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Felipe Contreras: El macho mestizo

El actor que interpreta al deseado Nahuel en “La Doña”, asegura que los hombres chilenos debieran aprender a ser más dulces con la mujer, y nos cuenta las cosas que más lo han sorprendido, desde que realiza el papel del mapuche favorito de la Quintrala.

18 de Octubre de 2011 | 14:58 | Por Ángela Tapia F., Emol
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Macarena Pérez, El Mercurio
Desde antes que “La Doña” comenzara a transmitirse en Chilevisión, las gigantografías de Felipe Contreras, caracterizando a Nahuel, llamaron la atención de más de alguna conductora o transeúnte, que observaban al actor, en taparrabos y con cada abdominal que puede existir en el cuerpo de un hombre, bien marcado.

No es de extrañar, entonces, que hoy a Felipe le lluevan los piropos por donde ande, y que más de alguna jovencita o señora le confiese que sigue la teleserie nocturna de Chilevisión, solo por verlo a él.

Vestido de occidental contemporáneo, el actor conversó con Tendencias y Mujer en un café. Allí se mostró feliz de hacer la entrevista, pese a que en las últimas semanas ha debido dar mil y un declaraciones, no solo por el éxito que ha tenido la nueva producción de Vicente Sabatini, sino que también por los desnudos que han transmitido en ella, y en los que el mapuche Nahuel -el indio del que la Quintrala (Claudia di Girólamo) se aprovecha para satisfacer sus necesidades sexuales- ha sido de los protagonistas.

Aunque es bien risueño, Felipe se pone bien serio para mostrar su molestia ante tanto alegato contra las escenas más candentes de la novela, y aclara que, si bien está más que contento y orgulloso por el recibimiento del personaje, “Nahuel es más que un cuerpo”.

“Tiene una carga sexual que le da la teleserie de por sí, pero hay que recordar que esto lo está haciendo un actor, no un modelo ni un gallo rico no más. Hubo toda una investigación que me ayudó a comprender más cómo el mapuche miraba la vida. Leí, hablé con mapuches, fui a conocer a la gente, con cuidado, para llenarme de su mundo”.

-¿Con cuidado?
“Porque hay un conflicto que aún hoy en día se mantiene y hay que tener cuidado ahí. Porque, si bien aquí no llega toda la información, existe y está sucediendo”.

-¿Qué te sorprendió más durante la investigación?
“Me gustaría que la palabra que voy a ocupar, todos la tuvieran súper integrada, que es la ‘sencillez’ del pueblo mapuche, y que no tiene que ver con la simpleza. Lo sencillo es muy complejo, muy valioso, tiene mucho en sí mismo, y por eso me sorprendió la desvalorización que ha tenido en el país. De pronto nos haría tan bien saber acerca de ellos, entender cómo viven, porque plantean una manera mucho menos turbia de vivir. No creo que ellos necesiten psicólogos, por ejemplo. Son parte de nosotros. Aquí, la sangre mapuche corre por las venas de todos, si todos los chilenos somos mestizos”.

-Y tú, uno al que lo han piropeado harto.
“Sí. Me dicen puras cosas lindas. Ninguna chabacanería, pura buena onda, y yo disfruto de esa cuestión”.

-¿Qué cosas te han dicho?
“Que soy rico, guapo, regio, que tengo bonito cuerpo, ‘¡te pasaste!’... Yo lo tomo como puras buenas energías, porque eso es lo que están entregando, además de que me suben el ego. Eso sí, trato que no se suba mucho.
“Siento que esto es por el personaje que produce ciertas cosas. No es que yo ande de rico por la vida”.

-Has dicho que Nahuel es el sueño erótico del salvaje que agarra fuerte a las mujeres. ¿Viene a reivindicar la imagen del macho?
“El macho ya está súper instalando. Lo que yo quise decir es que Nahuel es un sueño erótico de por sí, y por eso no me extraña que a las mujeres les provoque algo. Es este indio bravío que llega y te agarra y te tira, mueve hormonas. Es un guerrero que tiene unos ideales nobles, como la libertad de su pueblo, y una fuerza luchadora gigante, es apasionado; con un corazón de luz, no oscuro. Él ama a sus mujeres...”.

-Sus tres mujeres.
“Claro, pero para él está bien y no le miente a nadie. Les dice que las quiere tener a todas; Nahuel alcanza para todas”.

-¿Y dices que la imagen de macho ya está instalada?
“Más que instalada, no creo que haya nada que reivindicar. No hay una imagen de macho, eso es súper subjetivo. En el caso de Nahuel, es una versión esquematizada, y si la mayoría sueña con él, si se les aparece realmente, no sé si sería lo mismo. Es esa ficción que tienen las mujeres con este tipo de hombres, el salvaje, no sale de ahí. Pero sí creo que viene a reivindicar la imagen del macho mapuche”.

-¿Qué cosas podría aprender el chileno actual de él?
“Me gusta esa cosa que tiene de salvaje, bravío, pero que cuando tiene que tocar a una mujer, es un tipo súper sutil, le hace un cariño suave... De esa dualidad, el chileno podría aprender. No me gusta esa concepción del macho chileno de no expresar, que si es sutil y demuestra los sentimientos y su cariño, se va a convertir en gay. Pero si hay algo que aprender es a ser bien macho, tratando muy bien a tu mujer. Si finalmente todas las personas tenemos lo femenino y masculino en uno, y no explorar lo femenino es perderse una gran parte de uno mismo”.

-Pero hoy en día también hay otro tipo de hombre, el más sensible, el más igualitario, que no le molesta repartirse, por ejemplo, los roles en la casa. ¿A cuál te ajustas mejor?
“Yo tengo las dos cosas. Nahuel está tanto en mí como el otro tipo de hombre. Yo viví solo harto tiempo, así que puedo hacer mis cosas y soy súper autosuficiente. No creo que la mujer esté para atender al hombre, al contrario, y por eso las tareas del hogar son de ambos. Ahora, claramente, hay cosas que la mujer hace mejor”.

-¿Como planchar?
“Sí”.

-¿Es broma?
“(Ríe) En mi casa no se plancha, pero a mí la limpieza no me queda tan bien como a una mujer”.

-Ponle más empeño, entonces.
“Pero, ¿sabes qué? No es de fresco, es que sí hay cosas que hacen mejor, como también hay otras que hace mejor un hombre. Además, siento también que vengo de una sociedad que cría así. Hoy hay hombres y mujeres que siguen siendo machistas, y algunas pecan de doble estándar, pidiendo igualdad, pero a la primera que no les abres la puerta del auto, alegan. La sociedad se está abriendo, pero todavía hay roles. Y para que la empresa pareja funcione, los dos tienen que aportar con elementos. Si a ti te gusta hacer más unas cosas y a mí otras, genial, compartamos.
“El machismo, el doble estándar... Faltan tantas cosas que poner en el tapete. Lo mismo me pasa con los desnudos en la teleserie, ¡por qué no hablamos! Este es un horario para gente con criterio formado, y si ponemos la cuestión en un horario así y te escandalizas tanto, anda al psicólogo”.

-¿Cuál es tu vicio privado?
“(Piensa unos segundos, como decidiéndose si contarlo o no) Yo cultivo mi propio alimento. Tengo un cultivo, sé mucho de plantas y alimentos orgánicos. Tengo un rollo con el alimento no intervenido y qué mejor que proporcionarme yo mismo lo que como. Creo que es un plus que podamos hacer eso, en medio de una sociedad que nos alimenta tan mal, donde los alimentos más básicos están llenos de transgénicos y cosas que provocan cáncer, y donde no se le informa a la gente de eso”.
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