Los niños constituyen una población expuesta a enfermedades oftalmológicas distintas a los adultos. Además son pacientes que requieren una atención especializada en oftalmología, tanto en el aspecto técnico, como en comprender a cada niño como un ser que requiere ser entendido en su carácter particular, respetando y empatizando con su situación particular para cada examen.
Por esto, ante la sospecha de cualquier enfermedad oftalmológica se requiere alguien que empatice con el paciente pediátrico, y con los padres o cuidadores que cargan al momento de la consulta con un nivel de incertidumbre y angustia que requiere particular atención, pues se necesita un profesional con la disposición a contener dicha carga emocional.
En el contexto de las enfermedades que pueden presentar los niños nos enfrentamos a la situación en que el desarrollo del sistema visual del paciente pediátrico se encuentra en proceso, por lo que el diagnóstico precoz y el tratamiento oportuno son de gran relevancia debido a que impactarán en el futuro de la salud visual de la población adulta.
Por ejemplo, el estrabismo, o la desviación del alineamiento normal en los ojos del paciente es un indicador para consulta médica ya sea a nivel de atención primaria de salud o de examen por oftalmólogo.
El diagnóstico adecuado y pronto de esta condición puede determinar un pronóstico visual favorable para el niño ya que disponemos de múltiples tratamientos para su manejo y corrección. Además, el estrabismo puede ser la manifestación de enfermedades más graves para las que se podría necesitar un estudio especializado.
Una duda en general para los padres es sobre si su hijo debe o no usar lentes debido a algún vicio de refracción como miopía, hipermetropía o astigmatismo. Algunos síntomas que pueden hacer sospechar este tipo de condiciones son la dificultad para reconocer objetos a distancia o cerca, los defectos en el aprendizaje oral y escrito, caídas y dolores de cabeza frecuentes sin explicación. Incluso, sin estos síntomas hay niños que requieren uso de lentes para mejorar su desempeño y proteger el desarrollo visual normal.
Es por esto que en niños asintomáticos recomendamos un examen oftalmológico a los 4 años de edad para detectar defectos en la percepción que hayan pasado inadvertidos.
Otras condiciones que deben llamar la atención para buscar ayuda médica son cualquier tipo de mancha en el ojo que pueda interrumpir la visión. Es de particular relevancia la alteración de la transparencia de los medios de los ojos que producen un color blanquecino en la pupila. Este síntoma nos debe alertar de enfermedades como cataratas, malformaciones, infecciones o incluso tumores malignos del ojo, por lo que la detección de este signo requiere una consulta urgente con un oftalmólogo.
Dr. Juan Pablo Cavada, Centro Oftalmológico Puerta del Sol www.puertadelsol.cl