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¿Por qué debes dejar que tu perro olfatee lo que quiera? Una psicóloga canina responde

Aunque a algunos les puede resultar molesto que su mascota vaya con su nariz por todo tipo de objetos, una mujer quiere devolverles a estos animales la libertad de ser ellos mismos. "Es un placer que los dueños dejen que sus perros sean perros, que reconozcan su cualidad de perros", comentó.

14 de Octubre de 2016 | 12:42 | Emol/NYT
SANTIAGO.- Vas de paseo con tu perro y se encuentran en el camino con otra persona en la misma situación con su mascota. Los animales se acercan y se empiezan a oler directa y literalmente el trasero. ¿Incómodo? ¿Empiezas a tironear con la correa para que tu can no siga realizando semejante acto indecoroso en la calle?

Dejar que tu perro huela con libertad es reconocerle su cualidad de perro, según la profesora de ciencia cognitiva Alexandra Horowitz. Y tal sería la importancia de este sentido para este animal, que esta mujer estadounidense desarrolla toda una oda al mundo olfativo canino en su libro “Being a dog: Following the dog into a world of smell”.

Allí, la también directora del Laboratorio de Cognición Canina en la Universidad de Barnard y ama de su perro Finn (un quiltro de 9 años), explica cómo los canes lamen, mueven la cola y estornudan como actos también asociados a los olores.

En conversación con The New York Times, la doctora Horowitz ahondó en su tema, mientras paseaba con Finn en Manhattan.

Los perros olfatean, los humanos olfatean, ¿cuál es la diferencia?

“Hay muchas maneras de olfatear y el método humano no es el mejor”, dijo la Dra. Horowitz. Investigadores del olfateo (sí, lo leyeron bien) han hallado que tenemos cerca de seis millones de receptores olfativos; los perros tienen 300 millones. Los humanos olfatean una vez cada segundo y medio; los perros lo hacen de cinco a diez veces por segundo.

“Incluso exhalan mejor que nosotros”, continuó la Dra. Horowitz, y describió una suerte de respiración de yoga canino. Los perros exhalan a través de ranuras a los costados de sus fosas nasales, así que mantienen un flujo continuo de aire inhalado en su hocico para oler. “Eso les da una vista olfativa continua del mundo”.

Mientras que nuestras fosas nasales cumplen con su trabajo, el hocico del perro es fenomenal. El olfateo canino está diseñado para enviar el aire que lleva los olores a lo largo del hocico, dijo, humedeciendo, calentando y limpiándolo a su paso hacia la parte trasera del hocico.

¿Por qué a los perros les encanta lamer dedos apestosos de los pies?

Lamer está relacionado con oler, dijo Horowitz. Los perros y muchos otros animales tienen un segundo sistema olfativo llamado órgano vomeronasal (OVN) encima del paladar y debajo del septo que divide los costados de la nariz.

Los olfateos recogen olores en el aire, pero el sensible OVN puede detectar el olor de moléculas que se han absorbido en el tejido. Una manera de hacerlo es lamiendo. “Les gusta obtener un indicador total del olor, todos sus detalles”, dijo Horowitz, y explicó por qué los perros se acercan tanto entre sí y a nosotros. “Tienen un gran instinto para analizarlo”.

¿Por qué a los perros les encanta revolcarse en cosas que tienen un olor repulsivo?

Una teoría es que su sentido del olor en realidad es un sistema motriz complejo relacionado con el cerebro. Entonces, dijo la Dra. Horowitz, cuando Finn se emociona al oler el cadáver putrefacto de una ardilla en el parque, el olor que excita el lóbulo olfativo de su cerebro también viaja al córtex motriz y le dice que incline su cuerpo entero en el objeto del deseo que encontró.

“No hay receptor de ‘olor nocivo’ en el cerebro del perro”, agregó. “Pero parecen estar particularmente interesados en revolcarse en olores que a nosotros nos parecen entre desagradables y asquerosos”.

¿Mover la cola también está relacionado con el olor?

Sí. Muchos de los olores de identificación de un perro están en las glándulas anales. Esos sacos transmiten cómo se siente un perro —¿ansioso?, ¿juguetón?— y la esencia de quién es el perro. Para saludarse, dijo la Dra. Horowitz, como lo demostró amablemente Finn, saludando a una goldendoodle llamada Polly, “los perros mueven la cola, y básicamente despiden sus olores personales desde sus traseros”.

¿Los perros de compañía olfatean tan bien como los perros de trabajo?

Mientras que se anima a los perros de trabajo a que utilicen su capacidad olfativa y se les premia por ello, dijo la Dra. Horowitz, a las mascotas se les prohíbe que lo hagan. “Se les enseña que no es amable oler un trasero porque no es amable que la gente lo haga. Les asignamos esas costumbres a nuestros perros”. Y como resultado, olfatean menos y dependen más de sus señales visuales.

La Dra. Horowitz escribe acerca de cómo llevó a Finn a clases correctivas de “trabajo olfativo”. Pronto vio que había encontrado un gran deleite localizando objetos mediante su olor.

Para presumir esta habilidad, había escondido un recipiente con un cotonito empapado de anís en el tronco de un árbol que se encontraba de camino en nuestro paseo. Conforme nos acercábamos a donde estaba, le rascó las orejas a Finn, le quitó la correa y le dio una orden: “¡Ve por él”. Saltó, olfateando furiosamente. Por fin, parado sobre sus patas traseras, lo encontró. “Se ilumina”, dijo. “Es un perro maduro pero no tuvo problema al recurrir de nuevo a su sentido del olfato”.

¿Cómo pueden ejercitar su sentido del olfato los perros mascota?

“Da un paseo de olores con ellos”, dijo la Dra. Horowitz. “Deja que guíen el camino, huelan y se queden ahí. Deja que se olfateen. Es un placer que los dueños dejen que sus perros sean perros, que reconozcan su cualidad de perros. Ellos toleran muchas de nuestras cosas de humanos”.

¿Cómo pueden los humanos ejercitar su propio sentido del olfato?

En el libro, la Dra. Horowitz escribe acerca de sus experimentos al recargar su sistema olfativo. Su consejo para nosotros es simple en comparación.

“Deja que el perro te dé pistas”, dijo. “Pon tu nariz en las cosas y olfatéalas con cuidado. Nombra los olores. Cada olfateador experto que he conocido lo practicó miles de veces. Toma una botella de perfume. Tritura hojas entre tus dedos”.

“Ahora disfruto más los olores. Ya no son buenos ni malos. Me hablan del mundo. Eso es lo más cerca que he estado de ser como un perro”.
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