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Los lactantes también pueden sufrir depresión

Llanto frecuente, problemas de sueño y el rechazo de la comida son algunos síntomas de ese cuadro. Actuar a tiempo es esencial.

17 de Agosto de 2007 | 10:08 |
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Un llanto constante y pérdida del apetito pueden no sólo ser sinónimo de una pataleta infantil; también podrían estar hablando de una depresión que puede estar presente desde las primeras semanas de vida.

A estos síntomas se pueden sumar otros como exceso de sueño, retraso en el proceso de crecimiento y desarrollo psicomotor, desinterés y aburrimiento, y prolongación o agravamiento inexplicable de una enfermedad.

Cuando los niños son más grandes, también es probable que se caigan mucho. "A veces los papás lo atribuyen a inquietud, y puede ser, porque la angustia, que está muy ligada a la depresión, aumenta la intranquilidad motora en los niños", explica la psicoanalista infanto-juvenil Myrella de Kartzow.

Más mamá
"Las depresiones en niños siempre están asociadas a pérdidas afectivas, no sólo a muertes o viajes; también a un papá que se va de la casa, o a sumas de momentos de dejarlo solo. Puede ser que los papás trabajen mucho y sólo estén con el niño por breve tiempo, y que la relación no esté satisfaciendo a este paciente de manera emocional, que necesite más presencia de su mamá, más contacto", explica la experta.

Cuando a una guagua se le interrumpe su relación de apego, "se puede producir un cuadro depresivo si no aparece una figura sustituta que la reemplace".

Sin embargo, estar lejos de la mamá no es siempre sinónimo de un niño con depresión. "Si la mamá se da tiempo para hablar y pedir que sean una o dos auxiliares en la sala cuna las que se preocupen de esta guagüita, se puede evitar. Y mejor aún si en la mañana ella misma juega con la guagua y va a verla en las horas de comida. Pero no tiene que estar con la cabeza enchufada a la oficina, porque los niños son muy perceptivos", dice Myrella de Kartzow.

Además, asistir a una terapia puede ser la solución, ya que una depresión no tratada puede provocar a futuro que el niño desarrolle con más facilidad ese cuadro ante cualquier pérdida.

"Este rango de edad se trabaja en conjunto con la familia. En el caso de existir adultos que tengan depresión y estén al cuidado del niño, debieran recibir un tratamiento adecuado y oportuno", agrega Lisette Lavanchy, psiquiatra miembro del Centro de Estudios de la Temprana Infancia (CETI).
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