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Elodie Fulton: La francesa de Ch.ACO que busca democratizar el arte

Arquitecta de profesión, ha asumido con convicción generar oportunidades para el arte en Chile. Asegura que el chileno ya siente orgullo de poder tener acá este tipo de evento y no tener que ir a vivirlo al extranjero.

02 de Octubre de 2014 | 08:03 | Por María José Errázuriz L.
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Foto de Carla Danemann
Es hija de padre escocés y madre francesa, pero se crió en Bélgica; aún así se declara ciudadana francesa avecindada en Chile desde hace 19 años.

Arquitecta, galerista y emprendedora, tiene un ojo fino para mirar el patrimonio cultural de los países y una inspiración democrática en orden a poner el arte al alcance de todos. A sus 42 años, Elodie Fulton, directora de la feria Ch.ACO, comparte su visión de que Chile ha dejado de mirarse en menos frente a otros países.

La sexta feria Ch.ACO ha dado grandes pasos desde ese tímido estreno en 2009 en el Club de Planeadores. Hoy está anclada en la Fundación de Artes Visuales Asociados que este año entregará por primera vez el premio FAVA a un artista destacado.

Nuevamente en la Estación Mapocho, 15 galerías nacionales e igual número de extranjeras se preparan para recibir entre mañana y el domingo más de 45 mil personas, convirtiéndose en el único hito de este tipo en el país.

Orgullosa de los aportes que la feria ha hecho al mercado del arte chileno, cree que se han dado pasos en pos de un mayor profesionalismo de todos los actores involucrados en el circuito. Y eso, dice, se puede observar en las ofertas que se encuentran durante todo el año en Santiago y otras ciudades.

Entusiasmada con la idea de conocer horizontes lejanos y aprender español, al terminar su carrera se vino a Chile, originalmente por unos 6 meses. Estando acá, se hizo de amigos y de una entretenida vida social y profesional. Los primeros años estuvo concentrada en la arquitectura, pero luego fue mutando hacia el arte, pasando por la dirección de arte de películas y publicidad.

Junto a Irene Abujatum creó la galería AFA y desde ahí fueron desplegando sus alas hasta llegar a Ch.ACO en 2009 que en su primera edición reunió a 25 mil personas. “La galería fue el primer vínculo, pero al cabo de un año ya estábamos viajando a ferias internacionales y entendiendo como ‘hombre nuevo’, como dice Cicerón, sobre esto. Sin tradición de arte en nuestras familias, fuimos haciendo un aprendizaje muy empírico y esos viajes nos dieron las ganas de desarrollar algo similar aquí”, explica.

-Por tus raíces, por tu formación, tu relación con el arte debe ser muy distinta a la que tienen los chilenos. ¿Lo ves así?
“Mi familia no está para nada ligada con el arte, pero si tienes ese interés, lo puedes desarrollar porque efectivamente la sociedad (Francia y Europa) te acerca mucho más a ello porque tienes los museos, las galerías; pero el mundo del arte allá está igual de cerrado que aquí, son canales bien particulares en su pensamiento, en su disciplina y no es algo fácil. Hay que estudiar, hay que aplicarse, hay que entender códigos y quien tiene una pasión tiene que hacer una inmersión.
“Ahora si crees que tengo un ojo diferente porque nací allá, puede ser, pero siento que el sueño de hacer esto tiene más que ver con que se juntaron dos personas que pudieron complementar. La feria es una oda a la tenacidad, porque todas las trabas que tienes para que estas cosas no evolucionen son súper reales”.

-¿Cuando aterrizaste en Chile no sentiste esa carencia de no estar en una ciudad movida por la cultura, el patrimonio, como es París?
“Tú hablas de carencia, yo de oportunidad; yo encontraba que todo estaba virgen, era todo por hacer, y creo que quien tiene un sueño, ganas de emprender en Chile, lo puede hacer.
“Soy muy soñadora y obsesiva; cuando hice el Arena Santiago hace 10 años no tenía que ser el proyecto que finalmente resultó, iba a ser un espacio de deporte y en algún minuto imaginamos que tenía que tomar otro rumbo”.

