Ervina y Prefina nacieron en 2018.
AP
Ervina y Prefina, dos
hermanas siamesas centroafricanas de
2 años que nacieron
unidas por el cráneo, fueron separadas con éxito mediante una compleja operación en el hospital pediátrico romano "Bambino Gesù", del Vaticano.
La operación tuvo lugar el pasado 5 de junio, duró dieciocho horas y en ella tomaron parte 30 médicos y sanitarios capitaneados por el neurocirujano Carlo Marras, informó el hospital.
Un mes después de esta complicada intervención,
las dos hermanas están bien, y el personal del hospital les dedicó a ellas y a la madre una fiesta por sus cumpleaños el pasado 29 de junio.
Ervina y Prefina nacieron en 2018 en la ciudad suroccidental centroafricana de
Mbaiki, cerca de la capital, pero para sorpresa de todos
estaban unidas por el cráneo, por la parte de la nuca.
El hospital de Mbaiki no estaba preparado para un caso similar y las hermanas fueron derivadas al centro que el Papa Francisco mandó equipar en Bangui.
Allí las conoció la directora del "Bambino Gesù", Mariella Enoc, quien decidió llevarlas a Roma.
Enseguida se creó un equipo para estudiar el caso utilizando
tecnología tridimensional para reconstruir el cráneo de las siamesas y solucionar
el reto más complicado: la separación no del hueso, sino del sistema venoso que riega la zona y que compartían.
Se optó por
proceder en tres fases para reconstruir dos sistemas circulatorios independientes: la primera intervención tuvo lugar en mayo de 2019, un mes después se llevó a cabo la segunda operación y la separación definitiva de las niñas fue el mes pasado.
La operación concluyó con éxito y, un mes después,
el sistema venoso funciona correctamente.
El hospital "Bambino Gesù", situado a los pies de las murallas vaticanas, aseguró en las redes sociales que
las siamesas presentaban "una de las más raras y complejas formas de fusión a nivel craneal y cerebral".
Esto hace de la
operación "la primera de este tipo en Italia y probablemente la única en el mundo", agregó.
"Hoy -afirmó el instituto-
están bien y pueden crecer como las niñas de su edad".
La madre, Ermine, expresó su deseo de que sus hijas sean médicas en un futuro para que puedan salvar vidas, como han hecho con ellas.
"Yo no fui nunca a la escuela, pero
espero que mis hijas puedan hacer lo mismo que el resto de niños de su edad, y de mayores estudiar y convertirse en médicas", dijo en una rueda de prensa.
Su voluntad ahora es
conocer al Papa Francisco para que bautice a las dos pequeñas.
Ervina y Prefina ya están bien y podrán crecer con normalidad. Crédito: AP.