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¿Sabes reconocer tu capital erótico? Úsalo en tu beneficio

La socióloga inglesa Catherine Hakim entrega las claves para administrar este activo personal que asegura mejora relaciones sociales y laborales. Y sin culpa.

14 de Septiembre de 2012 | 12:27 | Emol

“Las personas atractivas destacan: llaman la atención, atraen y predisponen positivamente”, afirma la socióloga Catherine Hakim en su libro “Capital erótico. El poder de fascinar a los demás”, (RHM, Debate).


Su tesis se basa en que vivimos en una sociedad sexualizada e individualista, donde es evidente que el buen uso del atractivo físico abre puertas y es una herramienta valiosa como, por ejemplo, encontrar pareja e incluso, tener mejores empleos y relaciones laborales.


Esta teoría surge al revisar los otros “capitales” que han surgido a raíz de la visión económica que tiñe el cotidiano como el “capital humano”, “capital social” y por supuesto, el “capital económico”.


Para ella el “capital erótico” es el cuarto activo personal. “Un activo al que hasta ahora no se hacía caso, aunque la vida cotidiana está llena de recordatorios sobre su importancia”.


Sin embargo, el capital erótico no es una ventaja de género, aunque dice que las mujeres poseen más que los hombres y que ellos niegan su existencia y valor.


Además, señala que de acuerdo a la investigación realizada, éstos habrían tomado medidas para que las mujeres no se aprovechen legítimamente de esta ventaja, infundiendo mala conciencia al respecto, al igual que ciertos grupos feministas.


Entonces, la socióloga británica experta en teorías sobre el posicionamiento de la mujer en la sociedad, plantea que es momento de trabajar con este capital, al igual que se potencia el patrimonio económico, académico o social. "Dado que funciona, debería usarse sin sentimiento de culpa, y es un potencial que no depende de la clase social".


Su análisis exalta que “las personas dotadas de atractivo físico y social tienen una ventaja, una gracia que les puede ir muy bien en todos los aspectos de la vida, y en todas las ocupaciones”.


En el capital erótico, escribe la autora de esta investigación, se aúnan la belleza, el atractivo sexual, la vitalidad, el saber vestirse bien, el encanto, el don de gentes y la competencia sexual.


Es que en la vida moderna, puntualiza, la sexualidad tiene una presencia importante, ya que ha invadido la literatura, la cultura popular, la publicidad y el ocio adulto de todo tipo.


Como consecuencia, aumenta el valor del capital erótico femenino, “aunque solo sea porque la demanda masculina de ocio sexual parece inagotable (cosa que no acaban de entender del todo muchas mujeres)”, señala.

Los elementos del capital

La socióloga inglesa y profesora del departamento de Sociología de la Londres School of Economics, afirma que el capital erótico es polifacético y cambia dee acuerdo a la sociedad y la época, pero destaca que la belleza siempre es un elemento central aunque cambien las ideas y gustos personales.


“El énfasis moderno en los rasgos fotogénicos ha llevado a que se dé prioridad a los hombres y mujeres de ojos y boca grandes, y de rostros ‘esculpidos’. Según los estudios más recientes, el convencionalismo, la simetría y la homogeneidad del color de la piel contribuyen al atractivo”, enseña.


Sobre esa base, enumera en “El capital erótico” (RHM, Debate) seis elementos que para ella conformaría este capital:


Uno es el atractivo que sería el acierto con que una mujer cuida su imagen y su estilo. Aunque dice que mucha gente no hace este esfuerzo. Acá enumera que está el ponerse en forma, mejorar la postura, llevar colores y formas favorecedoras, elegir un corte de pelo y la ropa adecuada.


El segundo elemento es el atractivo sexual, que involucraría al cuerpo completo. “Es la forma de moverse, hablar y actuar, por lo que solo puede plasmarse en una película u observarse directamente. Siempre se ha dicho que en el mundo occidental los hombres se dividen entre los que dan prioridad a los pechos, el trasero o las piernas, pero en la mayoría de las culturas lo importante es el aspecto global”.


Otro elemento es social. “La gracia, el encanto, el don de gentes, la facultad de caer bien y hacer que los demás estén a gusto, contentos, con ganas de conocerte y (si se tercia) desearte”.


Mientras que el cuarto elemento es la vitalidad, que la define como una mezcla de buena forma física, energía social y buen humor. “Las personas muy vitales pueden tener un atractivo enorme para los demás. Algunas culturas valoran el humor y casi todas canalizan la vitalidad a través del baile o las actividades deportivas”.


El quinto elemento tiene que ver con la presentación social. “El modo de vestir, de pintarse la cara, los perfumes, las joyas u otros adornos, el peinado y los diversos accesorios que lleva la gente para indicarle al mundo su estatus social y su estilo”.


La propia sexualidad es el sexto elemento y tiene que ver con la competencia y energía sexuales, la imaginación erótica, el espíritu lúdico y cuanto caracteriza a los partenaires sexualmente satisfactorios. Sin embargo, analiza que esta competencia queda en el ámbito de las relaciones personas íntimas por lo que no podría ser categorizado como un atributo universal presente en todos.

¿Para qué sirve?

“A quién busca trabajo se le suele aconsejar que recurra a su red social, y aproveche su capital social, pero actualizar su imagen y el estilo puede tener la misma eficacia”, anima Catherine Hakim.


Por tanto, apreciar este activo personal e invertir en uno, de acuerdo a este estudio, puede generar importantes beneficios económicos y sociales tanto en la vida pública como privada y servirá para apreciar sin tapujos la belleza y el placer.


“El capital erótico, como la inteligencia tiene valor en todos los aspectos de la vida, desde la sala de reuniones hasta el dormitorio”, alienta.


Es el as en la manga de las mujeres. Es una ganancia o baza aun cuando “los hombres patriarcales y muchas feministas lo desprecien y denigren”.


Y frente a cualquier comentario negativo ante este nuevo concepto, dice, “¡pues claro que la belleza es superficial! No le hace ninguna falta profundizar. Tampoco la inteligencia va más allá del cerebro. El dinero no deja de tener valor por ser superficial. El capital erótico casi es tan multiuso como el dinero, por su valor universal y su portabilidad. Dicen que la belleza vale tanto como una tarjeta American Express”, declara.