Aton (imagen referencial/archivo)
La Justicia francesa condenó este viernes a cadena perpetua a una madre que causó la muerte de su hija de 13 años al dejarla sin comer y torturarla hasta su fallecimiento por paro cardíaco y septicemia en agosto de 2020, con un peso de tan solo 28 kilos.
La condenada, Sandrine Pissarra, según el canal televisivo BFM, deberá cumplir
al menos 20 años entre rejas antes de poder solicitar cualquier beneficio penitenciario y su abogado confirmó que no recurrirá la sentencia emitida por el Tribunal de lo Criminal de Hérault, en Montpellier (sur).
Los tres jueces y el jurado popular impusieron la pena solicitada por el fiscal contra la acusada descrita como una "tirana doméstica, dictadora de interiores, verdugo de Amandine".
También fue condenado el padrastro de Amandine, la víctima, ya que el tribunal lo declaró igualmente culpable de haberla privado de alimentos y cuidados, así como de omisión de socorro.
Para él la pena fue de 20 años de prisión, superior incluso a la petición de la Fiscalía, que había solicitado 18.
La pena de la madre, la máxima contemplada en el Código Penal francés, va en línea con lo requerido por la Fiscalía, que durante este proceso en Montpellier -que duró cinco días- la señaló como una "tirana doméstica".
"El veredicto está a la altura de la gravedad de los hechos", manifestó a la prensa el padre de la adolescente, Luc Abratkiewicz, a la salida del tribunal.
Los hechos remontan al 6 de agosto de 2020 cuando Amandine falleció de un paro cardíaco en el domicilio familiar en Montblanc. En ese entonces medía 1,55 metros y pesaba 28 kilos.
Según el informe de los forenses, el fallecimiento se debió a un estado "caquéctico", de extrema desnutrición, asociado a una septicemia y a un posible síndrome de realimentación.
La adolescente, que llevaba encerrada semanas en una bodega sin ventanas ni comida, también había perdido varios dientes y tenía parte del pelo arrancado.
Según el informe psiquiátrico, Pissarra, cuyo entorno la describe como una personas colérica y violenta, pudo "trasponer el odio" hacia el padre de Amandine en el cuerpo de su hija.
Los hechos más graves tuvieron lugar a partir de marzo de 2020 durante el primer confinamiento por covid en Francia, cuando la adolescente dejó de ir a la escuela.
"Desde muy pequeña, Amandine era víctima de golpes, puñetazos, patadas, escobazos, pelo arrancado, gritos reiterados, insultos, empujones", dijo el fiscal Jean-Marie Beney.
En sus alegatos finales, el representante del ministerio público describió un "sistema dictatorial" centrado en "destruir la personalidad de la víctima" que terminó con una "tortura blanca".
Durante el juicio, se mostraron imágenes de la adolescente desnuda y muy delgada, captadas por las cámaras de vigilancias instaladas por su madre en el trastero.