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La caída del impulso sexual en las mujeres

13 de Abril de 2009 | 17:13 |
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La inquietud con respecto a la seguridad del reemplazo de hormonas prácticamente ha ensombrecido una de las inquietudes más acuciantes de la mujer a cierta edad: los efectos de la menopausia sobre sus vidas sexuales.

Muchas se muestran reacias a preguntarles a sus médicos por algo que sobresale en sus mentes: ¨Qué le pasó a mi deseo sexual y mi capacidad de gozar el sexo?”

Con casi un tercio de sus vidas por delante, pero con muy pocas o ninguna de las hormonas que fomentaron lo que pudiera haber sido una robusta vida sexual, en la postmenopausia muchas de las mujeres experimentan una disminución o ausencia del deseo sexual, dificultad para excitarse o alcanzar el orgasmo, o sienten dolor al momento de tener relaciones sexuales debido a cambios vaginales relacionados con la menopausia.

A veces, las razones para explicar estos problemas van más allá de las hormonas. Algunas mujeres pudieran considerarse menos atractivas sexualmente a medida que sus cuerpos cambian con la edad, o tienen parejas que han perdido el interés en el sexo o la capacidad de tener un desempeño confiable.

Sin embargo, para la mayoría de las mujeres postmenopáusicas, los cambios relacionados con las hormonas son los principales factores que interfieren con la satisfacción sexual. Mi amiga Linda, por ejemplo, quien vive en Pittsburg, tenía 52 años de edad y había contraído matrimonio en fecha reciente cuando, repentinamente, su vibrante interés en el sexo se vino abajo, lo cual la llevó a buscar una manera de restablecerlo.

Pat Wingart y Barbara Kantrowitz describen una situación más común en su libro informativo: “¨Hace calor aquí o soy yo?” (“Is It Hot in Here or Is It Me?” (Editorial Workman, 2006): “No estás de humor con mucha frecuencia. La mayoría de las noches, sencillamente desearías que tu pareja se diera la vuelta y durmiera. Cuando efectivamente sientes deseos de un poco de acción, necesitas muchísimo tiempo para entrar en calor. A veces, el sexo resulta más doloroso que placentero”.

Cambios comunes

A diferencia de Linda, quien tuvo un abrupto cambio en su deseo, muchas mujeres informan de un descenso gradual en el deseo sexual a medida que envejecen. En un sondeo entre 580 mujeres menopáusicas conducido por el Consejo de Información y Educación sobre Sexualidad de Estados Unidos (SIECUS), el 45 por ciento de ellas informó de una reducción de su impulso sexual después de la menopausia, al tiempo que 37 por ciento informó que no había tenido cambios y 10 por ciento dijo que había registrado un aumento.

Si bien las experiencias individuales ciertamente varían, “Los cambios en la excitación claramente están asociados a la menopausia”, con base en un artículo publicado en la Revista de la Asociación de Medicina Estadounidense. La autora, Dra. Jennifer E. Potter de la Facultad de Medicina de Harvard y del Centro Médico Diaconesa Israel en Boston, dijo que los factores físicos incluyen un flujo menor de sangre a los órganos genitales, un descenso de la lubricación vaginal y disminución de la respuesta al contacto.

Las mujeres pueden alcanzar el orgasmo a lo largo de sus vidas, pero típicamente necesitan una estimulación del clítoris más directa e intensa, así como más larga, para llegar al clímax, notó Potter.

Otra experiencia común es una menor intensidad del orgasmo y dolorosas contracciones uterinas después del mismo, aunque las mujeres que formaron parte de la investigación del SIECUS informaron que, en general, seguían teniendo relaciones sexuales que les resultaban satisfactorias.
¿Fármacos para la libido?
Puesto que la testosterona es la “hormona de la libido” tanto para hombres como para mujeres, los terapeutas han sopesado desde hace ya mucho tiempo la efectividad y nivel de seguridad de suministrarles tratamientos de testosterona a mujeres postmenopáusicas que han perdido interés en el sexo.

Tan sólo un producto, Estratest, se vende comercialmente hoy día, aunque no está aprobado para el tratamiento de una libido baja. Además, contiene estrógenos, que pudieran ser inseguros para algunas mujeres. La Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos, la FDA, hasta ahora se ha negado a darle su aprobación a un parche de testosterona, aunque farmacias de preparados son capaces de producir cremas de testosterona para clientes individuales.

