Los ingleses que llegaron a Valparaíso instauraron en Chile la costumbre de tomar té a las cinco de la tarde. La exquisita variedad de brebajes en tonos negros, verdes, blancos y hasta del color de las flores lo han convertido en un rito sin restricciones de horarios ni excusas para disfrutar, especialmente si se cuenta con estos preciosos juegos de cerámicas, vidrio y porcelanas.