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Los puntos “débiles” de los hombres

Al igual que las mujeres, ellos también tienen partes de su cuerpo que pueden ser catalogadas como erógenas. Y no sólo eso, también tienen su punto G.

21 de Febrero de 2011 | 12:43 | Emol
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AP
Acariciar los tobillos, la espalda y la cabeza puede resultar una suerte de preámbulo si una mujer está relajada. Pensar en cómo preparar el cuerpo femenino para un encuentro sexual placentero ha sido tema de debate y de una extensa lista de libros que consiguieron ser números uno en los ranking de best seller. Pero, ¿qué pasa con “la previa” de ellos? ¿Basta dar por sentado que estarán excitados en un abrir y cerrar de ojos y que la eyaculación por sí misma es el máximo orgasmo que alcanzarán?

“Vivimos en una sociedad individualista ‘egocéntrica’ y falogocéntrica donde la mayor orientación al placer está orientada y focalizada en el pene o falo masculino ‘penetrador y dominante’. Por lo tanto, el hombre, en general, tiene poco desarrolladas las otras zonas erógenas”, cuenta el sexólogo Maricio Salas.

¿Cuáles son esas zonas mágicas del cuerpo masculino? Se trata de sectores catalogados como “secundarios” en cuanto a la excitación, ya que no es necesaria su estimulación para que el sujeto alcance el orgasmo. Sin embargo, sí excitan las zonas “primarias” (el glande y el pene), logrando la erección y mejorando la experiencia sexual.

Tal como lo informa el sexólogo, estos pueden ser los testículos y muslos, cuello, ojos e incluso los pezones, que suelen ser partes del cuerpo más relacionadas a la mujer, cuando de hablar de preámbulo se trata. A esta lista se le agrega la zona alrededor de sus labios, la manzana de Adán e, incluso, algunos hablan de los tobillos.

Salas explica que no se trata de llegar y acariciar estas partes. Todo depende de las preferencias de cada hombre y de lo entregado que esté en el momento. Tal como sucede con la mujer.


Directo al punto G

En cuanto al orgasmo, existe una zona que muchos heterosexuales evitan por estar íntimamente ligada a las relaciones gay. Si bien la mujer posee su famoso punto G en la pared anterior de la vagina, en el caso del hombre, es su próstata, ubicada al frente al recto y bajo la vejiga, tal como la sexóloga estadounidense Beverly Whipple lo comentó ya en 1980. Además de la manera obvia de localizar este sector, Whipple ha señalado que también se le podría estimular, presionando la zona entre el ano y el escroto.

Como Salas explica, en la zona del ano existen muchas terminaciones nerviosas que hacen que el sexo anal se disfrute más, tanto por hombres como por mujeres. Sólo que en el caso de ellos, los prejuicios que amenazan psicológicamente su masculinidad, por ser, en teoría, “penetrados”, hace que muchos eviten esa práctica.
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