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Blog de belleza: Alternativas sin bisturí para combatir la flacidez de la piel del rostro

La pérdida de firmeza comienza a los 30 años, pero es sobre los 40 en que se hace más evidente. En su columna, Claudia Avaria explica las opciones mínimamente invasivas que existen para solucionarla.

21 de Marzo de 2016 | 12:26 | Claudia Avaria
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Fotobanco
El avance de la edad se ve reflejado en el rostro no sólo con la aparición de arrugas, sino también manchas e irregularidades en el tono de la piel y, además, el progreso de la flacidez.

Muchas personas consideran molesta la pérdida de firmeza facial, pues revela una imagen cansada y entristecida, es decir, un estado de ánimo que la mayoría de las veces no tienen.

Entre las señales de flacidez facial están párpados que caen y que incluso reducen la visión, mejillas fofas, pliegues en torno a la boca y, especialmente, irregularidades en el contorno de la mandíbula, que pierde definición.

La mayoría de las personas sobre 30 años muestra curvaturas en el reborde mandibular y otras señales de flacidez, y sobre los 40 años, éstas se hacen más notorias aún.

Las principales causas son las siguientes:

- A partir de los 25 años, las células fibroblastos de la piel comienzan a enlentecer su capacidad de producir colágeno, responsable de la firmeza de la piel. Esta menor fabricación se intensifica con la edad, reduciendo la renovación celular de la piel.

- Por otra parte, la almohadilla de grasa ubicada en el pómulo con los años se reabsorbe, o sea, reduce su tamaño, y también migra hacia la parte baja de la mejilla y mandíbula porque los ligamentos que la sujetan ceden. Esto provoca descenso de las estructuras faciales, el rostro queda más pesado y por este desplazamiento se forman pliegues en torno a la boca: el surco nasogeniano que va desde la nariz a las comisuras de la boca y las líneas de marioneta o labiomentales desde las comisuras de los labios a la mandíbula.

- Un tercer factor es que algunos músculos aumentan su tono, es decir, se contraen, como ocurre en el cuello por lo que tira hacia abajo el borde de la mandíbula, provocando irregularidades en ésta.

Cuando la flacidez está avanzada y las estructuras faciales están muy caídas, una de las opciones es la cirugía de lifting, donde mediante un proceso de tensado mecánico se elevan piel y musculatura, y con ello las facciones.

Pero también hay alternativas sin bisturí para detener el proceso de flacidez e incluso repararlo. Entre los tratamientos mínimamente invasivos para combatir la flacidez facial están:

- Toxina botulínica: puede ser inyectada en el músculo del cuello para que se relaje, no se siga contrayendo y tirando el rostro hacia abajo.

- Hilos reafirmantes: es una técnica reciente en el país, que consiste en insertar finos hilos en la piel del rostro en forma de malla o red. Están elaborados de polidioxanona, un material que estimula a las células fibroblastos de la piel a fabricar colágeno, logrando tensar y reafirmar el rostro.

Se pueden aplicar para levantar párpados, dar firmeza a mejillas, papada y cuello, y para eliminar irregularidades y dar forma definida a la mandíbula.

- Hilos tensores faciales: hacen un efecto de tensado mecánico o tracción de la piel. Introducidos con una micro aguja en la hipodermis, elevan las facciones del rostro.

Estos hilos tensores permiten sutilmente levantar párpados, pómulos y mejillas, suavizar el surco nasogeniano y líneas labiomentales, y redefinir el contorno mandibular.

Algunos además están elaborados de ácido poliláctico, un material que estimula a las células fibroblastos de la piel a fabricar colágeno.

Saludos,

Claudia Avaria, directora de Clínica Avaria (www.clinicaavaria.cl).
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