyo para sacar un producto musical a la calle”, dice.

-¿Son los sellos los principales responsables?
“Creo que hay varias cosas que son importantes. Esté país asimila todo lo que viene de afuera, somos extraordinariamente esponja de todo producto externo, priorizándolo frente a cualquiera que se haga acá. Por lo tanto, como consecuencia, los sellos, que fueron grandes casas discográficas en un momento, hoy son subsidiarias de los internacionales, meras oficinas donde reparten el productos que vienen de afuera y no invierten en nada nacional. No les interesa por muchas razones: el mercado está en otra y no hay nada que les produzca dinero”.

-¿Cuánto pesa en esto la declinación de la radiofonía y el auge de la televisión?
“Mucho. Si bien es cierto siempre he pensado que la radio, para una persona que hace música, es muchísimo más importante que la televisión, nadie puede desconocer la llegada de ésta y su importancia. Si quiero que un producto mío se conozca a mí me gustaría que sonara en todas las radios, eso es lo vital porque se llega a todos los rincones; pero la televisión es más importante y los espacios para mostrar la música son mucho menor. Hoy programas musicales no hay, prácticamente; son dos o tres”.

-¿Programas como “Rojo” ayudan o perjudican?
“Ayudan, es un programa que tiene más de 5 años y abrió una puerta súper importante. Ahora, obviamente, viene el ciclo de vuelta y su importancia no es la misma; en los primeros años se le dio cabida a gente que quería cantar y se le dio apoyo con un trabajo discográfico, pero eso ya viene declinando, ya no hay ese misma ayuda. Los que hicieron su trabajo discográfico y no hay tenido la solvencia como para mantenerse y repetirlo, se están diluyendo en el tiempo, entonces, es pan para hoy y hambre para mañana”.

-¿No será “Rojo” una muestra de que los productos musicales de hoy son bastante desechables?
“Diría que “Rojo” es una muestra de la idiosincracia de los chilenos. Somos así, light; “Rojo” representa lo que la gente quiere consumir hoy y después ya me aburrió y no lo consumo más, ese es el pensamiento en todo orden de cosas. Como país no respetamos mucho las trayectorias, nosotros enterramos a la gente en vida, entonces no tenemos una historia como los argentinos y mexicanos que defienden a ultranza a sus artistas, sean de la edad que sean. Acá, tenemos una manera de ser que es así: hoy nos gusta esto y estamos todos arriba de esa pelota y mañana estamos arriba de otra. Por eso “Rojo” está en su ciclo descendente”.

-Penoso, es como si las canas no tuvieran cabida.
“Acá no, muy pocas. Tú a los 30 años estás prácticamente jubilado, das examen todos los años y no pasas nunca de curso. La gente dice bah, todavía canta o está viva. Si bien, de repente, pasan unas temporadas donde todos rescatan a los íconos y las divas, no es todos los días. Hay gente que te respeta y aprecia, pero la conducta general no es así, hoy se vive de lo light, de la farándula”.

-¿Será parte del problema que hoy se busca un producto que también venda físicamente? Alguien con buena facha y un escandalillo vende más que con la voz.
“Sí, claro, fantástico si tiene todo eso; es cuestión de encender el televisor y te das cuenta de que toda la mañana está dedicado a hablar de los mismos temas, por días. ¿En qué mundo estamos viviendo? Hay dos mundos; el de farándula y el de la calle, de gente haciendo cola para tomar el TranSantiago.
“Hoy día no es lo más importante tener voz para hacer carrera, hoy lo importante es vender y eso significa un montón de cosas que no tienen mucho que ver con la calidad artística de la persona. Ojalá sea una persona de 60-90-60 y que vendiera mucho su vida privada y eso lo combinara con cantar medianamente bien y tener un buen arreglista”.

-¿Para poder proyectarse hay que salir del país, entonces?
“Los que verdaderamente se han proyectado como Lucho Gatica, Antonio Prieto, Miryam Hernández, Alberto Plaza, La Ley, se tienen que ir. Aquí es seguir marcando el paso y convertirse en un recuerdo”.

-Algunos todavía señalan que somos un mercado pequeño.
“Lo somos, no somos un buen mercado. En otras partes se venden millones y acá vendes mil discos y te das una vuelta de carnero”.

-Y la mitad son pirateados.
“Claro, la mitad pirateados y la otra, te lo compran tus amigos” (y se larga a reír).

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