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Fútbol uruguayo preocupado por retiro del empresario Paco Casal

Su alejamiento de los negocios relacionados con el fútbol afectará gravemente a los clubes charruas ya que él ha sido quien ha cubierto la mayoría de sus deudas en los últimos años.

19 de Enero de 2002 | 13:01 | DPA
MONTEVIDEO.- El anunciado retiro del negocio del fútbol del empresario uruguayo Francisco “Paco” Casal dejará en la total horfandad a la mayoría de los clubes profesionales de su país, que en los últimos veinte años han dependido de él para subsistir.

Algunos dirigentes han expresado, sin eufemismos, el pánico que les provoca el anuncio, hecho por el propio Casal a mediados del año pasado, y ratificado esta semana al menos por dos presidentes de clubes de Montevideo.

No se puede precisar exactamente hasta dónde ha llegado la política asistencialista de Casal, quien muchas veces prestó dinero en efectivo o emitió cheques en blanco a dirigentes amigos, sin ningún documento por medio, sin exigir garantías y sin cobrar intereses.

Villa Española, que está enclavado en un modesto barrio de Montevideo y es un club semi amateur, a pesar que este año nuevamente ascendió a la Primera División, “le debe a Casal un millón de dólares”, reveló el actual presidente, Walter Laureiro.

Como la forma de operar de Casal no se basa en documentos, sino simplemente en negocios de palabra, es incalculable a cuánto asciende la deuda global de las dieciocho instituciones de Primera y las once de Segunda División, a quienes también ayuda el empresario uruguayo.

Pero “Paco”, como le llaman en Uruguay, admitió ahora que está cansado y que se dispone a cerrar esta historia. No aguanta más que le sigan pidiendo plata y asegura que venderá su empresa “Tenfield SA” para aceptar, eventualmente la oferta de una cadena deportiva, radicada en Estados Unidos, que no precisó.

La crisis económica y financiera de la región, que provocó una gran recesión y problemas a las empresas de todos los rubros, también estaría incidiendo en la decisión de Casal, además de las intenciones del sistema político uruguayo de implementar un impuesto del diez por ciento a la transferencia de los deportistas, lo que afecta directamente sus negocios.

La empresa Tenfield SA, a cuyo frente colocó a los ex futbolistas Nelson Gutiérrez y Enzo Francescoli, controla todo el fútbol uruguayo, desde la dirigencia de los clubes a los árbitros y los jugadores.

Mediante un convenio, firmado en 1999, es dueña de los derechos de explotación de todo el fútbol uruguayo hasta el año 2009, viste a los árbitros mediante acuerdo con la gremial y tiene una relación comercial con varias empresas nacionales e internacionales que patrocinan el balompie “charrúa”.

La mayoría de los clubes de Primera y segunda División cerró la temporada 2001 con un déficit de varios miles de dólares, que pensaban refinanciar con Francisco Casal, como ocurre desde hace veinte años.

Pero esta vez se encontraron con la cerrada negativa, trasmitida públicamente por el presidente de Villa Española y también por el presidente de Peñarol, José Pedro Damiani, quienes esta semana hablaron con el empresario.

Ante esta situación, el fútbol uruguayo se encuentra sumido en una crisis a la que se le van encontrando remiendos, como la decisión de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) de hacerse cargo de esas deudas, mediante una transferencia de fondos a cuenta de los aportes de la empresa Tenfield, este año, por derechos de televisión.

Pero ese dinero es mínimo, comparado con las millonarias deudas en dólares que deberán ser cubiertas con fondos propios de las instituciones, si finalmente Francisco Casal mantiene su decisión de no prestar más dinero, que hasta ahora, sigue firme.

“Así, el fútbol se muere”, sentenció el veterano presidente de Peñarol, José Pedro Damiani, quien diariamente, en una audición radial partidaria, alerta sobre lo que se viene en el futuro inmediato.

No se pudo confirmar la versión de la puesta en venta de Tenfield SA, como trascendió en la semana, y solamente el paso de los días determinará cuál será el futuro de Francisco Casal, quien, en los años 70, pasó de futbolista a representante de jugadores y se convirtió en uno de los más poderosos de Sudamérica, con fuertes vinculaciones en Europa.

Versiones no confirmadas, pero divulgadas en medios de prensa uruguayos, indicaron que, en veinte años, Casal habría hecho negocios con futbolistas por una cifra cercana a los mil millones de dólares.
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