EMOLTV

Cuidado al innovar

El sexo oral y anal son dos alternativas a la clásica manera de hacer el amor con la pareja. Pero como cualquier práctica sexual, se deben tomar las precauciones mínimas para evitar infecciones venéreas.

04 de Julio de 2008 | 09:10 |
imagen
De prácticas sexuales se habla poco, excepto cuando se quiere lanzar una broma y se termina festinando el conocidísimo manual oriental Kamasutra. Y si de sexo se habla poco, menos se hace de sexo oral y/o anal porque se subentiende que esta práctica responde a un grado de intimidad mayor en la pareja.

Pero, aunque no se comente mucho, no son pocos los chilenos que practican el sexo oral y anal. El Estudio Nacional de Comportamiento Sexual que dio a conocer el Ministerio de Salud en el año 2000, demostró que el 58% de los encuestados combina la manera clásica de llevar a cabo su intimidad con estas dos prácticas.

Lo interesante es que mientras los que ampliaban su repertorio sexual, incluyendo las prácticas ya mencionadas, tenían un promedio de once encuentros con la pareja al mes, en comparación con los fieles al coito vaginal, que registraban sólo siete.

Y más sugestivo resultan las razones por las cuales se practican estas modalidades. “Hay muchas mujeres que utilizan el sexo anal como un método anticonceptivo”, afirma el sexólogo Eduardo Pino. Otros, erróneamente, creen que este es un camino para evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual (ETS).
Sexo con calzón
El año pasado todo Chile se enteró que una niña de 15 años practicó sexo oral con un compañero del colegio en una plaza, mientras otro la grababa con su celular, lo que planteó seriamente el tipo de valores que los adolescentes están adjudicándole a su vida sexual.
Según la Quinta Encuesta Nacional de la Juventud de 2007, hecha por el Departamento de Estudios del Injuv, un 71,8% de los jóvenes ha tenido una experiencia sexual coital; mientras que un 9,6% han tenido experiencias precoitales (besos, caricias y sexo oral) y un 18,6% afirma no haber tenido ninguna experiencia sexual.
Entre quienes declaran haber tenido experiencia precoitales, un 84,6% de las mujeres dicen haber tenido sexo oral con un hombre y entre los varones, un 96,1% ha practicado sexo oral con una mujer. En el caso del sexo anal, la misma encuesta señala que un 71,1% de los jóvenes dicen practicar sólo sexo vaginal; un 1,3% sexo anal y un 24,3% ambas opciones.
Si bien la edad en que pierden su virginidad las adolescentes bordea los 18 años, lo cierto es que desde hace años los especialistas han detectado que los jóvenes están practicando con mayor frecuencia y como único camino el sexo oral, es decir, para evitar un embarazo no deseado y mantener la virginidad, mantienen “sexo con calzón”, y como dice Eduardo Pino “tienen incluso relaciones sexuales vía anal”.
El especialista afirma que tomando en cuenta los riesgos que los adultos ya corren en cuanto a las ETS, es necesario que las jóvenes reciban una educación sexual a la altura que permita prevenirlas, o sea, tomar las precauciones necesarias, porque entre las infecciones que pueden adquirir están las clamydias que pueden provocar infertilidad en la mujer.

Besos peligrosos

Cunnilingus y la felación son dos alternativas que puede utilizar una pareja en busca de mayor placer con seguridad. Pero, tal como advierte el presidente de la Sociedad Chilena de Sexología, Antonio Salas, ello no es así porque todas las partes del cuerpo humano sirven como transmisores de microbios e infecciones.

El caso más delicado es el del VIH que se transmite por la sangre (no sólo por el semen) y por lo tanto, el sexo oral no es impedimento para que ello ocurra, explica Salas.

Según un estudio de la Facultad de Odontología de la Universidad de Malmo en Suecia, el herpes, la uretritis, e inclusive, el cáncer a la boca por el traspaso de una de las variedades del VPH (virus del papiloma humano) –el mismo que provoca el cáncer cervical en las mujeres- son algunos de los peligros de estas prácticas sexuales.

Un claro ejemplo de la amenaza a la que se expone una pareja que practica el sexo oral es la que señala Salas, al comentar que los microbios que provocan la gonorrea se pueden contagiar vía oral sin que ninguno de los dos se dé cuenta.

Una práctica no declarada

El sexo anal es el menos practicado por los chilenos, si se toma en cuenta que sólo el 20.3% de las mujeres encuestadas por el Ministerio de Salud afirmaron que lo habían realizado con su última pareja y muchos pueden ser los condicionamientos que hacen de esta práctica algo no habitual.
Antonio Salas aclara, sin embargo, que según la experiencia que ha tenido con sus pacientes en su consulta, el supuesto rechazo al sexo anal “aparece sólo en las conversaciones sociales” y su práctica es más común de lo que se cree, sobre todo en sociedades donde mantener la virginidad es un tema importante.

En ese predicamento se tiene que tener presente que la transmisión de enfermedades también es un riesgo en esta modalidad y por ello, los profesionales recomiendan como obligatorio el uso de preservativo.

Salas reafirma esto, tomando como ejemplo el hecho de que “la gran mayoría de infecciones urinarias se producen por microbios que habitualmente están en el tubo digestivo”.

Los dos médicos recomiendan que para evitar esta serie de amenazas, el mejor método es mantener una sexualidad sana con una pareja estable, lo que disminuye los riesgos de contraer una ETS.

Asimismo, la realización de exámenes regulares es imprescindible para descartar cualquier enfermedad que a la larga pueda dañar al otro, así como la confianza que debe existir entre los dos para poder conversar del pasado, estar al tanto de cuántas parejas sexuales han tenido y qué prácticas tuvieron con ellas para saber a qué atenerse, como dice Pino.



EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?