Un estudio controlado con placebos a lo largo de un año, publicado en noviembre en la Revista de Medicina de Nueva Inglaterra, en el que participaron 814 mujeres de edad madura con baja libido, encontró que quienes recibieron tratamiento con un parche que les administraba 300 microgramos de testosterona al día experimentaron un episodio sexual adicional, y satisfactorio, una vez al mes. Sin embargo, un parche con la mitad de esa dosis no suministró beneficio alguno. Se consideró que los efectos secundarios del tratamiento eran tenues; entre ellos estaba un aumento en el crecimiento del vello corporal y acné

No obstante, en las palabras del Potter: “Lo que pudiera ser una vida sexual satisfactoria para una mujer, podría dar la impresión de ser en verdad insuficiente para otra”, agregando que las expectativas de una mujer sobre su vida sexual pueden marcar una diferencia. Ella citó los hallazgos de diversos estudios de grandes dimensiones: “Tan sólo de un tercio a la mitad de las mujeres que informan de un menor deseo o respuesta creen que están ante un problema o una aflicción para la cual sienten que necesitan pedir ayuda”.
¨Entonces, qué le pasa al cuerpo de una mujer cuando los niveles de hormonas sexuales se desploman?

Si bien el estrógeno es la hormona predominante de la mujer antes de la menopausia, se considera que la testosterona, producida en las mujeres por los ovarios y glándulas adrenales principalmente, es la hormona de la libido tanto de varones como de mujeres.

Los niveles de testosterona disminuyen en aproximadamente 50 por ciento entre los 20 y 45 años de edad, y la cantidad de testosterona producida sigue en un descenso gradual a medida que la mujer envejece. Si bien la menopausia en sí misma no tiene efecto directo sobre la producción de testosterona, la remoción quirúrgica de los ovarios puede ocasionar un bajón abrupto de esta hormona y del deseo sexual que la acompaña, particularmente entre mujeres que no han pasado por la menopausia natural.

Para algunas mujeres, el aumento en la proporción entre testosterona y estrógeno que ocurre después de la menopausia le da un impulso a su deseo sexual, destacan las autoras Wingart y Kantrowitz.

Sin embargo, para la mayoría de las mujeres, los efectos de bajos niveles de estrógeno son los principales disuasivos del placer sexual. Aparte de los infames bochornos, cambios en la vagina y la vulva pueden tener serios efectos sobre la experiencia sexual.

-- Con muy poco o nada de estrógeno, las paredes vaginales se resecan, volviéndose más delgadas y menos elásticas, lo cual provoca dolor al momento de la penetración.

-- La reducción del flujo sanguíneo al área genital ocasiona que, quizá, la mujer necesite de mucho más tempo para sentirse excitada.

-- La anticipación de las dolorosas contracciones uterinas puede ser un factor desalentador.

-- Algunas mujeres que presentan fugas de orina durante el sexo pueden terminar por evitarlo.

Tratamientos útiles

Linda, quien me pidió que su apellido no fuera publicado, dijo que a ella le preocupaba más revivir su vida sexual que la posibilidad de un riesgo mayor de padecer cáncer o males cardiacos inducidos por las hormonas. Una prescripción del fármaco Estratest, que combina estrógeno y testosterona, resolvió su problema.

Sin embargo, no se recomienda para mujeres que han tenido cáncer de mama o que presentan alto riesgo de padecerlo. De manera similar, a fin de proteger el útero en contra del cáncer, se debe combinar estrógeno con una progestina.

Para algunas mujeres, una alternativa que funciona es la aplicación vaginal de un poco de estrógeno por vía de una crema, anillo o tableta, lo cual impide que la hormona pase a través del hígado y disminuye la cantidad que entra al torrente sanguíneo.

Con mayor probabilidad, los ginecólogos preocupados por la seguridad recomendarán un lubricante sin base de aceite. Además de populares productos como la jale K-Y, tanto Wingart como Kantrowitz sugieren varios productos más duraderos que tienen una cualidad adhesiva, incluidos Replens, K-Y Long-Lasting Vaginal Moisturizer y Astroglide Silken Secret. Las autoras dijeron que, al parecer, “las mujeres que tienes relaciones sexuales con regularidad generan más lubricación que aquéllas que lo hacen con menor frecuencia”.

La infrecuencia del acto sexual o de prolongados periodos sin él puede dar como resultado un estrechamiento de la vagina, lo cual se puede contrarrestar con el uso de dilatadores vaginales lubricados. Para las mujeres cuyas vidas sexuales son interrumpidas por la falta de una pareja o compañero, las autoras recomiendan la autoestimulación. Potter sugirió que incluso para mujeres con pareja, un vibrador o una pequeña bomba de vacío a baterías pueden ser de ayuda para alcanzar la excitación.

Si bien un fármaco como el Viagra aún no es una opción disponible para la mujer, el uso del antidepresivo bupropión (Wellbutrin, a una dosis de 300 miligramos al día) pudiera mejorar la excitación sexual y satisfacción de mujeres que no están deprimidas. Además, Potter destacó que mantenerse en buena forma física también contribuía.
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