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¿Planificar o administrar?

Hay cosas por hacer a la hora de querer desarrollarnos profesionalmente. Convertirnos en una marca registrada, no cometer errores por ser “nice girls” y tener presente que todo parte de un profundo conocimiento de sí mismo.

10 de Julio de 2008 | 10:20 |
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No hay que desalentarse. Aunque las cifras no sean de las mejores, de a poco, lento pero seguro, las mujeres se están abriendo espacios en los altos cargos ejecutivos.

Aún nos juegan algunas cosas en contra y las dos principales son: todavía no construimos redes sociales y de contactos importantes y nos faltan los años de experiencia para el cargo que la solicitan.

La forma cómo construirse entonces una carrera profesional fue el tema abordado en el encuentro Icare “Mujeres al timón” 2008, donde el dato duro es que cuando se busca a una mujer para un cargo, son pocas, en el mercado, las que puedan calificar a una preselección porque estamos todavía abriéndonos paso en el mundo laboral.

Lucy Krell, de Hiedrick & Struggles, graficó la realidad chilena con estadísticas singulares: si en 2001 había un 7% de mujeres en cargo gerencial, el 2007 eran un 17%, lo que no deja de ser.
Marca registrada
Quizás uno de los puntos cruciales en la carrera profesional es ser uno el promotor de sí mismo. Porque al final de cuentas, todos, querámoslo o no, somos una marca registrada, es decir, las personas se hacen una idea o pensamiento de lo que somos.

La psicóloga Carolina Altschwager abordó el tema insistiendo en que todo el mundo tiene percepciones sobre nosotros y esa marca que hemos construido es la que nos permitirá o no abrirnos puertas y aumentar la disposición de los otros a pagar por uno.

Y para construir esa marca registrada de nosotros hay que seguir cinco pasos: tener un conocimiento profundo de uno mismo de manera de saber cuál es nuestra identidad, imagen, posicionamiento y visión. Tener en cuenta que la diferenciación es relevante, nos hace únicos. Evolucionar, no sólo estudiar, sino que explorar posibilidades. Tener consistencia, o sea, ser fieles a nuestra esencia. Y tener visibilidad, porque lo que no se conoce no existe.

Ojo, que en esta construcción de marca registrada podemos cometer errores como ser más promesa que realidad; salirnos de nuestra esencia, perder el foco.

A su juicio, aunque algunos creen que estamos en una posición desmedrada, lo cierto es que se ha avanzado, porque se tiene que tener presente que el promedio de edad que se requiere para alcanzar una alta posición son 44 años, es decir, con más de 15 años de carrera en el cuerpo. Y quienes están en esa situación son las que, definitivamente, abrieron camino, superando las vallas y prejuicios de una sociedad donde todavía no se veía con buenos ojos que la mujer saliera del hogar.

Y que estamos avanzando en ese sentido lo revelan dos datos demográficos: la brusca caída de la natalidad entre las mujeres de 18 y 43 años (curva que se revierte a partir de los 44) y el hecho de que las mujeres se están casando, en promedio, a los 27 años. Esto, porque la familia sigue siendo un factor a la hora de abandonar la carrera.

Krell fue categórica al señalar que todos los estudios demuestran que los impedimentos para escalar son la falta de experiencia (en un 47%) y la exclusión de las redes sociales (41%), seguido de la compatibilidad de roles.

Y en la situación de Chile esto debe ser atendido: el 60% de los cargos gerenciales son llenados a través de contactos personales, no por vía de una empresa especializada.

En este panorama, la pregunta que surge es cómo hacer para subir. La economista Anita Holouigue, a partir de su experiencia, fue clarificadora: más que trazar una carrera profesional, hay que administrarla y eso comprende asumir que el futuro es incierto, pero por ende lleno de libertad y oportunidades.

“Los caminos de la vida no son lo que yo esperaba... no son lo que yo creía... no son lo que imaginaba”… esa canción de Vicentico es la que para Anita Holouigue la que mejor describe su andar profesional.

Errores y secretos

Lucy Krell entregó una serie de recomendaciones a partir del libro que escribió Louis Frankel sobre los errores que comenten las mujeres profesionales y que ella denomina las “nice girls” (“Los 101 errores inconscientes que las mujeres cometen para sabotear sus carreras”).

El listado es extenso pero lo encabezan el hacer el trabajo de otros; ser ingenuas; confiar en que serán reconocidas por su trabajo; no capitalizar sus relaciones y actuar movidas por la necesidad de agradar a los otros.

Se suman actuar agresivas; compartir demasiada información personal en el trabajo; estar demasiado preocupadas de ofender a los demás; esforzarnos hasta la perfección, pedir demasiado 'permiso' y pedir demasiado 'perdón'.

Y en cuanto a autoestima no andamos mejor: creemos que los demás saben más; en las reuniones no peleamos por tomar la palabra y minimizamos nuestro trabajo.

En el ítem secretos, quizás lo central de todo fue lo que planteó el psicólogo y coach Ignacio Fernández, quien aseguró que el éxito, al contrario de lo que pensamos, no tiene que ver con los logros que ven los otros, sino que con la coherencia interna que cada uno logra.

Por lo mismo, insistió en que para poder conseguir algo en la vida lo primero es saber claramente cómo cada uno encara su vida. Y ahí vienen las preguntas claves: lo hago como espectador o como protagonista; lo hago como seguidora o como constructora; lo hago como reactiva o con motor propio; lo hago como sumisa dependiente o como empoderada; lo hago mirando al jefe o a los colaboradores. ¡Desde dónde te paras? sentenció.

Ignacio Fernández, afirmó que todo dependerá de "la gestión de sí mismo" que cada uno haga, de la automaestría, porque está claro que no podemos controlar las variables externas, sólo las internas.

"Todos tenemos un GPS interior", apuntó.



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