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“Sin peluca, sigo siendo el Profesor Rossa”

No importa que ya no tenga su propio programa y que desde hace años se haya ido a Mega para reforzar “La Ley de la selva”. Tampoco que la peluca rosa la haya dejado en su casa, ni que no ande con sus bigotes pintados. Para él y para todos los que se le acercan en la calle, sigue siendo el académico infantil en persona. Y aquí, sin Guru Guru que lo moleste, lo cuenta todo.

02 de Marzo de 2010 | 10:41 | Ángela Tapia Fariña.
Fotos, Carla Pinilla.
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“¿Sabías que los elefantes nunca han tenido colmillos? No, lo que tienen son los incisivos que se desarrollaron. Pero por la forma empezaron hace cientos de años a decirle comillos”, dice Iván Arenas (59), sentado en un café.

Con el mismo bigote, pero canoso y sin esos rulos rosa, ni mucho menos el frac que lo acompañó en los ’80, el hombre que mostró con sus dibujos lo lindo que es el mundo, descansa de la aventura que significó ir al Zoológico Metropolitano para fotografiarse para esta entrevista.

Bastó un ‘mira, el Profesor Rossa’, para que un tumulto de niños se acercara tímido, algunos sin saber quién es el personaje del que le habla su mamá, quien es la más entusiasta en acercar al niño al otrora rostro de Canal 13. “Y menos mal que no pidieron dibujos, porque ahí si que se arma un caos”, cuenta.

Iván sabe que a los niños no se les puede negar nada, y no se extraña de que hoy, aunque su imagen como Iván Arenas es la que aparece cada sábado en “La Ley de la Selva”, el personaje del Profesor se mantenga prácticamente intacto entre los paparazzi improvisados en el zoo y entre los que le tararean la canción del programa, estando en el café, donde saca un Kent One tras otro.

Ahí, recuerda sus inicios en canal 4 UCVTV, a principio de los ’80, con una peluca y un frac improvisado que pertenecieron a la Tía Patricia (Undurraga, del programa “Para saber y jugar”).

Ahí se presentó con su bigote bañado en látex rosado –técnica que, asegura, se mantiene intacta hasta hoy- para darle vida a un personaje que seguiría sin descanso, presente por los siguientes 21 años.

A él se le sumaron, ya en Canal 13, el tío Valentín (Trujillo), don Carter (Juan Alcayaga) y su inseparable Guru Guru (Claudio Moreno), el mismo que lo acompaña en el famoso “video prohibido” donde el gran pájaro y el Profesor olvidan el lenguaje académico para reírse un rato durante la grabación.

Tras la aparición de esas imágenes, un brusco retiro de las pantallas de “El mundo del Profesor Rossa” llegó junto a una notificación por el delito de impuestos internos, en el que su ex mujer también se vio involucrada, lo que motivó la aparición de Ivca, la hija de Arenas, que defendió a su mamá en televisión y en desmedro de su padre.

Al profesor le perdimos la pista, hasta que, tras el ingreso de Arenas al programa de animales de Mega, el año 2005, ha reaparecido junto a su pájaro amigo en algunos espacios. No sólo eso, tal como lo afirma el propio Iván, él y Guru Guru recorren todo el país haciendo rutinas de magia y humor.

-¿Cómo lo hace el Profesor Rossa para mantenerse vigente?
“Es que la gente es agradecida de la entrega de conocimientos y la espontaneidad de los personajes. Aquí no hubo nada manipulado, era normal que Guru Guru rompiera cosas, que fuera al colegio, y que yo actuara como un padre guiador. Era normal que don Carter fuera un vecino que nos visitaba y se entretenía con Guru Guru”.

