Si es un amante de las antigüedades y los “cachureos”, la capital de Portugal tiene que estar entre sus próximos destinos, ya que además de la indiscutible belleza de esta metrópolis sus mercados y rastros son definitivamente únicos y una muy buena forma de conocer más a fondo de idiosincrasia de esta ciudad emplaza en la desembocadura del río Tajo.
Quienes los han recorrido aseguran que sus puestos ofrecen todo lo que uno se pueda imaginar y no es extraño que tras algunas horas de caminata, el turista regrese a su hotel con más de un bello recuerdo que además de ser antiguo fue adquirido a muy bajo precio.
Si bien Lisboa ofrece varias alternativas para visitar, Feira de Ladra es la más popular y el mercado por excelencia de la capital de Portugal con 800 años de tradición. Ubicado a metros del Panteón Nacional abre todos los martes y sábados de cada semana desde las 10:00 hasta las 16:00 horas.
Quienes quieran conocerlo la recomendación es llegar temprano para evitar la aglomeración de gente y luego aprovechar el resto del día visitando, por ejemplo, el Jardim Botto Machado, un pequeño parque que está ubicado en altura a un costado de mercado.
Feria de Antigüedades de Belem
Feira de Ladra, cuya traducción es “mercadillo de la ladrona”, es el mercado más popular de Lisboa pero existen otros que siendo más pequeños ofrecen una increíble cantidad de objetos y que merecen ser visitados.
Es el caso de la Feria de Antigüedades de Belem que congrega a coleccionistas, artesanos y anticuarios en los hermosos jardines ubicados frente al Monasterio de los Jerónimos, una de las zonas más espectaculares de la urbe.
Así lo aseguran en COCHA donde comentan que este mercadillo definitivamente es un destino imperdible si se visita Lisboa. “Este mercado abre dos domingo al mes y se instala en la Praça do Império lo que lo convierte en un imperdible de la ciudad”, aseguran.
En la agencia de viajes añaden que en este lugar “es posible encontrar vitrolas, antiguos juegos completos de porcelana, cascos de guerra, gorros cosacos, billetes, discos de vinilo, relojes, cortaplumas, muñecas, animales embalsamados, máquinas fotográficas, libros y todo lo que uno pueda imaginar”.
De ahí que la recomendación para los futuros viajeros que visiten la capital de Portugal es que se tomen un tiempo y disfruten de los puestos que ahí se instalan, y donde podrán revisar y disfrutar, por ejemplo, de “miles de postales antiquísimas, todas escritas en los más variados idiomas, y donde uno puede fisgonear en vidas ajenas. Sin sentir ningún tipo de culpa”.
Este mercado abre el primer y tercer domingo de cada mes entre las 09:00 y 18:00 horas.
