En 2016,
Olivia Brunner decidió realizarse un examen de ADN y no solo por curiosidad. Su motivación se basó en el parecido físico que tenía con su novio de entonces, actual esposo,
Greg.
Desde el color del pelo hasta sus expresiones faciales eran similares. Además, durante años las personas les comentaban a ambos que
parecían familiares.
Para poder quedarse tranquila, Olivia quiso confirmar que no estaba relacionada sanguíneamente con su pareja, especialmente porque había sido adoptada cuando era niña y no conocía en profundidad a su familia biológica. "En el fondo de nuestros pensamientos decíamos,
'¿y si hay una pequeña posibilidad de que realmente seamos parientes?'", relató Brunner a la revista
Time. Las preocupaciones terminaron por ser nada, y la pareja de New Hampshire, Estados Unidos,
se casó el año pasado. Hoy, el parecido entre ellos lo llevan solo como "una broma interna, del que todos pueden ser parte", aseguró Greg. "El único momento donde sale el tema es cuando nos preguntamos, '¿a quién se parecerán nuestros hijos?' Bueno, serán similares a nosotros" señaló.
Las parejas que se parecen entre sí han atraído la atención del público durante años. En el año 1987, científicos de la
Universidad de Michigan se propusieron estudiar el fenómeno de los matrimonios que se van pareciendo a medida que pasa el tiempo. Su teoría, la que los investigadores aún utilizan, era que décadas de compartir emociones y momentos juntos, tiene como resultado un parecido en los gestos, arrugas y expresiones.
Recientemente, las redes sociales han amplificado a los
"dobles románticos" a través de publicaciones virales y canales como Tumblr Boyfriend Twin, el que destaca a parejas de homosexuales que tienen similitudes entre sí. Sin embargo, inevitablemente surge la pregunta:
¿Cómo tantas personas parecidas terminan estando juntas?A pesar de la antigua teoría de que los polos opuestos se atraen, el psicólogo social de Indianápolis
Justin Lehmiller, señaló que las personas se inclinan naturalmente hacia la gente a la cual están familiarizadas, a pesar de que el proceso es más subconsciente. Hay algunos rasgos que funciona mejor en una relación cuando estos son equilibrados por una pareja, como el dominante y el sumiso. Sin embargo, en general,
"lo que es familiar para nosotros tiende a ser lo que nos gusta y atrae, incluso si no somos explícitamente conscientes de eso", explicó el experto.
El fenómeno además está relacionado con la apariencia. "Las personas están familiarizadas con su propia apariencia, entonces ver otra gente que comparte rasgos similares podría llevar a una atracción por esa razón", sostuvo el investigador.
En
2013, se realizó un experimento para analizar las atracciones entre parejas parecidas, donde a cada persona se le mostró imágenes de las caras de sus parejas, las que algunas fueron modificadas digitalmente para incluir otros rasgos de otras personas y otras se les incluyeron partes faciales del participante del estudio.
A algunos se les incluyeron características de desconocidos y a otros se modificaron con rasgos de la misma persona. Tanto los participantes masculinos como femeninos calificaron la imagen que había sido modificada con sus rasgos, como la más atractiva.
Atracción hacia rasgos de los padres
Un estudio anterior que también investigó acerca de lo mismo, llegó a la conclusión de que
las personas se sienten más atraídas por rasgos similares a los de sus padres del sexo opuesto. Los participantes calificaron las imágenes de otros más atractivas cuando antes de mostrárselas les apareció rápidamente una fotografía de su padre del sexo opuesto, lo que sugirió que en su subconsciente primaba el rostro del familiar.
Esta preferencia parental puede parecer algo rara, pero no es algo problemático ni sorprendente, añadió Lehmiller, ya que este podría ser un proceso subconsciente que se impone ante las asociaciones naturales de lo que es placentero y atractivo. "Esos rasgos pueden llegar a ser vistos como reconfortantes", añadió el experto.
Zara Barrie, una escritora de 31 años que vive en Nueva York, admitió que salió con al menos tres mujeres que se parecían físicamente a ella. Sin embargo, hoy está casada con su pareja con la que no tiene ninguna similitud.
En un principio, la joven
no notó el patrón de salir con mujeres parecidas a ella, hasta que otras personas se lo señalaron. "Me asustaba, especialmente cuando alguien me preguntaba, '¿son mellizas?'", recordó Barrie.
"
Se siente un poco raro y pervertido, y también te hace preguntarte: ¿soy un narcisista si me siento atraído a la gente que se parece a mí? Probablemente no, ya que todo el fenómeno sería de forma subconsciente", relató Lehmiller.
Por otro lado, los genes también podrían influir en esta preferencia de gustos, ya que numerosos estudios han asegurado que los esposos tienden a ser más similares genéticamente que con un extraño. Además, se llegó a una evidencia preliminar donde se aseguraba que las personas se sentían atraídas a potenciales parejas que compartían ancestros similares.
Ben Domingue, profesor de la Escuela de Postgrado de Stanford, estudió acerca de las similitudes genéticas entre esposos y amigos. En su investigación, pudo llegar a la conclusión de que las personas genéticamente emparejadas llegaron a juntarse debido a que
comparten grupos sociales, culturales y ambientales en común.
Por otro lado, los jóvenes están viajando cada vez más, ya sea por estudio o por trabajo, y están casándose más tarde, por lo que les da
más opciones de poder encontrar una pareja con más diferencias y de otros orígenes, aseguró Lehmiller.
Sin embargo, Lehmiller señaló que es
difícil predecir si el fenómeno de parejas que se parecen entres sí desaparecerá a medida que pasa el tiempo o no. Los patrones de citas y matrimonios continúan cambiando porque la atracción siempre es difícil de precisar y dar en el punto exacto.