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"Algunos creen que somos esclavas"

La presidenta metropolitana de la Asociación de Empleadas de Casas Particulares afirma que así como hay buenas y malas nanas, también hay buenos y malos patrones, por lo que demanda que no a todas se las meta en el mismo saco. Su sueño es que la Dirección del Trabajo pueda fiscalizar en las casas particulares.

13 de Diciembre de 2007 | 09:36 |
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Nos recibe en la pequeña oficina de la filial metropolitana de la Asociación Nacional de Empleadas de Casas Particulares, Anecap, ubicada en Tocornal con Marín, en pleno centro de Santiago.

Antes de hacer la primera pregunta nos detiene y comienza a buscar en su bolso una carpeta gorda donde está toda la información y antecedentes necesarios del gremio que encabeza y que la ha lanzado al estrellato.

Sí, porque Ana Teresa Tapia, la cabeza del metropolitano, nunca se imaginó que la Presidenta Michelle Bachelet la iba a incluir en la comitiva oficial que el próximo 18 de octubre sostendrá una audiencia privada con el Papa Benedicto XVI en el Vaticano.

Se la ve feliz, pero nerviosa; está en medio de los preparativos del viaje (consulta el largo de la pollera de la tenida que requiere la ocasión), pero no abandona ni su pega, ni sus estudios secundarios ni sus labores como dirigenta.

La Anecap -cuyo origen se remonta a 1948 cuando monseñor Bernardino Piñera las ayudó a organizarse- tiene cerca de 10 mil afiliadas a lo largo del país, de un universo que se estima en 350 mil empleadas domésticas, según adelanta Ana Teresa.

-¿Qué piensas de la labor que realizan?
“Nosotros cumplimos una función gravitante; hacemos una gran labor en las casas, porque nos hacemos cargo de los hogares, ¡hogares! No sólo tenemos la casa limpia, sino que cuidamos de los hijos... muchos recuerdan a sus nanas de por vida, porque en algunos casos –no podemos decir todos- la nana es alguien más de la familia”.

-¿Qué desafíos se ha planteado la Anecap?
“Estamos trabajando en una mesa de diálogo con el ministro del Trabajo, la subsecretaría de Previsión Social, el INP, la Dirección del Trabajo y el Sence, además de los diputados Denise Pascal, Tucapel Jiménez y Adriana Muñoz, en distintos proyectos. En primer lugar, queremos difundir, dar a conocer, las leyes laborales; hay gente que al día de hoy no sabe cómo hacer un contrato. Aquí los domingos hay personas que traen contratos de 24 horas de trabajo lo que es bien absurdo y nosotros les entregamos copia de los contratos que deben hacer, porque muchas veces ni los jefes saben como hacerlos. De hecho, después nos dicen hablé con mi jefe y dice que muchas gracias. En segundo, estamos trabajando en una ley que permita que a las trabajadoras les den permiso en las casas para que puedan terminar sus estudios, capacitarse en cuidado de niños e incluso de manejo”.

-¿Y ustedes qué hacen?
“Nosotros damos talleres a las chiquillas de leyes laborales, previsionales, de primeros auxilios, de todo lo que sirva para que puedan desenvolverse más. Nuestro trabajo se divide en tres líneas, la formación pastoral de las trabajadoras preparándolas incluso para el bautizo; la educación donde las incentivamos a que terminen su escolaridad o capacitarlas; y servicios que es acogerlas y ayudarlas a buscar trabajo cuando no tienen”.

-¿Tienen como filial alguna demanda específica?
“Sí, nuestro desafío grande es tener un hogar para las trabajadoras de casa particular porque hay muchas que no son de Santiago, son de distintas regiones y de fuera del país, que no tienen donde estar. Aquí los domingos a veces esto está lleno y como ves la casa es chica. Queremos un hogar y para eso le hemos pedido ayuda al Gobierno en el proyecto”.

-¿O sea, quieren que Bienes Nacionales les facilite un inmueble?
“Exactamente... a 99 años (se larga a reír), eso lo tengo grabado, lo anduve averiguando. Si hay para otras instituciones, por qué no para las trabajadoras”.

-En los últimos años ¿han habido reformas legales que las hayan beneficiado?
“Sí, varias como el fuero maternal, el decreto 411 que tiene que ver con las indemnizaciones que nos tienen que dar, las vacaciones de 21 días y no de 15 y las proporcionales.
“Lo que yo más recalco es que se nos está reconociendo porque este año se cumplen 10 años desde que se instituyó por el ministro Jorge Arrate el Día de la Trabajadora (de Casa Particular) que es el 21 de noviembre. Eso para nosotros es un logro muy grande y este año lo vamos a celebrar en el Teatro Oriente. Para mí ya que se celebre un día es como un reconocimiento, que te valoren”.

