
No llegar en ayuno
Saltarse comidas para "compensar" suele provocar excesos de comida y malestar general. Mantener las comidas habituales, ayuda al control del apetito y es más fácil controlar la porción
Controlar las porciones sin prohibirse alimentos
El exceso de volumen es una de las principales causas de reflujo y acidez, y en algunos casos culpa. Servirse en pequeñas cantidades permite disfrutar sin sobrecargar el estómago.
Priorizar métodos de cocción más digestivos
Preferir carnes al horno, a la parrilla o a la plancha antes que frituras. Las grasas en exceso enlentecen la digestión, y favorecen síntomas como hinchazón y pesadez.
Incluir verduras y frutas en el plato
Estos alimentos aportan fibra, agua y antioxidantes que favorecen la digestión y el tránsito intestinal. Además de equilibrar comidas ricas en grasas y azúcares, típicas de estas fechas.
Moderar el consumo de alcohol
El alcohol aumenta la acidez y puede empeorar la gastritis, el reflujo o síntomas gastrointestinales. Alternar con agua y limitar la cantidad es clave.

Comer despacio y masticar bien, escuchando las señales del cuerpo
La alimentación consciente ayuda a controlar las porciones, lo que reduce la distensión abdominal post comidas.

Evita acostarte inmediatamente después de comer
Esperar al menos 2 a 3 horas puede ayudar a reducir el riesgo de reflujo gastroesofágico, acidez y náuseas, especialmente después de comidas abundantes.
Cuidar el consumo de dulces y azúcares procesados
Los postres, chocolates o galletas en exceso pueden producir distensión abdominal, gases y alzas de niveles de glucosa en sangre. Disfrutarlos en porciones adecuadas y preferentemente después de la comida principal para evitar el peak de glucosa.

Mantener una buena hidratación
Beber agua a lo largo del día favorece la digestión, previene el estreñimiento y ayuda a reducir el consumo de alcohol.