-A todo esto, ¿qué es de don Carter?
“Es un muy buen amigo, una excelente persona, creativo, un muy buen partner para actuar; aprendí a conocer su creatividad tarde. Era el bandejero de Guru Guru, le pasaba de todo, pero siempre estaba feliz. Estas cosas me dan orgullo contarlas. Voy a ser bien pedante e insistente en esto: nunca en mi vida me he sentado a crear, sino que todo ha sido espontáneo. La personalidad de don Carter o Guru Guru nacían en el libreto mientras se escribían.
“Eso la gente lo agradece y que haya habido una sanidad en todo. Si la única cosa diferente, rara, fueron los videos de internet. Y no es que me importaran un comino, pero no me preocuparon nunca, porque fue una cuestión que todo el mundo hace. Yo tuve la buena o mala suerte -depende del cristal con que se mire- que alguien lo tiró a internet, pero Mario (Kreutzberger) tiene, (Antonio) Vodanovic tiene, todos tienen”.

-¿Por qué se le dio tanto bombo al asunto?
“Porque en ese tiempo no estaba la libertad de hoy, que han habido incluso aperturas homosexuales en pantalla y todos los canales están diciendo huevón, chucha, poto, culo. Y además, que el Profesor Rossa estuviera diciendo groserías no era bien visto, porque era el que le enseñaba a los niños. Eso lo entiendo perfectamente, pero el asunto es que lo que se vio fue algo que nunca hice para que se exhibiera, fue algo privado, un chiste, algo para pasarlo bien entre nosotros. Además, tenía un fundamento: nosotros nos pasábamos toda la vida grabando y llegaba un minuto en que estábamos cansados, así que nos poníamos de acuerdo con Guru Guru para tirar alguna talla y que el resto se riera, y así aprovechar la luz del sol para seguir grabando. De las cosas que hacíamos se mostraron como siete minutos de chascarros, pero yo tengo horas. Hay mucho que no se ha visto y que hoy me da lo mismo que lo muestren”.

-¿Lo sentiste como una traición?
“Claro. No tengo la certeza de quién fue. Hablé con alguien por teléfono, pero no sé si es un amigo de un amigo, un camarógrafo o un pariente de... Me van a retar, pero digo camarógrafo porque ellos son los que se quedaban con la cinta cuando hacíamos los chascarros. De hecho, todo esto nace cuando cumplí 50 años, porque ellos me hicieron un video y me lo regalaron. Pidieron una pantalla e invité a mucha gente a celebrar, había unas 250 personas, directores, de todo; nos matamos de la risa. Me fui y se la pasé a mi hijo. Pero alguien hizo copia de esta cinta. Yo hablé telefónicamente con alguien y él lo único que hizo fue pedirme disculpas. Ya llevaba 4 días al aire y el video lo estaban vendiendo en el Persa. Yo le dije que lo que había hecho había sido un error garrafal, que me perjudicaba, porque no puedo ir por la vida diciéndole una a una a las personas que vieron esto, cuáles son las razones de por qué lo hicimos. Yo no tengo ninguna culpabilidad, no lo hice con maldad, pero cómo digo que esto se hacía para entretenernos y poder seguir grabando... Soné no más”.

-¿Fue ese fue el motivo por el que te fuiste de Canal 13?
“No, porque yo fui a hablar con los ejecutivos y no le dieron ni bola a eso. La gente le hecha la culpa al video, pero la verdad es que no llegamos a un acuerdo económico con el canal. Tanto ‘Maravillozoo’ como ‘El Profesor Rossa’ no salieron en pantalla a partir de ese año, esencialmente porque no se llegó a un acuerdo económico porque bajaron todo el presupuesto y me dijeron: ‘si quieres seguir con el Profesor Rossa, tienes que despedir a mucha gente de tu equipo’. Era una cuestión terriblemente desagradable, no teníamos plata para hacer viajes al extranjero, ni dentro de Chile, y cuando se llegó a una cifra que le ajustaba al canal, era apenas un cuarto de lo que necesitábamos para hacer el programa y tuve que decirles que no se podía hacer. Fue en forma conjunta que se decidió no continuar con el programa”.

