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¿Vale la pena invertir? Depilación definitiva, ese milagro del que todas hablan

Deshacerse de los vellos es un tema que todas las mujeres discuten, cotizan y recomiendan. Aquí la experiencia de alguien que probó una máquina casera de luz pulsada (IPL).

27 de Noviembre de 2016 | 12:56 | Por Natalia Martínez
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La depilación con láser o IPL tiene larga trayectoria entre las conversaciones femeninas.

Reuters
SANTIAGO.- Cuando en una reunión de amigas, la inmensa mayoría comenzó a hablar de sus tratamientos de depilación definitiva, me sentí desfasada. Aunque me reí a carcajadas junto al resto cuando una de ellas habló de su depilación “intergluteal”, en el fondo de mi corazón sentí rabia. Era de las únicas que no había dado el salto al láser.

¿Saben lo que es irse de vacaciones, enfrentar bikinis –tipo tanga-, ropa corta, dos, tres semanas, pololo y/o pretendiente al lado 24/7 y verse “digna”? Cuántos veranos haciéndome tajos con la prestobarba –nada intergluteal, por si acaso-.

No soy propiamente peluda. Soy una mujer normal. Porque ojo, si alguna vez han conocido a una mujer que diga que no le salen vellos, es mentira. Hay algunas afortunadas a las que les sale lo justo y necesario, mientras hay otras que cotizarían sierras eléctricas para depilarse si pudieran. Yo estoy, al igual que la inmensa mayoría de las que conozco, al medio.

De más está decir que fue una buena sorpresa que me hicieran probar la máquina Phillips Lumea Prestige, que funciona con IPL (Intense Pulsed Light) para su uso en cuerpo y rostro. De hecho, una compañera del trabajo ya me la había recomendado: ella tiene la versión anterior y ahora la guarda para que su hija adolescente, cuando sea más grande, la pueda usar.

¿Quién no se entusiasmaría de utilizar una máquina que dice que debilitará los vellos que no quieres hasta que no crezcan más o sean tan pocos y tan finos que ya ni molesten? La IPL hace eso. A través de pulsaciones de luz, se ataca la raíz del vello e inhibe su crecimiento.

De hecho, le pregunté sobre esto a la dueña de los centros Les Gémeaux Esthetique, Doris Martínez, y me dijo que la IPL, o luz pulsada, como también la llaman, es un método de depilación muy amable con la piel. En su centro ofrece esta y la depilación láser diodo, que si bien es más rápida (solo 6 sesiones en un año) es algo más fuerte. Y si hubiera algún error al aplicarla, podría generar heridas, según dijo.

Por suerte, la máquina que yo tenía funcionaba con la luz pulsada y además, estaba adaptada para su uso en la casa, siendo nada de agresiva y fácil de manipular por una sola persona.



La batalla contra el vello que no es bello


La “depilación definitiva”, como la nombramos comúnmente a la de láser o IPL, tiene una larga trayectoria entre las recomendaciones que las mujeres nos hacemos cuando nos juntamos: -Hola, ¿cómo estás?, ¿qué tal la familia?, ¿el pololo?, ¿alguna novedad? –Sí, me hice la depilación definitiva.

No es barata. Actualmente en el mercado chileno los tratamientos varían entre 200 mil y 800 mil pesos. A veces, en páginas se pueden encontrar suculentas ofertas, pero como Doris Martínez dice: “¿Llevarías a tu hija a hacerse una depilación con láser o luz pulsada por 30 mil pesos?”. Creo que no. Por ende, tampoco yo quisiera exponerme.

Me fijé que la máquina Lumea Prestige cuesta alrededor de $350 mil. Piola, si se compara con el precio de los tratamientos. Además, rinde unos 250.000 pulsos –veces que se aprieta la máquina para “atacar” los vellos-. Y como referencia, yo usaba unos 80 pulsos en cada pierna y apenas 5 bajo cada brazo.

No la quise ocupar en el rostro. No pasa nada si se usa ahí. Incluso trae un adaptador pequeño para la cara. Pero no tengo necesidad, así que preferí usarla donde más sufro, que son las partes antes mencionadas. No, nada intergluteal por si acaso.

Al tiro aclaro que la máquina, al igual que todos los tratamientos con luz o láser, no funciona en vellos muy claros, pero sí se adapta a los tonos de piel. Tampoco funciona para vellos rubios o blancos.
Después de rasurarme, como indican en un generoso pero detallado libro de instrucciones, partí y el cambio fue notorio de inmediato. Sentí que los vellos se demoraban más en crecer a medida que pasaban los días.

La idea es repetir el uso cada dos semanas, por unos dos meses, y mantener la dignidad entre cada pasada con rasuradora –se necesita el folículo ahí para que la máquina llegue a él, por eso solo se afeita-. Luego, los “retoques” se pueden llegar a hacer una vez cada dos meses, y solo si es necesario.

Han pasado varias semanas desde que comencé a usarla, y los vellos se debilitaron. Incluso, en varias zonas de las piernas dejaron de salir. Verano y sus semanas de vacaciones con bikini y pololo 24/7, ¡aquí voy!
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