NUEVA YORK. — Puede ser un rumor malicioso susurrado en los pasillos, una foto lasciva que llega por teléfono, manoseos inapropiados. Tomado en conjunto, es una epidemia: acoso sexual entre estudiantes que es omnipresente en las escuelas secundarias en Estados Unidos.
En el año escolar 2010-11, 48% de los estudiantes entre 7 y 12 grados sufrieron algún tipo de acoso sexual en persona o vía textos, mensajes electrónicos y sitios de contactos sociales en la internet, de acuerdo con un sondeo nacional dado a conocer por la Asociación Estadounidense de Mujeres Universitarias (AAUW).
Los hostigadores a menudo pensaban que estaban haciendo una broma, pero las consecuencias para el blanco de sus acciones pueden ser devastadoras, dice el sondeo.
Casi una tercera parte de las víctimas dijeron que el acoso les hizo sentirse mal, afectó sus estudios e incluso creó una renuncia a ir a la escuela. “(El problema) ha alcanzado un nivel en el que es casi parte normal del día escolar”, dijo una de las autoras del reporte, la directora de investigaciones de la AAUW Catherine Hill.
“Es como un círculo vicioso. Niños que hostigan a menudo han sido hostigados ellos mismos”.
El sondeo, conducido entre mayo y junio del 2011, le preguntó a 1.002 muchachas y 963 muchachos de escuelas públicas y privadas en todo el país si habían sufrido algún tipo de hostigamiento sexual, incluidos comentarios sexuales sobre ellos, ser llamados gay o lesbiana en tono negativo, que les enseñen fotos sexuales que no deseaban ver, ser tocados de forma sexual indeseada y ser blanco de rumores sexuales.
Una muchacha de noveno grado en el sondeo dijo que la llamaron “ramera” simplemente porque tiene muchos amigos varones. Un muchacho de 12 grado dijo que compañeros de escuela hicieron circular una foto que mostraba su cara en un animal que estaba fornicando.
En total, 56% de las muchachas y 40% de los muchachos dijeron que habían sufrido al menos un incidente de acoso sexual en el año escolar. La mitad de las víctimas no dijeron nada de los incidentes. Del resto, algunos hablaron con sus padres o amigos, pero solamente 9% los reportó a un maestro, consejero u otro adulto en la escuela.
Entre las razones para no reportar estuvieron dudas de que fuese a tener algún impacto, temores a empeorar las cosas o preocupaciones acerca de la posible reacción del adulto en la escuela.
El sondeo es dado a conocer en momentos en que el problema de la intimidación en las escuelas está en el centro de atención, en parte a causa de varios suicidios de alumnos hostigados.
El reporte de la AAUW hace notar que el acoso sexual y la intimidación a menudo se cruzan, como son los casos de intimidaciones a estudiantes gay o tomados como gay, pero dice que existen distinciones importantes.
Por ejemplo, existen algunas leyes estatales contra la intimidación, pero el coso sexual grave — a un nivel que interfiera con la educación del estudiante —está penalizado bajo leyes federales.
“Demasiado a menudo el término de intimidación es usado para describir incidentes de acoso sexual, obscureciendo el papel de género y el sexo en esos incidentes”, dice el reporte.
“Las escuelas muy probablemente promueven prevención de intimidación, al tiempo que hacen poco caso al acoso sexual”. Fátima Goss Graves, vicepresidenta del Centro Nacional Femenino de Leyes en Washington, dijo que el objetivo debería ser prevenir relaciones dañinas entre estudiantes, no importa el término usado para definirlas.
“Las escuelas se limitan demasiado a los términos”, dijo. “Si se trata del tipo de conducta que está interfiriendo con el rendimiento del estudiante, debe ser frenada”.
El sondeo pidió a los estudiantes sugerencias de cómo reducir el problema en sus escuelas. Más de la mitad dijeron que estaban a favor de castigos sistemáticos para los acosadores y dijeron que debería existir un mecanismo para reportar los incidentes anónimamente.
La AAUW dijo que todas las escuelas deberían crear una política contra el acoso sexual y asegurarse de que es divulgada e implementada. En el sondeo, con un margen de error de 2,2%, los estudiantes respondieron a las preguntas en la internet, en lugar de en persona, para aumentar las probabilidades de que las respuestas serían sinceras.