-¿Pero tu ojo no era más exquisito?
“No, yo creo que más ciudadano, más orgulloso y pienso que el chileno, y desde que llegué lo veo, también lo es, tiene ganas de que las cosas ocurran acá y la feria es el mejor ejemplo. Lo he dicho: por qué ir a ver algo como esto a 10 mil kilómetros y no pensar en verlo aquí, en la Estación Mapocho. Como que uno no puede imaginar que las cosas pueden ocurrir aquí mismo y eso era muy sintomático cuando llegué. Hoy, en cambio, hay muchas cosas culturales donde no hay exclusión sobre cómo Chile se está mirando”.

Elodie reflexiona sobre el impacto que tiene Ch.ACO en la vida de Santiago y en el mercado del arte en el país: “Creo que lo que hace es democratizar el arte, dirigirse a una generación entre los 25 y 40 años que piensa que pueden comprar a precios módicos obras de arte y romper con ello esos sustos sobre el arte y que les hace tener temor de ir a estos espacios. Aquí hay una situación más simple y la gente rompe las distancias y como estamos en plan de ahorro, de economía a escala, hemos logrado el entusiasmo de los galeristas y artistas de desarrollarlo cada vez mejor. Esto ha sido un estímulo para la industria”.

-Muchos discuten todavía si Chile tiene un mercado del arte.
“Sí, lo bueno es que por fin se discute; antes no era ni tema. La feria no tiene opinión y cada uno defiende su territorio. La galería hace que exista y los refractarios no vienen, pero me parece bien que exista esta confrontación, es sano que algunos digan que no existe mercado y otros, sí.
“Muchas veces, si no hay mercado, es porque no hay información y Ch.ACO acerca las soluciones”.

-¿Qué pasa con la falta de profesionalismo en el área?
“No hay homegeneidad, no hay un sistema y recién hace algunos años, a partir de la feria, existe una asociación de galerías. Es verdad que no hay reglas porque no hay transparencia y no hay transparencia porque no hay oportunidad. De hecho, nosotros todavía recibimos mails de artistas que piden exponer en Ch.ACO cuando acá sólo vienen galerías. Se debe forzar el sistema”.

Cuando se le comenta que hay una convicción de que en Chile falta educación en el arte, esta francesa asegura que todo tiene que ver con los sentidos y que ella tiene amigos que gustan de la literatura y no las artes visuales. Agrega que la feria busca ser un aporte en ello y por eso tienen proyectos dirigidos especialmente a los niños. Y cree que los frutos se ven, de hecho, hace algún tiempo vino el Centro Pompidou y quedó impresionado con que lograran tener 45 mil personas en tres días. “No lo sé, hay mucha convicción, hay un equipo humano que cree se debe aportar en esto”, dice.

-¿Cuánto influye en todo esto el hecho de que en la mente del chileno el patrimonio no subsista, viven la destrucción permanente de sus obras?
“Como arquitecta lo siento y vivo mucho (con los terremotos), pero creo también que gracias a eso Chile tiene la oportunidad de reinventarse permanentemente y muy rápidamente por la unión de las personas. Es una forma de ver el vaso medio lleno en vez de medio vacío; aquí es fácil un movimiento telúrico sociológico y cultural permanentemente. La feria tiene pocos años y ya está en la mente de la gente”.

-Pero ya no está en pañales.
(Sonríe)"No, habla, es un preadolescente que tiene que seguir siento irreverente siempre. Nos gusta pensar que no es alguien que se está amoldando demasiado al sistema, que tiene que tener su autonomía. Es bilingüe desde el primer día, habla inglés… es un genio y siempre se ha querido comunicar con el mundo”.

-¿Cuáles son sus desafíos?
“Este año tienen que posicionarse en el circuito del arte. Es un lugar donde se puede consumir arte y el presente es la consolidación de ese concepto para poder constatar que, gracias a esto, la industria del arte está floreciendo. Cuando partimos nuestra apuesta fue que con los años hubiera más galerías, más espacios de arte, porque hay muchos artistas huérfanos. Desde afuera hay mucha curiosidad, no entienden mucho como somos y en estos años que vienen tenemos que aumentar la sensación de patrimonio y capital cultural”.
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