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Fangoterapia, la técnica ancestral que embellece y energiza el cuerpo

Tiene múltiples propiedades tanto estéticas como curativas. No obstante, es recomendable aplicarla con la guía de una especialista, ya que puede provocar alergias o reacciones adversas.

21 de Enero de 2014 | 08:00 | Por M. Francisca Prieto, Emol
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Si alguna vez has ido a Iquique, de seguro has visitado el pueblo de Mamiña, famoso por su agua termal y también por sus "barros chinos", muy recomendados para las enfermedades de la piel. Por esto, quienes llegan hasta allá no pueden dejar pasar por la experiencia de embetunar todo su cuerpo con barro, dejarlo secar y luego enjuagarse con agua termal.

La técnica, conocida como fangoterapia, se utiliza hace muchos años, y de hecho se dice que Cleopatra usaba arcilla del Mar Muerto para lucir bella y saludable, pero también por sus cualidades curativas.

"Mejora mucho el metabolismo y el dolor articular, la inflamación de las piernas, la desintoxicación intestinal (…) porque tiene la propiedad de llevar hacia el barro todos los tóxicos que están en el organismo", explica Sandra Mazzeo, dermocosmiatra del centro cosmecéutico Concepto DC, en relación al poder que tienen de las arcillas.

Es por esta razón -agrega la especialista- que el cuerpo se siente aliviado y más energizado después de un baño con barro, ya que éste "aporta minerales que no podemos consumir de ninguna otra manera; aporta oxigenación, calidad a la textura de la piel, calor, etc.".

Según Mazzeo, hace unos 20 años la fangoterapia se puso de moda en el mundo de la estética. "Las mascarillas cierran los poros, contraen. Muchas también tienen propiedades antisépticas, por lo que son muy utilizadas en el acné, y secantes, por lo que sirven para las pieles muy grasosas", dice.

"Proporcionan una belleza inmediata, porque como las dejamos reposar un tiempo en la piel, tienen un efecto que se nota en el momento y eso también ayuda a la belleza cotidiana", apunta por su parte, la dermatóloga española Raquel Jiménez, quien añade que existen estudios científicos que han demostrado que los elementos naturales presentes en las terapias con arcillas tienen beneficios para la piel.

Sin embargo, sus bondades dependen del lugar desde el cual son extraídas. Así, por ejemplo, si se obtienen de las zonas costeras, serán ricas en algas, entre ellas la espirulina "que tiene grandes propiedades desintoxicantes y es muy usada en la celulitis, pero también a nivel facial cuando se tiene una piel con mucho daño solar", señala Sandra Mazzeo.

Las arcillas provenientes del mar presentan, asimismo, muchos compuestos orgánicos  de los peces y de las conchas de nácar. "Tienen muchos activos, oligoelementos, y colágeno, entonces son muy utilizadas en tratamientos faciales antiedad", dice la especialista.

En tanto, los barros provenientes de los lagos son ricos en alantoína, una molécula que promueve y acelera la proliferación celular, y además tienen propiedades aportadas por la flora que crece en ellos.

"Normalmente lo que se busca con el fango es que aporte activos que no vienen en productos cosméticos", indica la dermocosmiatra.

Un arcoiris de colores

El sitio desde donde se extraen las arcillas no sólo determina las propiedades de éstas, sino que también su color. "La más conocida es la verde, que purifica la piel (…) La amarilla, da tonicidad; la blanca sirve para suavizar y exfoliar", enumera Raquel Jiménez.

Además existe la rosada -que proviene de la rodocrosita, una piedra que se da en la zona norte de Argentina-, la negra -típica del Mar Muerto o de las zonas volcánicas-, la roja y hasta la dorada, a la cual se agrega polvo de oro.

Y aunque los beneficios son indudables, Sandra Mazzeo sostiene que es importante tomar en cuenta algunas precauciones antes de hacerse un tratamiento de fangoterapia, entre ellas tener la seguridad de que la persona no es alérgica al mineral que contiene la arcilla que se utilizará. "Si es alérgica al chocolate, tampoco es recomendable que se lo haga, porque las algas provocan una reacción alérgica muy similar a la del chocolate", afirma la especialista.

Asimismo, es aconsejable fijarse en el tipo de piel en la que se aplicará la técnica -ya que, por ejemplo, la arcilla tiende a resecar a las que tienen rosácea- o en los efectos que eventualmente pueden tener las mascarillas. "Hay barros que son hiperpigmentantes, entonces es importante evitar los rayos UV después de aplicarlos", explica Mazzeo, y agrega que lo mismo ocurre con aquellos que secan la piel, ya que la persona puede presentar irritación y picazón si se expone al sol de forma inmediatamente posterior al tratamiento.

Incluso es importante saber si quien se realiza la fangoterapia padece de hipertensión, porque las arcillas que provienen de lugares altos en sal, atraviesan las capas de la piel y pueden provocar alzas en la presión.

"Yo recomiendo siempre acudir a un profesional reconocido y respetado, para tener una idea del tipo que producto que le sirve a cada persona", resalta la dermocosmiatra. Si es así, se puede realizar un tratamiento de unas seis a ocho sesiones de duración, en las que se van combinando diferentes activos. En tanto, si la opción es aplicarse mascarillas caseras, lo aconsejable es no hacerlo más de una vez al mes.

La marca francesa Lierac, presente en Chile desde fines de 2013 en una cadena de farmacias, cuenta con una línea de mascarillas de arcilla para utilizar en casa. La Éclat (amarilla) otorga luminosidad y da un efecto lifting. "No se enjuaga, es un embellecedor inmediato, ideal para cuando se tiene una cita, una cena o una reunión importante", explica Raquel Jiménez.

El scrub Gommage Douceur (arcilla blanca) se utiliza en la piel ligeramente húmeda, con movimientos circulares y se enjuaga con agua. Es importante no aplicarla en el contorno de los ojos, porque ahí la piel es muy delgada y fina.

Por último está la mascarilla Confort (arcilla rosada) que hidrata y nutre. Se aplica, se deja actuar 10 minutos y luego se retira con un tónico.

Son aptas para todo tipo de piel y su valor es de $12.900.
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