SANTIAGO.- Otro año más y aún no has podido dejar de fumar, tal como te lo vienes prometiendo desde hace mucho tiempo. Tu energía ya no es la misma cuando te ejercitas, y en cada invierno, sobre todo si hay contaminación, sueles ser de los más afectados con bronquitis y amigdalitis o con todo lo que tenga que ver con enfermedades en el sistema respiratorio.
En el lado más social, cada vez son más los amigos que dejaron de fumar, y del grupo de personas que solía acompañarte en el frío para que te fumaras un cigarro en las reuniones, apenas queda un par que te pide que te apures porque se está congelando. ¿Por qué no dejar de fumar de una buena vez?
De 20 minutos a 15 años
Los cambios positivos que experimenta el cuerpo desde los primeros momentos en que se deja de fumar son visibles desde el comienzo:
A los 20 minutos de terminar de fumar, “la presión arterial desciende a los valores previos” a encender ese último cigarro, y la temperatura de las manos asciende a niveles normales, aseguran en la Clínica Alemana, en su campaña “Semana sin Fumar” que realiza actualmente.
Tal como indican, a las 8 horas de haber dejado el hábito del tabaco “desaparece el monóxido de carbono de la sangre”, y a las 24 horas, “comienza a disminuir el riesgo de infarto al miocardio”.
El sentido del olfato y el sabor empiezan a recuperarse a los dos días de haber fumado por última vez.
Con fuerza de voluntad y quizás apoyado en un tratamiento adecuado –en varias clínicas ofrecen asesoramiento para dejar el tabaco-, a los 9 meses de haber renunciado al hábito de fumar las mejoras en la salud son claras: el rendimiento físico aumenta, mientras paralelamente, disminuyen las infecciones y desaparece la tos del fumador.
Al año de ser un ciudadano que no consume cigarro, “el riesgo cardiovascular disminuye a la mitad”.
Con todo, parte del daño hecho en el cuerpo de alguien que ha fumado por años permanece en el mediano plazo. Por esto, recién a los 5 años comienza a descender el riesgo de accidente vascular encefálico, y a los 15 años, este último y las probabilidades de infarto al miocardio disminuyen a niveles de las personas que nunca han fumado.
Otras razones de peso para terminar con el cigarro son los datos entregados este martes por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en este Día Mundial sin Tabaco, recordó que son 7 millones las personas que mueren al año a causa de su consumo y que son 7 mil las sustancias químicas tóxicas que contienen sus residuos.
El humo liberado por el cigarrillo lanza al medio ambiente miles de toneladas de productos cancerígenos para el ser humano, sustancias tóxicas y gases de efecto invernadero, sin contar con que cerca de 10 mil millones de los 15 mil millones de cigarros vendidos diariamente en el mundo se desechan, trayendo consigo las colillas que representan hasta el 40% de los objetos recogidos en las actividades de limpieza costera y urbana.
Por dónde empezar
El mayor conflicto de abandonar el cigarrillo es la adicción a la nicotina. Y es por eso que algunos de los tratamientos que se ofrecen para dejar de fumar, se apoyan en esta sustancia para evitar los desagradables síntomas de abstinencia.
“Pese a ser la sustancia que engancha a las personas en el hábito de fumar y las mantiene fumando, la nicotina no es el componente del cigarrillo que pone en peligro la salud. El peligro real es el tabaco”, aseguró el doctor Jon Ebbert, del Centro para Dependencia a la Nicotina de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota, EE.UU.
Tal como indican desde la clínica estadounidense, es el tabaco el causante de que cerca de un 66% de los fumadores muera por una enfermedad relacionada con él, como cáncer de pulmón, boca, garganta, esófago o laringe.
“Los productos de reemplazo de la nicotina suministran esa sustancia pero no tabaco, lo que ayuda a aliviar los síntomas de abstinencia y las ansias”, dijo Ebbert. “La probabilidad de liberarse del tabaco es menor cuando no se consumen los reemplazos de la nicotina”, agregó.
El médico asegura que es de gran ayuda apoyarse en tratamientos médicos elaborados especialmente para dejar de fumar, y que se complementan medicamentos y/o reemplazos de nicotina.
Asimismo, recuerda que existen terapias conductuales que ayudan a reemplazar hábitos tan adquiridos como fumar en la rutina diaria.
Otros consejos entregados por el doctor son evitar los lugares donde normalmente se fumaba y optar por los sitios donde esté prohibido hacerlo; preferir juntarse con personas que no fumen o que también lo estén dejando; deshacerse de todos los cigarros; masticar chicle cuando den muchas ganas y reemplazar el café por agua o soda si se solía acompañar sagradamente con un cigarro.