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Ex modelo canadiense arremete contra la industria: "Me daba miedo hasta beber agua"

Kayley Chabot (19) llegó a tener un IMC de 15,2, considerado como delgadez severa. A su juicio, el ambiente que rodea al mundo de la moda es "tóxico".

17 de Agosto de 2016 | 11:23 | Emol
SANTIAGO.- Varias han sido las modelos que en el último tiempo han roto su silencio para revelar lo que ocurre al interior del mundo de la moda y los secretos -muchas veces absurdos- de las maniquíes para verse siempre delgadas.

Al respecto se ha dicho de todo, desde que se siguen dietas muy estrictas para alcanzar las tallas requeridas por los diseñadores, hasta cosas tan inverosímiles como que hay modelos que pasan varios días ayunando y comen pañuelos de papel para no sentir hambre.

Por supuesto son muchas las maniquíes las que terminan siendo víctimas de desórdenes de la alimentación como anorexia y bulimia, entre ellas la canadiense Kayley Chabot, quien alzó la voz para -nuevamente-culpar a la industria por ello.

Kayley tiene solo 19 años y comenzó a trabajar como modelo a los 15, ilusionada con las luces, las pasarelas y la vida glamorosa. Pero no pasó mucho tiempo para que todo su sueño se desmoronara.

"Estaba tan emocionada de ir a Nueva York. Pero cuando llegué allá, la agencia quedó impactada con mi tamaño. Mis caderas medían 95 cm y necesitaba tener 6 cm menos", recordó en declaraciones al "Daily Mail".

Básicamente su trabajo consistía en perder peso y mantenerse delgada. El problema es que, a raíz de su juventud, se tomó la misión tan seriamente que prácticamente dejó de comer.

La modelo ingería solo 500 calorías al día, trabajaba cinco horas e iba al gimnasio en la mañana y en la tarde. Rápidamente, su salud se resintió.

"Se me caía el pelo y estaba cansada todo el tiempo. No aguantaba el día en la escuela y llamaba a mi mamá para que me fuera a buscar, porque estaba débil y tomaba muchos laxantes. Me daba miedo hasta beber agua", declaró la maniquí.

Kayley había caído en las redes de la anorexia, pero ella estaba convencida de que su extrema delgadez la ayudaría a conseguir sus objetivos en el mundo de la moda.

La joven llegó a tener un Índice de Masa Corporal (IMC) de 15,2, considerado como delgadez severa, y empezó a tener pensamientos suicidas.

Sin embargo, continuaba adelante porque en la agencia para la que trabajaba le aseguraban que se veía espectacular.

"Me veía enferma, muy enferma, y ellos me decían que estaba bien. Empecé a desear escuchar eso. Escuchar a las personas decir que me veía enferma o delgada se convirtió en una droga para mí", confesó.

Kayley describió como "tóxico" el ambiente que rodea la moda y aseguró que sus amigas compartían su obsesión por estar delgada.

"Podíamos tomar bebidas dietéticas todo el día y mirar documentales sobre obesidad, mientras hacíamos ejercicio", relató. Y para escapar de su dolor emocional y físico, la modelo comenzó a consumir alcohol y drogas cada vez más duras. "Me quitaban el apetito (...) y contribuían a mi depresión", señaló.

En 2014, la maniquí debió decidir entre seguir con vida y el modelaje, y optó por lo primero. Regresó a Canadá, junto a su familia, la que durante los dos últimos años la ha ayudado a enfrentar la tentación de volver a las pasarelas.

Hoy, Kayley finalmente siente que se está recuperando y ha logrado transformar su obsesión por la nutrición en algo saludable.
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