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Llévate estas técnicas de relajación para tus vacaciones

La idea es aprovechar el tiempo y quitarse el cansancio acumulado del año. Todo sin necesidad de un instructor o terapeuta.

21 de Enero de 2013 | 08:31 | Por Francisca Vargas V.
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Es que el verano ya llegó y las vacaciones están a la vuelta de la esquina. El tan esperado descanso está a punto de llegar y con ello, la tranquilidad, las comidas ricas y el tener permiso para decidir qué hacer durante el día y la noche.

Pero, dos o tres semanas no siempre son suficiente para lograr soltar las tensiones, porque cuando lo logramos, cuek! malas noticias, las vacaciones se acabaron.

Claro, hay quienes tienen mecanismos naturales para descansar y renovarse en poco tiempo, pero la gran mayoría de las personas no siempre lo logra. Lo habitual es ir de aquí para allá, planificando miles de actividades para aprovechar al máximo el tiempo estival.

Pero, ¿esas son vacaciones? ¿Cómo descansar y renovarse en poco tiempo? ¿Vale la pena tanta actividad? ¿Es saludable “echarse” y no hacer nada? Claudia Sepúlveda, con 20 años de experiencia en terapias complementarias y directora del Centro de Relajación , opina que el cómo descansar va a depender de nuestros propios intereses y gustos. Y el hacerlo no se puede planificar de acuerdo al qué dirán o lo qué nos enseñaron a hacer. Pero que definitivamente, el descanso no es sinónimo de anularse o conectarse a la TV ni el computador. Lo ideal, es bordar una versión libre y propia del ideal de vacaciones. Eso es lo que ayuda a revitalizarse para experimentar un nuevo período.

“En esta época se hace evidente que termina un año y comienza otro, porque es donde sale a relucir en nuestro cuerpo, el cansancio y agotamiento”, dice. Por ello, anima a que las personas se las tomen aunque no puedan salir de la ciudad. “Las vacaciones son para desconectarse de lo diario o la rutina y es un ciclo natural que debemos aprovechar para recomenzar y volver a estimular y energizar para seguir el resto del año”, afirma.

Las técnicas

Sin embargo, independiente a lo que se quiera hacer Claudia Sepúlveda declara que es vital saber relajarnos, porque marca la diferencia entre tener una buena calidad de vida y estar en constante estrés, lo cual advierte, puede ser aterrador, ya que según su experiencia, se llegaría a tal extremo que uno se llega a acostumbrar a vivir en el caos mental, emocional y físico. Y hasta puedes estar vacaciones sin salirte de ese estado estresante.

“Nuestro cuerpo es la primera casa que habitamos y somos nosotros. Es el lugar donde grabamos nuestra historia y donde se albergan todas las necesidades y las dolencias del mundo actual”, sostiene.

Por este motivo, indica que aprender y practicar diferentes técnicas de relajación ayudarán a sentirnos mejor.

Antes de partir, enseña la terapeuta, que lo primordial es poner la atención a lo que está sintiendo nuestro cuerpo y analizar qué tipo de cansancio se tiene, junto con qué síntomas y emociones están asociadas, entre las cuales nombra en lo físico dolores musculares, pesadez, insomnio y en lo emocional, irritabilidad, penas inesperadas, rabia y frustración.

Los ejercicios y técnicas de relajación que la especialista comparte provienen desde el área de la terapia corporal. Son sencillas y fáciles de seguir. “Cuando el cuerpo aprende alguna actividad también lo está haciendo nuestro sistema nervioso. Por lo tanto, si aprendemos a soltar tensiones nuestro cuerpo lo asimila”, comenta, citando a Therese Berthat, autora del libro “El cuerpo tiene sus razones”.

1. Tumbarse sobre el suelo, boca arriba, brazos al costado del cuerpo, abrir las piernas medianamente y sentirse sostenido por el suelo. Dejar ahí todo el peso y cansancio del cuerpo. Este ejercicio es muy relajante y ayuda a soltar muchas tensiones porque en forma consciente estás descansando llevando todo el peso del cuerpo a la tierra.

2. Caminar descalzos sobre la arena, tierra, pasto o en la casa. La idea es que los músculos y tendones del pie se suelten del cansancio diario y de los calzados. Es una buena instancia de relax desde los pies que caminan toda la vida.

3. Este ejercicio es para hacerlo en pareja. Uno de ellos se acuesta en el suelo, boca abajo con una pelota pequeña, puede ser de tenis. Hay que pasarla por todo el cuerpo, empezando desde la espalda y con suaves toques y distintas presiones con la pelota sobre el cuerpo. Relaja y distiende las zonas de mayor tensión y ayuda a mejorar vínculos, por ejemplo, con la pareja e hijos, con padres o hermanos.

4. Se debe tener un globo pequeño inflado. La persona se acuesta sobre el suelo, boca arriba y debajo en la zona del cuello coloca el globo. Ella misma se acomoda donde se siente mejor y descansa su cabeza sobre el globo. Es muy aliviador de tensiones y nudos que se localizan en esta área de la cabeza y cuello.

5. En las mañanas si estás en la playa o el campo salir a recorrer a pie y relacionarte con la naturaleza, sentirla, escucharla, tocarla y respirarla. Observar los colores y dejar que nuestros sentidos se abran para disfrutar ese paisaje.

6. Llevar cremas o aceites y darte pequeñas sesiones de embellecimiento, como si estuvieras en un spa. No hay nada más rico que tener tiempo para echarte crema en todo el cuerpo y ponerte aceite o pócimas naturales en el cuero cabelludo. Al hacerlo, te estarás dando tiempo para ti y tu autocuidado.

7. Al dormir, darte unos pequeños masajitos en los pies o en las manos. O simplemente, cerrar los ojos y sentir lo que se siente. Son cosas simples que marcan una diferencia.

8. Emprender alguna rutina de fitness, Pilates o yoga o lo que signifique mover el cuerpo y su energía. Y prueba con la meditación, parte con aprender a respirar en forma consciente. Parte con 3 minutos diarios y experimenta una respiración completa, al inhalar llena de aire el estómago y sube el aire hasta el pecho y si puedes hasta las clavículas y al exhalar deshace este recorrido y al final, el ombligo toca tu columna. Hazlo lo más lento posible, no hay apuro.

9. Los propios regaloneos son muy valiosos, darse un baño de tina, escuchar música, ver una buena película, comprar flores y ponerlas en la casa, disfrutar de los aromas.

10. Al final de las vacaciones, reflexiona sobre las actividades de relajación que practicaste durante este tiempo y asume el compromiso de volver a repetirlas, aunque sea una vez a la semana. Date el tiempo para ti.
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