-¿Cuáles son hoy los principales problemas que enfrentan?
“La discriminación y el abuso de poder de algunos jefes, porque no los podemos encasillar a todos. Hay de todo...”

-Algunas con buenos contratos y otras sin contrato...
“Sí, algunas con buenos sueldos y otras que tienen uno miserable.”

-¿No dan para el mínimo?
“Noooo, algunas que están ganando 70 mil pesos por 30 días al mes”.

-¿Han podido establecer cuántas están en buenas condiciones y cuántas no?
“En eso se está trabajando en la mesa de diálogo. El INP y la subsecretaría están haciendo un estudio general de cuántas están puertas afuera y cuántas adentro, cuántas con libreta o no. Después vamos a compartirlo”.

-¿Cuando hablas de discriminación a qué apuntas?
“Para mí entran muchas cosas en eso. De repente llegan niñas que dicen mi jefe se me metió a la pieza, o mi jefa dice que nosotras tenemos que comer la comida del día anterior, que no tenemos derecho a comida fresca, que nos tenemos que duchar con agua helada”.

-¿Un maltrato?
“Para mí todo... cuando me cuentan de repente se me ponen a llorar y ... no sé, porque a mí no me ha pasado hasta el día de hoy; toco madera porque no me ha pasado. Que te digan que ellos se acuestan temprano y que tú tienes que quedarte hasta a las 11 de la noche y si a las 12 se les ocurre comer algo, uno se tiene que levantar y preparar algo”.

-¿Qué crees que explica eso?
“No lo sé. A mí me gustaría que saliera en el contrato las horas de trabajo por una. Que a las 7.30 levantarse, servir desayuno, después media hora para tomar desayuno, hacer el aseo, así. Que te respeten tu horario de almuerzo, de once, de comida, algunas se levantan a las 7 de la mañana sin parar hasta las 11 de la noche”.

-¿Crees que algunos las ven aún como ciudadanas de segunda categoría?
“Síííííí, algunos creen que estamos en la Edad Media, algunos jefes son sensacionales y de hecho conozco personas que nos tratan muy bien y otros que creen que somos esclavas.
“Por eso, hay que llegar a un acuerdo, poner esto es lo que hago yo, los permisos tal y tal día y después se firma”.

-¿Así como hay malos patrones, hay malas empleadas domésticas?
“Como todo el mundo, porque hay que reconocer que hay nanas que son un 7 y otras un 3. Algunas son flojas o sucias, pero limpias habemos muchas”.

-¿Qué te parecen las denuncias de maltrato de nanas sobre niños?
“Primero, no lo comparto; siempre les digo si el niño tiene problemas, hablen con la señora y si ella no hace nada, busquen otra pega. Uno no está obligada, pero cuando al niño le da la paleta hay que hacer algo para entretenerlo, porque siempre digo que a él le debe pasar algo”.

-¿Pagan justas por pecadoras?
“Sí, este año, a comienzos, la tele y diarios nos encasillaron a todas en el mismo saco. Se hablaba en general de las nanas golpeadoras. Ahora, si ese niño (al que golpearon) hubiera sido mi hijo yo le hubiera hecho lo mismo a la nana, no sé”.

-En el último tiempo, en Chile, cuesta cada vez más encontrar nanas y están siendo suplidas por extranjeras especialmente peruanas. ¿Qué te parece eso?
“Tengo amigas peruanas que son excelentes y no tengo nada contra ellas. A las nanas peruanas les dicen te ganas en cuatro patas y lo hacen, no chillan y lo hacen bien; en cambio, las chilenas no lo hacen”.

-¿Por qué?
“Porque ellas están más necesitadas, porque tienen su familia y lo que ganan acá, la plata chilena es mucho más. No colocan ‘peros’, nosotras sí, nos estamos poniendo exquisitas, exigentes, porque las nanas chilenas están más modernas, saben computación, estudian, saben manejar, tienen su autito; la nana antigua hacía todo y ahora no”.

-¿Eso se ha prestado para abusos sobre las peruanas?
“Sí, están en desventaja, hay muchas que trabajan sin contrato”.

-¿La mayor demanda que le hacen a las autoridades es más fiscalización?
“Sí, dicen que no pueden entrar a una casa, pero tendría que ser. Hay en muchas abuso de poder y creo que tendríamos que llegar a un arreglo para que pudieran entrar a una casa.
“Nosotros queremos hacer un puerta a puerta preguntándole a la trabajadora qué es lo que hace, sus derechos, que muestre el contrato, todo. Eso sería un sueño”.


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