De niño no tenía ni un interés ni menos inquietudes musicales. Le atraía más bien el mundo de la biología y los animales. Recién a los 15 años agarró una guitarra por “metiche” y “pintamonos”. “Quería cantar pero me costaba aprenderme las canciones, entonces empecé a inventar las mías propias. Así me di cuenta que tenía facilidades y me dediqué a esto”.
En 1984 formó “Cinema”, convirtiéndose en el cantante, compositor y tecladista de la banda con la que se hizo conocido, grabó dos discos (“Cinema en directo” y “Locos rayados”) y llegó hasta el Festival de Viña.
Tres años después, el grupo se separó y Scaramelli inició una fructífera carrera como solista, con variados albúmes que iban de lo popero a lo romántico (desde “Secretos develados” a “Ramo de flores”, entre otros), giras por Latinoamérica y más presentaciones en la Quinta Vergara.
En 2003 editó su último disco “Scaramusas”y hace tres años se le pudo ver en el programa de nostalgia “Rojo Vip”. Mientras, se dedicó a producir música para obras de teatro y para otros artistas; fue partícipe, refugiado en un seudónimo, de la locura brasileña de los “Axé bahía”.
Ahora, de producción musical nada pero de vez en cuando tiene presentaciones en vivo donde repasa su antiguo repertorio musical.
-¿Cómo es tu relación con la música ahora?
“Mejor que nunca, desde que solté las aprensiones la música empezó a venir a mí. Antes buscaba siempre donde actuar, ahora eso viene solo. Ya no le dedico ningún esfuerzo a la música porque viene sola, me llaman, hago shows, y hartos, entre 4 y 6 al mes”.
-¿Por qué dejaste de producir? ?
“Estoy viviendo sólo de la música que hice, no me gustó hacer música para otros, es entrete pero muy inestable. Si me llaman y tengo tiempo lo haré pero por ahora sólo hago presentaciones”.
-¿No echas de menos hacer música?
“No, porque no tendría dónde mostrarla, no hay medios de difusión, lo que me dio mucha angustia en los últimos años que lo hice. Entonces no me gustaría volver a esa pelea de que me tocan o no. Tengo un grupo de fans, unos 300, con los que desde hace cuatro años hacemos un encuentro anual. Porque cuando me invitan a cantar, siempre hay todo tipo gente entonces canto sólo las más conocidas. En cambio, los fans quieren oír las canciones del lado b, que los marcaron. Tengo muchas, si grabé 13 discos, y me encanta recordar canciones que he dejado de cantar”.
-¿Ahora es más fácil o difícil ser músico que antes, por cómo se maneja la industria musical?
“Difícil, hay ciertas cosas que se facilitaron con la tecnología o la autogestión, que puedes hacer un disco en tu casa pero lo malo es la difusión. En las radios se toca muy poca música chilena y eso frena toda la industria”.
-¿Internet no ha ayudado en eso?
“Es que los que se meten van por algo específico que ya conocen pero no van a escuchar algo que no conocen, entonces es difícil llegar así. No es una plataforma para gente que está empezando”.
-Pero en esa época también era difícil surgir, ser artista.
“Para mí no lo fue. Antes había oportunidades también y si uno estaba en el lugar y momento adecuado, se daba esa oportunidad. Ahora hay menos momentos adecuados”.
-La piratería también ha afectado.
“Echó a perder la industria, que los sellos se redujeran. Los de acá son casi todos internacionales y administran el repertorio internacional, no invierten en producto local”.
-Rojo VIP fue una de tus últimas presentaciones en público más masivas y terminó siendo bien polémico, ¿cómo fue la experiencia?
“El programa tuvo buen rating y al final guateó porque cayó en la farandulería, pero fue porque era el último año de rating online. Yo saqué el mejor balance para mí, fue muy satisfactorio, recapturé público y me di a conocer en los jóvenes, me aumentaron las presentaciones”.
-¿Qué etapa de tu carrera te marcó más?
“Varias, la de “Cinema” fue muy importante porque era adolescente aún y encontrarse con la fama, grabar discos en Argentina, ir al Festival de Viña y todo eso, era muy loco. En mi etapa de solista también me fue bien y tuve empezar una búsqueda que terminó en un cambio de estilo, del rock al romanticismo, fue un cambio muy fuerte y me abrió las puestas a un público transversal. Fue por lo que me estaba pasando en la vida, siempre he cantado lo que me pasa lo que me hizo ser muy ecléctico, he obedecido mi instinto que no es comercial. El 98 saqué el mejor disco de mi carrera, que es “Canciones para la memoria”, me sentí cómodo, con un estilo propio que logro impregnar sólo en ese disco porque después me quedé sin casa discográfica, por la piratería que colapsó el mercado”.