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Ginecólogo advierte sobre los riesgos de una práctica de moda entre nacidos por cesárea

La "siembra vaginal" es un procedimiento cuyos resultados no están demostrados científicamente y que puede ser muy perjudicial para los recién nacidos. El doctor Enrique Oyarzún habla sobre ella en esta columna.

07 de Marzo de 2016 | 11:41 | Por Enrique Oyarzún
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Fotobanco
SANTIAGO.- Chile es hoy uno de los países con más cesáreas en el mundo: de los 240 mil nacimientos que se registran al año, el 80% corresponde a cesáreas en el sector privado, porcentaje que ronda el 50% en el sector público.

El grueso del público puede creer que esto es indiferente, pero definitivamente no lo es: un alto porcentaje de cesáreas implica mayores costos en salud, y mayor morbimortalidad materna y perinatal.

Cuando se comparan los resultados maternos y neonatales, existe más riesgo de complicaciones, incluida la muerte, para la cesárea versus el parto vaginal, y todos esos riesgos se multiplican en mucho cuando hay otros embarazos después de una cesárea. El parto vaginal, además, permite la mejor adaptación del recién nacido al medio extrauterino, adaptación que es mucho más traumática en la operación cesárea.

Una de las ventajas que en el último tiempo se ha considerado importante para la vida futura y de adulto del recién nacido, es la exposición en el canal del parto a los microorganismos que la madre tiene en la vagina.

La comunidad de microorganismos que coloniza nuestros cuerpos se denomina microbiota, y supera en alrededor de 10 veces el número de nuestras propias células. La microbiota es variable de un individuo a otro y se relaciona con la comida y actividad física que cada uno de nosotros realicemos. Diferencias en la microbiota se relacionan con enfermedades. Por esto es que ha surgido el interés de manipular la microbiota para promover la salud y tratar enfermedades.

Se sabe que la microbiota de los niños nacidos mediante operación cesárea es similar a la de la piel materna; en los nacidos por parto vaginal, en cambio, es similar a la de la vagina materna. Estas diferencias se relacionarían con mayor susceptibilidad a obesidad, asma y enfermedades autoinmunes.

Por la razón anterior, algunas comunidades han puesto de moda la llamada "siembra vaginal", término utilizado para describir el uso de una gasa o algodón para intentar transferir fluidos vaginales maternos, y por lo tanto, microbiota vaginal, al niño o niña nacido/a a través de una operación cesárea.

Los beneficios potenciales de la "siembra vaginal" han encontrado eco en la prensa europea, lo que ha favorecido y aumentado consultas frecuentes de madres sometidas a cesárea. Sin embargo, el público debe saber que las ventajas de esta práctica no se han demostrado. No sólo eso, los recién nacidos sometidos a ella pueden adquirir infecciones severas por la exposición a comensales o patógenos vaginales (estreptococo grupo B, herpes simple, Chlamydia trachomatis, neisseria gonorrhoeae).

Si las madres preguntan por este procedimiento, debe aconsejárselas adecuadamente, y si bien debe respetarse su autonomía, se las debe instruir acerca de los riesgos que la práctica de este procedimiento podría tener para sus hijos/as.

Saludos,

Enrique Oyarzun Ebensperger, Obstetricia y Ginecología de Clínica Universidad de los Andes.
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