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Gobernante japonés es el primero en una década que se atreve a mudarse a la residencia oficial con fama de estar "maldita"

Sus antecesores habían evitado ocupar el edificio, ubicado en el centro de Tokio, al que se le atribuye la presencia de fantasmas y cierto magnetismo para atraer mala suerte a quienes lo ocupan.

13 de Diciembre de 2021 | 10:00 | EFE / AFP / Editado por N. Ramírez, Emol
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"Aún no he visto ninguno", dijo Kishida a periodistas que hoy le consultaron si había visto a algún fantasma.

Reuters
El primer ministro de Japón, Fumio Kishida, se mudó el fin de semana a la residencia oficial para ese cargo, la cual había sido evitada por sus predecesores durante la última década al considerarse que estaba "maldita" o habitada por fantasmas.

Kishida pasó su primera noche en ese edificio de principios del siglo XX, ubicado en el centro de Tokio junto a la oficina del primer ministro y frente al Parlamento nipón, el que ha sido escenario de varios incidentes siniestros, entre ellos dos intentos de golpe de Estado, y donde uno de sus predecesores afirmó haber tenido experiencias sobrenaturales.

"Ayer dormí profundamente", dijo el líder nipón esta mañana a periodistas que le consultaron si había visto a algunos de los famosos fantasmas de la residencia. "Aún no he visto ninguno", señaló.

Kishida, quien está en el cargo desde principios de octubre, residía hasta ahora en el complejo de viviendas para parlamentarios nipones situado en la misma zona, y afirmó que decidió mudarse a la residencia del primer ministro "para poder concentrarse en sus tareas oficiales".

Pisadas de botas y el origen de la leyenda urbana


Las leyendas urbanas que rodean al inmueble tienen sus raíces en el asesinato del primer ministro Tsuyoshi Inukai en 1932 a manos de oficiales de la Armada, seguido de otro intento de golpe de Estado en 1936 en el que murieron una docena de personas.

Yoshiro Mori, quien fue primer ministro entre 2000 y 2001, afirmó haber oído pisadas de botas militares junto a su dormitorio que le impidieron dormir durante su estancia en el inmueble oficial. También se atribuye a esa residencia cierto magnetismo para atraer mala suerte a quienes la ocupan, lo que explicaría la escasa duración en el poder de sus inquilinos.

El ex primer ministro Shinzo Abe habitó el edificio unos 10 meses antes de renunciar al cargo en su primer mandato (2006-2007) por motivos de salud, mientras que Yoshihiko Noda (2011-2012) había sido hasta el último líder nipón en vivir allí, antes de que su extinto partido perdiera las elecciones por su mala gestión del accidente nuclear de Fukushima. Por todo ello los más recientes predecesores de Kishida habían evitado el edificio y decidido alojarse en sus residencias particulares.

Durante todos los años que el inmueble –de más de 5 mil metros cuadrados– estuvo desocupado, la oposición criticó al partido gobernante por dejar vacía una residencia cuyo mantenimiento cuesta al año 160 millones de yenes a los contribuyentes, según datos oficiales.
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