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Flechazo en un barco y cartas durante la guerra: La historia de amor de 80 años entre Felipe e Isabel

Aunque eran primos en tercer grado, la familia de él había perdido su estatus y el romance no era aprobado por todos en la realeza británica.

09 de Abril de 2021 | 16:20 | Agencias / Editado por Natacha Ramírez, Emol
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En 1952, cuando su esposa ascendió al trono, Felipe tuvo que dejar su prometedora carrera como oficial de la Marina Real para ejercer como príncipe consorte.

El Mercurio (Foto de Archivo)
No fue un matrimonio por conveniencia. La entonces princesa Isabel se casó con Felipe de Edimburgo a pesar de que no todos en la corte veían con buenos ojos la unión, y él, a su vez, debió renunciar a sus títulos para poder convertirse en su esposo.

Eran primos en tercer grado ya que ambos eran tataranietos de la reina Victoria –Isabel era descendiente del hijo mayor de la monarca, el rey Eduardo VII, y Felipe de su segunda hija, la princesa Alice–. Sin embargo, sus vidas fueron muy diferentes.

Felipe nació en la isla griega de Corfú, como príncipe de Grecia y de Dinamarca, pero debió abandonar ese país con apenas 18 meses de edad debido a la inestabilidad política. Gracias a la intermediación del entonces monarca británico Jorge V, la familia real griega dejó la nación a bordo de un barco de la Armada británica, donde el pequeño príncipe tuvo que viajar en una cuna fabricada con una caja de naranjas.

Su familia vivió en el exilio en París, con recursos limitados. Su padre era asiduo a los casinos de Montecarlo y su madre, depresiva, ingresó en un convento. Felipe tenía 10 años cuando fue dejado en manos de parientes. Asistió a colegios en Francia, Alemania y Gran Bretaña, hasta terminar en un austero internado escocés, a diferencia de la suntuosidad de la corte y los tutores privados que rodeaban a la princesa Isabel. Luego ingresó a la Marina Real británica.

Dejó el tabaco, sus títulos y su religión para casarse con ella


Felipe era un apuesto joven de 18 años cuando interactuó por primera vez con Isabel, quien entonces tenía 13 años y aún era apodada por su madre como Lilibet. Ocurrió en 1939, cuando el padre de Isabel la llevó a ella y a su hermana a visitar la Real Academia Naval de Darmouth, donde Felipe, que entonces era cadete, fue el encargado de mostrarles el lugar.

Cercanos a la princesa afirmaron que ella quedó "flechada". Tras ese encuentro y otros que hubo después, los jóvenes se hicieron amigos. Luego se debieron separar físicamente, ya que él partió a servir a la Marina británica durante la Segunda Guerra Mundial, y comenzaron a enviarse cartas. Se comunicaron de esa forma durante todo ese tiempo, hasta que él regresó, en 1946, y comenzaron una relación.

Cuando Felipe se presentó, con 25 años, ante Jorge VI para pedir la mano de la princesa, era un pretendiente discutido por su origen extranjero y por su empobrecida familia. Según el diplomático y escritor Sir Harold Nicolson, el rey y su esposa lo encontraban "grosero, mal educado y sin modales", y consideraban "que sería probablemente infiel". Intentaron presentar a su hija a otros candidatos más acordes al perfil que ellos deseaban, pero ella no les prestó atención.

Finalmente, el monarca dio su beneplácito a la unión de los novios, que se casaron un año después, el 20 de noviembre de 1947, en la Abadía de Westminster, en Londres.

Felipe dejó de fumar un día antes de la boda para complacer a su novia. Pero no fue su única renuncia, también debió dejar de lado su título de príncipe de Grecia y Dinamarca y su religión ortodoxa para tomar la nacionalidad británica. Entonces recibió los títulos de duque de Edimburgo, conde de Merioneth y barón de Greenwich.

En febrero de 1952, con la asunción al trono de su esposa, Felipe tuvo que renunciar también a su prometedora carrera como oficial de la Marina Real para ejercer como príncipe consorte, por el resto de su vida. Siempre estuvo detrás de la reina, como exige el protocolo.

"Repollo", el cariñoso apodo a la reina


Durante su largo matrimonio con la monarca, hubo entre ellos continuas muestras de complicidad en público, pero también rumores sobre infidelidades que circularon en la década de 1950, cuando el duque emprendió un viaje solo por varios meses.

Tuvieron cuatro hijos: Carlos, el primogénito; la princesa Ana; Andrés, duque de York; y el príncipe Eduardo, conde de Wessex, los que llevaron el apellido de su esposa.

Si bien en público no manifestaban su afecto, se conoció que el príncipe se dirigía a su esposa con un cariñoso apodo: "repollo". Esto se hizo público en 2006 con la película "The Queen", de Stephen Frears, en la que cuando el personaje que lo representa se mete en la cama le dice a la reina "muévete, repollo". "Pregunté en los círculos reales y me dijeron de buena fuente que es así como el duque a veces llama la reina", explicó el guionista, Peter Morgan, al diario The Times.

El príncipe cumplía tan cabalmente su rol junto a la reina que, en 2012, cuando tenía 91 años, cayó enfermo por resistir una hora y media el frío y el viento en una procesión fluvial por el Támesis para celebrar el aniversario de su ascensión al trono. Vestido con su uniforme militar de gala y sin abrigo, el duque se mantuvo en pie durante todo el desfile, pero al día siguiente fue hospitalizado por una infección.

"Es mi roca. Ha sido mi fuerza y mi sostén", dijo una vez la reina, poco proclive a hacer demostraciones de afecto en público.

Según explicó una vez Lord Charteris, ex secretario privado de la monarca, su principal valor fue ser "el único hombre del mundo en tratar a la reina como un ser humano, de igual a igual".
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