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¿Qué tratamientos o procedimientos estéticos sí pueden realizarse las embarazadas?

Siempre se habla de los que les está prohibido, así que aquí te mostramos los autorizados.

16 de Abril de 2013 | 08:00 | Por M. Francisca Prieto, Emol
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"Está contraindicado para embarazadas o mujeres en etapa de lactancia" es lo que comúnmente se les escucha decir a quienes realizan tratamientos estéticos. Pero eso no quiere decir que durante el período de gestación las futuras madres deban olvidarse de sí mismas y de su apariencia física, porque hay procedimientos que sí están autorizados para ellas.

Los más usuales son los masajes de drenaje linfático, sobre los cuales Max Polanco, ginecólogo de Clínica Alemana, sostiene que son absolutamente seguros, siempre y cuando se realicen en las áreas de drenaje, es decir, muslos, pantorrillas y glúteos. "Los masajes en la zona abdominal, que no tiene nada que ver con el drenaje, no están indicados", advierte.

Francisco Navarrete, kinesiólogo del centro de estética Pretty Woman, explica por su parte que ese tipo de masaje puede hacerse desde el tercer mes de embarazo y su principal objetivo es evitar la retención excesiva de líquido.

"No tienen un fin reductivo propiamente tal, porque la idea es no luchar contra el proceso natural del cuerpo que es acumular un poco de grasa para tener reservas energéticas para poder generar el sustento del bebé y, al mismo tiempo, para tener la energía suficiente para la lactancia", explica.

En el caso de Pretty Woman, los masajes de drenaje linfático se hacen en piernas, brazos y espalda, y aunque para realizárselos no es necesario que la embarazada lleve una autorización médica, igual es evaluada por especialistas. Esto debido a que si tiene problemas de hipertensión (preeclampsia) o hipotensión; alteraciones cardíacas; haya tenido cáncer en los últimos tres o cuatro meses, o presente várices en gran cantidad, no puede someterse al tratamiento.

En relación a los otros tipos de masajes (de relajación, reflexología, descontracturante, etc.), Max Polanco señala que están autorizados para las futuras madres, incluso con el uso de aceites o aromaterapia. "Lo que sí hay que tener en cuenta es que las embarazadas, en la medida que van progresando sus embarazos, no toleran muy bien algunas posiciones, como la de cúbito dorsal (de espalda) o de guatita. Lo otro es que si el ambiente está demasiado cerrado, puede provocarle un poco de ahogo, por lo que dejaría de serle placentero", apunta el ginecólogo.

Otros procedimientos

También suele escucharse que las embarazadas no pueden teñirse el pelo. "No existe absolutamente ninguna contraindicación para que se realicen tintura de cabello", aclara el médico, incluso si el producto que utiliza la mujer contiene amoniaco, ya que "son exposiciones muy cortas y muy volátiles".

Diferente sería -agrega Polanco- si quien está embarazada es la tinturista, y está expuesta en forma permanente y constante a los productos para teñir.

Los procedimientos netamente cosméticos, como limpiezas de cutis o exfoliación, también están autorizados durante la "dulce espera", siempre y cuando sean más bien superficiales y no profundos. Esto se debe a que -según explica Francisco Navarrete- "los cambios hormonales durante el embarazo hacen que la cara se manche, que presente más impurezas. Y si se intenta combatir eso con algún tipo de tratamiento, limpieza o exfoliación con aparatología (microdermoabrasión, oxigénesis, etc.), por lo general brota aún más".

Respecto a la depilación, Max Polanco señala que los métodos tradicionales (cera, máquinas eléctricas, rasuradoras, etc.) no tienen ninguna contraindicación, no así los sistemas más nuevos como la luz pulsada o láser. Sin embargo, la prohibición a utilizar estos métodos no se debe a que sean perjudiciales para el embarazo, sino que -como explica Max Polanco- a que no existe evidencia de que sean seguros o no. "Por lo tanto, si no tenemos una seguridad, nosotros no lo autorizamos", afirma.

Asimismo, el ginecólogo sostiene que hay que tener en cuenta que durante el período de gestación se produce un aumento de los folículos pilosos, es decir, las embarazadas presentan más densidad de vellos y éstos también aparecen en zonas donde normalmente no los hay. Sin embargo, son superficiales y muy delgados, que la mayoría de las veces se caen una vez concluido el embarazo.

"Entonces, lo que se les dice a las pacientes es que, como por la depilación con luz pulsada o láser se cobra por centímetros o lugares, no es el mejor momento para realizarse el procedimiento, porque quizás se lo haga en áreas donde no corresponde", explica el médico.

En relación a los tratamientos reductivos en los que se utiliza aparatología, como la radiofrecuencia o la criolipólisis, tampoco existe evidencia sobre su seguridad durante el embarazo, así que se recomienda no realizarlos en ese período. "Además, en el embarazo no es el momento para bajar de peso ni para arreglarse, así que hacerse tratamientos reductivos sería realmente botar la plata a la calle", sentencia Max Polanco.

Por último, sobre la conveniencia de que una embarazada se someta a procedimientos directamente invasivos -como cirugías plásticas o inyecciones de toxina botulínica o ácido hialurónico, por ejemplo-, el ginecólogo sostiene que se debe tener presente que tanto en el período de gestación como del puerperio, la mujer sufre una serie de cambios fisiológicos, por lo que para poder realizarse cualquier "arreglo" debería tener terminado todo el proceso.

"A los tres meses posparto, la mujer sabrá cómo va a quedar. Entonces antes no es recomendable hacerse cirugías ni ningún otro procedimiento invasivo, porque existen cambios ostensibles en el embarazo (aumento de peso, retención de líquido, cambios posturales, etc.) que son transitorios, pero que si se arreglan se corre el riesgo de que la mujer quede con una sobrecorrección", concluye.
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