Muchos se habrán sorprendido hace algunos días que Juana Viale, actriz argentina y pareja del actor chileno Gonzalo Valenzuela, anunció estar nuevamente embarazada, luego de que a finales de mayo sufriera la pérdida del hijo que esperaba cuando cursaba los siete meses de gestación.
Una buena noticia para ella, pero inevitablemente surge la duda respecto a cómo una mujer puede superar tan rápidamente la muerte de un hijo no nacido, aunque prácticamente de término, y embarcarse en un nuevo embarazo.
Según Solange Anuch, psicóloga de Clínica Alemana, siempre la pérdida de un hijo durante la gestación causa un duelo, pero si ésta ocurre en el último trimestre del embarazo, el luto tiene prácticamente las mismas características de haber perdido un hijo ya nacido.
“El vínculo entre la madre y el niño tiene un carácter de realidad sumamente potente, porque es un vínculo que tiene por un lado características de simbiosis biológica y, por otro lado, tiene la compañía de toda una fantasía, ilusión y proyección mental sumamente poderosa. Entonces se pierde no sólo la simbiosis, sino que todo un registro mental, toda una suerte de espacio de esperanza”, explica la especialista.
Por esta razón, la mujer debe darse un tiempo para vivir el duelo, “para poder elaborar lo que le ha ocurrido, para poder estabilizarse emocionalmente, para poder aceptar lo que le ha pasado”, afirma Solange Anuch. Se trata de un período que incluso ayuda a la pareja a revincularse en un ambiente más limpio de angustias.
Según la psicóloga de Clínica Alemana, algo fundamental en la elaboración del duelo es rendir un memorial a los hijos que se han perdido durante el embarazo. “No es sano hacer vista gorda o pasar lo más rápido posible el evento”, asegura. Y añade: “Es importante poder generar un ritual, brindarle un espacio concreto que lo recuerde, ya sea en un jardín, a través de un árbol, a través de unas flores plantadas para él en que cada vez que la madre vea crecer esa vida, de alguna manera sienta que está concibiendo y se está prolongando a través de eso que está allí y que ha seguido vivo”.
Respecto al tiempo que debe extenderse el luto, la especialista sostiene que en general se habla de entre uno y dos años. Sin embargo, en el caso de las pérdidas durante el embarazo la situación es un poco distinta, ya que la mujer tiene una fuerte necesidad de concebir, por lo que la gestación de un nuevo hijo puede que también la ayude en todo el proceso. “Pero no debe ser inmediata, ojalá al menos pasen algunos meses”, dice Solange Anuch.
La psicóloga agrega que el grado en que la concepción de un nuevo hijo ayuda a superar la pérdida depende de muchos factores, entre ellos la personalidad de la madre, el nivel de tristeza o depresión que le causó la pérdida y las redes de apoyo con las que cuenta.
Por su parte, Horacio Figueroa, ginecólogo de Clínica Dávila, sostiene que para muchas mujeres quedar embarazada de nuevo les permite “dar vuelta la página” de todo lo que significó la pérdida. “Pero lo ideal es que la paciente logre terminar con el duelo y eso es muy variable. Hay mujeres que a las dos semanas son capaces de dar vuelta la página y otras que se demoran un poco más”, afirma el médico.
El factor físico
Otro aspecto que hay que tener en cuenta cuando una mujer ha perdido un hijo en gestación y decide quedar embarazada de nuevo, es el físico.
Según Horacio Figueroa, no está del todo claro el tiempo que hay que esperar entre una concepción y otra. “En general, lo que piensan los médicos es que sería prudente esperar unos dos o tres meses como mínimo antes de volver a intentar tener otro bebé”, sostiene.
Incluso -señala el médico- hay ginecólogos que pueden llegar a decir un año. Sin embargo -añade- “probablemente sea más conveniente que la paciente deje pasar un poco de tiempo desde el punto de vista físico y que ayude también desde el punto de vista psicológico, antes de volver a intentarlo”.
También es importante considerar, sobre todo cuando se trata de bebés de término, qué fue lo que provocó la pérdida, un dato que finalmente definirá el pronóstico de la segunda gestación. “Porque si la causa de la pérdida fue una enfermedad reumatológica, por ejemplo, la paciente va a seguir teniendo ese problema. Entonces ahí las posibilidades de perder el bebé aumentan”, finaliza Figueroa.