SANTIAGO.- En julio de 2018,
Layane Dias decidió que se haría un nuevo
piercing en su nariz. No era gran cosa, ya tenía tres en el lado derecho, así optó por cambiar y hacérselo en el izquierdo.
Así, la
joven brasileña de 20 años acudió a un local donde realizaban el procedimiento y se lo instaló. Todo iba bien hasta que
el piercing se inflamó y comenzó a sangrar. Ella pensó que se trataba de
una infección local y que pronto pasaría.
"Pensé que era en un solo lugar, pero provocó fiebre. Me traté, me puse cremas y
una semana después había desaparecido", explicó la joven, cuya historia ha sido recogida por varios medios.
Sin embargo, al poco tiempo Layane
empezó a sentir molestias en sus piernas, lo que pronto se transformó en una
sensación de entumecimiento en todo su cuerpo, que
le impedía caminar. "No podía sentir nada desde mi busto para abajo", relató a BBC Brazil, medio que originalmente publicó su caso.
La joven
consultó con médicos, quienes
no podían entregarle un diagnóstico de lo que le pasaba. Sin embargo,
tras un examen de sangre, lo descubrieron: Layane había sido atacada por una
poderosa bacteria, el estafilococo dorado.
También conocido como estafilococo aureus, se trata de una bacteria que
puede estar presente en la piel o nariz de las personas
sin causar infección. Pero,
si hay cortes o heridas, esta ingresa al cuerpo y provoca un sinnúmero de condiciones, que van desde simples infecciones de la piel, hasta de tipo cardíaco.
En el caso de la joven brasileña,
el estafilococo dorado se encontraba en su nariz y, a raíz del piercing, la bacteria
ingresó a su torrente sanguíneo, viajando rápidamente por todo su cuerpo.
Layane en una fotografía del pasado 4 de febrero. Crédito: Bruno Dias / Captura Facebook.
"Mi vida cambió mucho"
Layane fue trasladada hasta el Instituto Hospital de Base de Brasilia, donde fue sometida a una
resonancia magnética que mostró algo increíble:
medio litro de pus le comprimía tres vértebras de su columna.
La joven
fue operada de emergencia. Oswaldo Ribeiro Marquez, el
médico a cargo del procedimiento,
estaba impactado. "El pus podría haber causado una infección que podría haber sido fatal. Cuando el líquido fue removido, su médula se descomprimió y esto previno que su condición empeorara", sostuvo el especialista.
Y aunque el procedimiento frenó la infección, no hizo que Layane volviera a caminar. "Estaba devastada. Al principio, fue una situación muy triste. Mi vida cambió mucho", declaró Layane.
Aunque los piercing son cada vez más frecuentes, la clave para evitar que ocurra una situación como la vivida por la joven brasileña está en el lugar donde se realiza la perforación. En este sentido, los especialistas recomiendan que sea certificado, idealmente en un quirófano y con personas que sean expertas en el tema.
Además, contraer una infección no es el único riesgo que se corre al hacerse un piercing. También existe la posibilidad de que la persona sea alérgica al níquel, un metal que está en el acero quirúrgico, y presente irritación y dolor en la zona perforada. Asimismo, se pueden transmitir enfermedades como tétanos y hepatitis B o C.