Hoy les voy a contar algo que me pasó hace un par de semanas mientras grababa algunos capítulos de la nueva temporada de mi programa en tv.
Me tocó visitar Huentelauquén y también Colchagua; ahí pude corroborar la gran variedad de climas que tenemos en Chile.
Quizás el más notorio en este viaje fue el del valle de Colchagua y el secano costero ya que a una distancia corta (40 min) el clima tiene una variación increíble.
Es increíble pasar de un valle vitivinícola y de olivas cubierto de verde, a un secano costero con un clima muy árido en el que -a punta de esfuerzo y el uso regulado y riguroso de las aguas- se logran producir quesos de primer nivel, mermeladas y también está el famoso cordero de secano costero de un sabor marcado, sabroso y potente. Muy diferente al cordero magallánico.
Cabe mencionar que en el valle de Colchagua, hay un par de hermanos de apellido Lechuga, Manuel y Luis, dos apasionados de las hierbas y verduras que me comentaron que tenían cerca de 70 variedades de éstas, desde lechugas marinas hasta ruibarbo o acelgas rojas, pasando por 3 variedades de albahaca, dos de perejil, rábanos miniatura o rábanos del tamaño de una pelota de tenis.
Al regresar a Santiago me di cuenta de la riqueza territorial que hay y de algunos productos que tenemos en mercados como La Vega y que no son de consumo muy masivo como las papas chilotas, el topinambur o la papa de apio.
Aquí les dejo unas recetas muy fáciles de hacer con estos productos para que se atrevan a probar.
Saludos, Matías Palomo, chef ejecutivo del restorán Sukalde.