SANTIAGO.- El nacimiento de un hijo siempre implica un gran desafío, más aún si el niño presenta una condición que requiere de un cuidado especial y que genera innumerables dudas en los padres respecto a cómo será su futuro.
Molly Macleod, su esposo Roddy y su hija Cajoling (11), lo han vivido en carne propia con Maxwell, quien nació el 21 de marzo de 2014. Y aunque la familia sabía de antemano que el pequeño tenía un cromosoma extra, la realidad de estar con él día a día ha estado "tan lejos como cualquiera podía imaginar".
"Maxwell me ha enseñado a verlo desde su perspectiva y no la mía", afirmó Molly en una carta abierta que dedicó a su hijo menor con motivo de su tercer cumpleaños, que coincide con la fecha en que se conmemora el Día Mundial del Síndrome de Down.
La mujer de 46 años también aseguró que su hijo le ha enseñado a "dejar de buscar la perfección" y "vivir la alegría del momento". Además, se refirió a la dicha que le da el verlo comunicarse mientras "balbucea y gesticula con tanta pasión".
Molly también dedica parte de su carta a describir el desafío que significa tener un hijo con necesidades especiales, pero también lo enriquecedor y excepcional que esto llega a ser.
"Como madre de un niño con un retraso en el lenguaje, una de las cosas que me preocupan es cómo Maxwell se comunicará con las demás personas, fuera de quienes somos sus más cercanos ¿Va a estar aislado, sin amigos porque no puede hablar como ellos, de la misma manera en que hablan entre sí?", se pregunta, y continúa:
"¿Se pasarán por alto sus necesidades cuando esté al cuidado de otros, porque no podrán entender lo que está tratando de decir? ¿Encontrará su lugar en el mundo, y será su voz realmente escuchada y valorada? Como muchas de mis preocupaciones, Maxwell me ha enseñado a verlo desde su perspectiva y no la mía".
Molly se explaya también en cómo es vivir con Maxwell. "Nos encanta estar cerca de él, es gracioso y descarado, nos hace reír y sentirnos bien con el mundo, es sensible a nuestro estado emocional y cuida su respuesta a nosotros. Él nos hace sentir mejor por estar a su alrededor y no necesita palabras para hacer esto", cuenta.
Conocido también como trisomía 21, se estima que en Gran Bretaña viven aproximadamente unas 40 mil personas con síndrome de Down, en tanto que en Chile son 500 los niños que nacen cada año con la condición.
Hasta hace algunos años, eran individuos que permanecían escondidos en sus casas, y que vivían solos, sin educación y muchas veces también sin amor. Pero hoy su situación es totalmente distinta y son parte activa de las sociedades, aportando con su trabajo, amor incondicional y alegría.
En diciembre de 2011, la Asamblea General de la ONU designó el 21 de marzo como el Día Mundial del Síndrome de Down, una fecha que busca aumentar la conciencia pública sobre la condición, y recordar "la dignidad inherente, la valía y las valiosas contribuciones de las personas con discapacidad intelectual como promotores del bienestar y de la diversidad de sus comunidades".