Teresa Peña, El Mercurio.
“Desde 1986, difundiendo el cine”, así se describe en pocas palabras Daniel Olave. El periodista, que ya está por finalizar la segunda temporada de “Todo cine” en Canal 13 Cable, realmente ha dedicado gran parte de su historial laboral a hablar de la gran pantalla. Tanto así, que lleva siete años dando talleres al respecto en el cine Hoyts, y su sueño es ver concretado el proyecto “Pantalla activa”, para entregar conocimientos cinematográficos de forma completamente gratis.
“No se trata tanto de enseñar cine, sino de traspasar el entusiasmo por el cine”, dice el también crítico de películas. En su caso, no tiene muy claro dónde partió la pasión que luego transformaría en trabajo. Lo que sí sabe es que se formó a pulso con el tema, formando parte de una generación que no creció con internet, sino que con varios contenidos audiovisuales censurados, teniendo como única fuente los dos canales que se veían en televisión, el cine y los libros.
“No sé en qué minuto me nació el gusto por esto. Mi entorno no era cinéfilo. Vengo de una familia en la que son todos profesores y yo renegaba de la pedagogía porque encontraba que no había peor pega en el mundo, por lo mal que vi a mis papás con su trabajo. Crecí en una época donde no había ni videos, así que la opción que tenía era ver tele o ir al cine, donde, por suerte, mi papá me llevaba harto. Después, cuando uno entraba a la universidad era heavy, porque uno era cinéfilo de libro. Ahí te enterabas que había un montón de películas que no tenían cómo ni dónde ver, y la única opción de mirar alguna más rara en Chile, era yendo a los ciclos de cine de los institutos de cultura, el alemán, británico, norteamericano… De verdad, era muy difícil ser cinéfilo en los ‘80”.
-Mucha gente de tu generación se volvió loco con ‘La Guerra de las Galaxias’…
“¡Claro! Si cuando yo era chico, había solo dos canales en la tele, donde en general veías monitos. Así que ir al cine a ver ‘La Guerra de las Galaxias’ fue un salto gigantesco. Hoy en día, a diferencia de antes, existen muchos más estímulos. Está internet y ya en televisión puedes ver producciones increíbles. En mi época, si se hubiera medido el rating entonces, ‘Heidi’ habría sacado 80 puntos fácil, porque era de lo único que había para ver”.
-¿Hubo escenas o películas de las que te enamoraste cuando chico?
“Sí, películas súper marcadoras que vi en televisión. Me acuerdo de haber visto ‘King Kong’, como a los 10 años con mis papás en el 13, un viernes a las 9.30 de la noche, que era el horario prime y se podían volver a ver películas del año 33 en televisión, en blanco y negro y con monos en stop motion, que hoy para muchos, sería algo impresentable. Me acuerdo que aluciné, y por eso, cuando me preguntan cuál es mi película favorita –pese a que esperan que diga alguna rusa o de no sé dónde-, digo que es ‘King Kong’.
“Es una película absoluta, total, porque es aventura, fantasía, tiene toda esa magia del cine de ser completamente imposible. Esa es la maravilla, que el cine te pueda mostrar como si fuera una realidad dentro de esa lógica de la pantalla, las historias más fantásticas”.
-¿La realidad supera la ficción o la ficción a la realidad?
“No, para mí, la vida es más grande que el cine, solo que el cine me potencia. De una pantalla puedes sacar cosas para aprender más o compararlas con la vida; pero la realidad siempre supera al cine. A veces, pasan cosas más increíbles que en cualquier película. Por eso siempre me parecerá más interesante la vida que estar encerrado dentro de una sala todo el tiempo, como lo hacen algunas personas”.
-¿Has tenido algún amor de cine?
“Me encanta la Marilyn Monroe y la defiendo como actriz. Ella sí actuó y fue una excelente comediante. Ya más adolescente, me gustaban por su atractivo físico la Natassja Kinski y la Jane Birkin”.
-¿Ves películas malas?
“Muchas. De hecho, a veces puedo disfrutar mucho de una mala película. A veces son muy entretenidas y también sirven para aprender cosas. Ahora, hay películas que no valen la pena, que son malas y no sirven para nada; que tienen la pretensión de ser buenas películas y que son fallidas. Esas, dan lata. Pero esas que son malas porque salen de adentro malas, porque tienen poco presupuesto, porque la idea era mala y los actores son malos, son una gozada”.
-¿Cuáles vale la pena ver?
“Soy fan de una productora que se llama Asylum, que hace películas de de ‘exploitation’, como se le llama a las que se hacen para explotar un tema que está de moda y con versiones baratas. Lo que hacen ellos es hacer copias de película importantes, y este año sacaron ‘Atlantic Ring’ -en vez de ‘Pacific Rim’ o ‘Titanes del Pacífico’-, también estrenaron ‘Supernatural Activity’ -en vez de ‘Paranormal Activity’-, ‘Transmorfers’… Son de muy poca plata y con actores venidos a menos. También hacen películas de monstruos gigantes, como ‘Sharktopus’, que era un tiburón gigante con tentáculos. Pero este año quedó la cagada con ‘Sharknado’, que era un tornado que había levantado del mar a un montón de tiburones que caían encima de la gente, fue un fenómeno. El día que se estrenó en Estados Unidos, todo Twitter hablaba de eso”.
-¿Cuál es tu vicio privado?
“Tengo un grupo de amigos con los que me junto a ver películas, regularmente, y que se formó de la gente que va a los talleres de cine que hago. Ya llevamos como seis años juntándonos a ver películas. Al principio, les llevaba películas choras y raras que yo quería mostrar, y que sabía que probablemente no habían visto. Pero nos empezamos a relajar y hoy la misión ya es ver películas malas, como las de zombis. Ahora, cuando vemos películas buenas no lo pasamos tan bien.
“También me gustan los cuadros de desnudos. Ese es mío (señala uno compuesto por varias imágenes de pechos de mujeres). Tomé esas fotos para una exposición que hice de cien mujeres con sus pechos, y ahora estoy haciendo otro proyecto con parejas comunes y corrientes, desnudas”.