-¿Qué te pasó emocionalmente al dejar de hacer al Profesor después de 20 años?
“Estaba preparado mentalmente. De hecho, lo resistí bien. Es más, me di un año sabático, pero reconozco que duró como seis meses. No hallaba qué hacer y llegué a pesar 125 kilos”.

-¿Cuánto pesas ahora?
“Ciento uno. Es que no hacía nada. ¡Nada! Y adrede no quería hacer nada. Yo siempre fui ahorrativo, y dije ‘bueno, no trabajo más’. Después ya retomé otras cosas, los libros que tenía; había escrito siete con Salo Editores y me había ido bien. Estaba en eso cuando me llamaron de Mega”.

-No juzgas como bueno ni malo lo del video, pero después de eso se comenzaron a saber más temas privados tuyos, como lo de impuestos internos y las peleas con tu familia.
“Sí, pero es que esa es una coincidencia porque justo nacieron los programas de farándula. Hoy cualquiera está expuesto… Con los problemas de impuestos internos, no soy culpable. Estoy pagando platos rotos por cosas que se hicieron en mi oficina y ése es el juicio que tengo con el abogado. Pero no puedo ir diciéndole a cada persona cómo fueron las cosas. Por eso, un día, en un programa lo conté, pero el problema es que ahí pasaba a dañar a otras personas, entre ellas a mi ex mujer”.

-Y ahí apareció tu hija que se enojó contigo.
“Injustamente, por defender a la madre, me dañó a mí otra vez. Igual tiene razón de querer defenderla, pero yo estaba en la pata de los caballos no más. Me imagino que todo esto puede pacificarse con mucha paciencia no más, pero yo no puedo hacer nada porque está en manos de la justicia”.

-Con todo eso, ¿cómo no te bajó la depresión al colgar la peluca rosada?
“Porque el Profesor Rossa está vigente en los sentimientos de la gente. No murió el personaje. Él no está en pantalla, pero está vigente. Acá pasan y se quieren sacar una foto conmigo. Y más encima esa foto se la sacan con el Profesor Rossa y no tengo la peluca puesta. ¿Entiendes el concepto? Eso, Dios quiera, que lo tenga hasta la tumba. Qué mejor pago. No es dinero, eso entra y se va, no sirve para nada más. El sentimiento es el que queda. Yo he entrado a casas y he visto un papel pegado en una pieza con un dibujo que le hice a un niño hace años y que hoy es casado. Eso es para llorar.
“Mis sentimientos reales, más que no se siguiera haciendo el programa, fue con la gente, no con la institución o el canal. Yo nunca comprendí que no pudiera despedirme al aire, con un beso en la mejilla, un apretón de manos, dar las gracias a la gente con la que trabajamos, decirle a la prensa que finalizó el ciclo. Eso lo sentí; tener que irme de la institución, sin saber qué día… No entendía nada”.

-El Profesor Rossa no se aleja mucho de ti, como lo podría ser un personaje de una teleserie o una película para un actor, que no sigue interpretando el papel después de salir de trabajar...
“Yo, sin peluca, sigo siendo el Profesor Rossa. A mí me encanta contar anécdotas y te voy a decir mil datos de cualquier cosa. A veces no lo hago porque puedo hasta caer pedante, pero sigo siendo así, sigo todavía estudiando para mí, aunque no esté haciendo ningún programa de ese tipo. Mira, te podría decir que hay un único animal que se ve desde la luna, y así te hago pensar. Da lo mismo que te importe o no, pero te va a interesar en la medida en que yo te dé la respuesta. Y si la respuesta es curiosa y anecdótica no se te va a olvidar más”.

-¿Cuál es?
“Te lo voy a decir y a lo mejor, tú no vas a creer que es un animal… Es el coral. La gente creía que era una planta, pero es un animal. Entonces, los arrecifes que hay en las costas australianas, que son eternos, de kilómetros y kilómetros, son los únicos que se ven desde la luna, como una mancha. A diferencia de lo que se cree de la muralla china, que no se ve desde la luna. Todo nació por un astronauta que creyó verla, pero en realidad vio el Amazonas”.

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