Le preguntamos a nuestros lectores cuál sería la pregunta que podría arruinar un primer encuentro amoroso y conversamos con dos expertos en el tema -Branko Karlezi y Andrea Hoffman- sobre cómo no ahuyentar a una posible pareja. Ambos coinciden en que hablar de los ex es lo peor.
04 de Agosto de 2010 | 15:58 |
Estando en una primera cita, intentando conocer a la otra persona -te ha gustado y hasta el momento, todo parece que va bien-, le preguntarías “¿con cuántos hombres/mujeres has estado antes?”. Si crees que sería lo más normal del mundo hacerlo, cuidado, que todo se podría ir por la borda.
Precisamente, esa pregunta fue la elegida por nuestros lectores como la más matapasiones de hacer en un primer encuentro amoroso, alcanzando el 51% de las preferencias, de un total de mil 255 encuestados.
Le siguieron la peligrosamente interesada “¿cuánto ganas en tu trabajo?” con un 27%, la egocéntrica “¿qué opinas de mí?”, que obtuvo un 16% de los votos, y por último, “¿cuántos amigos tienes en Facebook/Twitter?”, que sólo marcó un 6% de los clicks. Al parecer, habría cierta tolerancia a la popularidad virtual hoy por hoy.
“Puede que alguien me pregunte cuántos amigos de Facebook tengo, y si soy prendido con ese tema, también me voy a prender con la cita”, afirma Branko Karlezi, quien de lunes a viernes comenta y discute el mundo del amor y las parejas con Carola Brethauer en el programa “Superados”, de radio FM Tiempo.
El conductor radial incluso afirma que no existiría pregunta vetada que pueda arruinar una cita. “Si a una persona le gusta hablar de sus parejas sexuales y la otra persona le achuntó con la pregunta, ¡bienvenida sea! No creo que vaya tanto por la pregunta, sino que por ir con la mente abierta, sin expectativas, ser uno mismo -si quieres preguntarle qué color de sostén ocupa, hazlo- y pasarlo bien”, agrega.
“No estoy de acuerdo con preguntar con cuántos hombres te has involucrado, porque no tiene mucho que ver”, cuenta, por su parte, Andrea Hoffman, otra entendida en las relaciones amorosas y la soltería, como lo demuestra también de lunes a viernes, pero junto a Patricio Bauerle, en el programa “La comunidad sin anillo”, de radio Concierto.
Si bien ambos coinciden en que lo importante del encuentro es conocer a la persona que está sentada al frente, y que se debe evitar a toda costa hablar -y sobre todo pelar- a los ex, se pueden apreciar diferencias no menores en la manera de querer enfrentar una primera cita.
Lo que ell@s quieren
Reafirmando su defensa por la comunicación, Hoffman indica como principal consejo poner atención cuando el otro habla. “Sobre todo los hombres que quieren quedar como reyes, y empiezan a hacer unos monólogos con historias eternas de todo lo que han hecho, los safaris y leones que han matado y lo buenos que son como hombres. La idea es que se conozcan, que le hagas preguntas a la otra persona para saber qué opina de ciertas cosas que para ti son importantes y viceversa”.
Junto con mencionar lo fatídico que podría significar para un hombre que su cita pida de entrada una piscola, Karlezi prohíbe juntarse en cines o lugares ruidosos que eviten, la conversación.
“Para que resulte mucho mejor, la cita tiene que ser lo menos romántica posible. Si te vas a juntar en un lugar, que nadie pase a buscar a nadie; te vas caminando, en micro o taxi, pero vas por separado al lugar normal y se paga la mitad. ¿Para qué? Para que no tengas ninguna presión. Conozcámonos, buena onda, pero estamos grandes ya”, declara.
Desde la otra cara de la moneda, Hoffman es clara en su postura: “En mi caso, me gusta que me pasen a buscar y que me paguen la cuenta. No estoy ni ahí con la liberación femenina”.
La conductora es firme al comentar que, dado que las encuestas reflejan que el hombre en Chile gana más que la mujer, aunque tengan el mismo trabajo, lo mínimo es que sean ellos los que inviten. E insiste: “No estoy ni ahí con demostrar que las mujeres somos independientes pagando mi parte de la cuenta. Me parece, por decirlo menos, una rotería, a menos que los dos ganemos lo mismo”.
Asimismo, agrega la importancia de cuidar la higiene y respetar “el metro cuadrado”, refiriéndose a acercarse más de lo debido o “tocar mucho” a la otra persona. “Generalmente es la mujer la que rompe ese metro cuadrado si hay fiato y feeling”.